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EL “REMAKE” DEL GÉNERO DE TERROR

volvernos a espantar con el “petate del muerto”

Lorena Loeza

 

halloween-1-1024[1]La práctica del “remake” para la industria hollywoodense es sin duda una práctica que llegó para quedarse.  Enmarcada en una profunda crisis de contenidos,  los también llamados “refritos”  parecen encontrar justificación  plena para ser filmados en la frase: “Antes que arriesgarle a lo nuevo hay que agotar lo que ya se sabe que funciona”. Sin embargo, esta premisa no ha sido cumplida en todos los casos, a pesar de que el comprobarlo no explica por qué se siguen realizando al por mayor.

El “remake” de cintas de terror, horror y suspenso, hasta ahora parece ser el más popular y el que mejor funciona, aunque no haya producido películas verdaderamente destacadas o relevantes.

Si bien al principio esta tendencia de volver asustarnos con el petate del muerto, parecía  responder a la elemental necesidad de contar las mismas historias con mejores efectos especiales, con el tiempo demostró que las cosas que nos asustan, en general, no son tan variadas ni se modifican mucho a lo largo del tiempo, a diferencia de las que nos hacen reír o llorar. Los mitos, los miedos arquetípicos, los monstruos clásicos, siguen siendo efectivos para llevar gente a las salas e impactar en la taquilla.

Por otra parte, esta tendencia también puede interpretarse como la clara señal de que el horror y el terror en realidad no son considerados como un género serio, por lo que puede jugarse un poco con ellos.

Sin embargo, la hechura del “remake” sigue partiendo de una pregunta elemental, que no siempre es respondida de manera creativa:  ¿Dónde está ahora la sorpresa? En general al público le gusta que le cuenten cosas diferentes e imaginativas, que jueguen con él y sus emociones y que los finales no sean del todo predecibles. Es claro entonces que el “remake” se encuentra en seria desventaja ante este recurso, ya que parte de historias conocidas.

EvilDead2013PosterLas cintas que hasta ahora se han propuesto, no han resultado del todo efectivas, pero no podemos decir que no lo han intentado. Cambios en la trama, en los personajes o en el final generan la expectativa suficiente para llevar gente a las salas a ver de nuevo una historia que ya conoce. Sin embargo, muchas veces esos “giros” nuevos terminan por dar al traste con lo que nos asustaba de la versión original y lo creativo se vuelve más de lo mismo.  Es el caso de los recientes “remakes” de Halloween dirigidos por Rob Zombie o The Evil Dead. El de Zombie, termina por dar demasiadas explicaciones, cuando la verdad es que era suficientemente terrorífico saber que un sicópata como Myers era maldad pura salida de la nada. No necesitábamos su historial médico para concebirlo como un monstruo. Y en el caso del “remake” de Evil Dead ocurre algo similar con la historia de las adicciones, de los ritos de la casa y demás.

Los “remakes” de cintas japonesas hasta ahora parecen ser de lo más destacable, aunque la translación cultural no resulta del todo afortunada. Serias dificultades para comprender el más allá desde una perspectiva no occidental, hacen que las versiones norteamericanas de cintas como The Ringu o The Grudge perdan pierdan fuerza argumental y dramática.

Es decir que el  cine de Hollywood ha tenido que aprender entre otras lecciones valiosas en todo este proceso. En primer lugar, que el eje central sigue siendo la historia, y dado que no van a sorprenderte nuevamente, es interesante averiguar cómo es que la película  puede dejar de ser predecible: cómo resolver los conflictos derivados del cambio de época,  con el uso de las nuevas tecnologías o la referencia al contexto social y político de las obras originales; y finalmente echar una mirada al casting, que debe ser lo suficientemente cuidado para resistir la comparación con las actuaciones originales.

Tampoco hay que tocar a los clásicos ni a los monstruos sagrados, (nadie se ha atrevido hasta ahora a proponer un remake de El exorcista, por ejemplo); incluir a los protagonistas centrales en pequeños y fugaces papeles (cameos) casi siempre funciona, y es permitido cambiar el final y un poco la historia pero no la esencia de los personajes o la historia misma, es decir: lo que daba risa debe poder volver a provocarla, igual que lo que te hacía llorar o te daba miedo.

Es claro -finalmente-  que hay historias que se niegan a morir o ser olvidadas. Ya viene el “remake” de Carrie y recién vimos en 3D una nueva versión de The Texas Chainsaw Massacre. La gran interrogante es entonces: si el cine es en sí mismo una ventana a la inmortalidad, cintas como éstas ya se habían ganado un lugar a pulso. ¿Qué eso no era ya suficiente?

carrie2013

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lorenaNorma Lorena Loeza Cortés

Es Profesora de educación preescolar por la Escuela Nacional de Maestras de Jardines de Niños, Licenciada en sociología y Maestra en Estudios Latinoamericanos por la Facultad de Ciencias Políticas en la UNAM. En el año 2000 recibió la medalla Alfonso Caso al Mérito Universitario, por parte de la Facultad de Ciencias Políticas de la UNAM.

Ha sido profesora e investigadora en universidades públicas y privadas, en organizaciones de la sociedad civil y el sector público.

Ha presentado ponencias en foros nacionales e internacionales en temas sobre análisis de presupuestos públicos, educación, salud, jóvenes, incidencia política y análisis cinematográfico.

En 2011, participó en la publicación colectiva “Femmes Fatales, 13 escritoras hablan de cine de terror” coeditado por Editorial Samsara y Festival Macabro. Actualmente, también  es colaboradora en Corre cámaraArtes 9 y Cineforever, sitios electrónicos especializados en Análisis Cinematográfico y  de arte multimedia