EL ARTE DE MAMORU HOSODA
Juan Manuel Díaz
Mamoru Hosoda es —junto con Makoto Shinkai y Naoko Yamada— uno de los mejores directores contemporáneos de cine de animación. Entre su filmografía podemos encontrar cintas como Summer Wars (2009), Los niños lobo* (2012), El niño y la bestia (2015), Mirai (2018) y, mi favorita, La chica que saltaba a través del tiempo (2006), en la cual me detendré no por mi preferencia personal sino porque fue una de las últimas adaptaciones de la novela del mismo título de Yasutaka Tsutsui (1967), un clásico de la ciencia ficción japonesa. Por tal motivo se han producidos diferentes adaptaciones tanto en live action como en animación y manga, desde series televisivas hasta dramas modernos, pasando por películas y obras de teatro.
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Pues bien, me centraré en dar un panorama general a la obra de Hosoda. No está de más mencionar los inicios de Hosoda en Toei Animation y después en Studio Ghibli, el estudio fundado por las leyendas de la animación Hayao Miyazaki e Isao Takahata. Hosoda se había postulado para entrar a Ghibli pero fue rechazado, aunque recibió elegios del propio Miyazaki. Después de haber trabajado en Toei Animation captó la atención de Toshio Suzuki, productor de Ghibli quien lo invitó a trabajar ahí. En Ghibli fue asignado para dirigir Howl’s Moving Castle, uno de los clásicos de la casa productora, sin embargo hubo diferencias creativas entre Hosoda y las cabezas del estudio. La indicación de los productores era hacer una película como si la hubiera dirigido Miyazaki, pero Hosoda se rehusó; él pretendía mostrar su propio estilo. Al poco tiempo dejó Ghibli y regresó a Toei Animation, una vez más, y en 2005 es contratado para unirse a Madhouse, donde se quedaría hasta 2011 para después fundar su propio estudio: Studio Chizu.
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En cada uno de los estudios Hosoda ha presentado un trazo sutil, diseño de personajes estilizados: delgados y de figuras un tanto alargadas. Por su parte, los ambientes juegan un papel importante en las cintas de Hosoda: siempre con escenografías naturalistas buscan crear un ambiente tranquilo, más bien pacífico, que se contrapone con el drama interior de sus personajes. Lo anterior se observa de mejor manera en su última cinta (una de sus mejores): Ryu to Sobakasu no Hime, cuya traducción sería El dragón y la princesa con pecas, pero en Occidente se conoció como Belle (2021). Una interpretación libérrima del cuento “La bella y la bestia”, donde una chica crea un avatar llamado Belle en un mundo virtual y poco a poco gana reconocimiento. En este nuevo mundo conoce a otro personaje del mundo virtual: El dragón o la bestia (como se tradujo en México). La cinta narra la incapacidad de dos personajes de hablar de sus heridas provocadas por infancias traumatizadas, pero gracias a la comprensión dada por el anonimato generan un mutuo entendimiento. El mensaje no sería tan fuerte sin el espectacular diseño de producción de la cinta: cada ambiente, cada personaje y escenografía están creados con cuidado y con atención al detalle. Es un caso muy bien logrado en el que el exterior refleja el interior de los personajes, algo que Hosoda con su dibujo estilizado ha generado en cada una de sus obras.
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*AQUÍ puedes leer una reseña de Los niños lobo.
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Nací en la Ciudad de México un 11 de octubre de 1985.
Ese día fue viernes y debí nacer a las 6 de la mañana, pero llegué hasta las 8.
Tal vez por eso me gustan los viernes y dormir hasta tarde.
Soy escritor de poesía, cuento, novela y viñeta, aunque mi trabajo diurno es ser profesor e investigador.
En realidad, creo que mi chamba es comunicar: sin importar que sea una reflexión en forma de cuento, un análisis de una película o algún apunte sociológico, lo único que hago es comunicar.
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