EL FIN DEL MUNDO

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Juan Manuel Díaz

 

Soy un gran aficionado a las historietas, cómics y novelas gráficas. Si han leído otras entradas, se habrán percatado que tengo una entrada sobre el cómic Fell de Warren Ellis, la cual me parece de las mejores historietas en los últimos veinte años. Sin embargo, hay una ambivalencia con respecto al arte secuencial [1] como medio. Si bien las adaptaciones venidas desde las historietas son las propiedades y franquicias que más generan en la actualidad, el medio como tal sigue considerándose un medio un tanto secundario. En México aún se escuchan voces que consideran a la historieta como algo infantil e inmaduro. No son pocas las voces que indican que ni siquiera se debe reflexionar sobre la novela gráfica o que es algo menor, indigno de teorizarse o de hacer alguna crítica seria.

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Pues bien, no justificaré la importancia del cómic a partir de adaptaciones populares como The Boys, el Universo Cinematográfico de Marvel, las adaptaciones de DC Studios o The Walking Dead, sin mencionar, claro está Watchmen, tanto la película como la aclamada serie de HBO o inclusive adaptaciones desafortunadas como Cowboys and Aliens. Pretendo aquí tratar de demostrar la valía del medio en sí mismo y para hacer esto usaré una de las mejores historietas de los últimos años: The Department of Truth, escrita por James Tynion IV, uno de los mejores escritores de cómics de la actualidad.

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El guion de Tynion es complementado con el enorme arte expresionista de Martin Simmonds, el mejor ejemplo del abandono de la absurda pretensión del realismo entendido como mimetismo de una realidad externa por una comprensión distinta del arte: el dibujo como expresión del mundo interno de los personajes y de sus conflictos internos. Semejante al intento impresionista de la representación de la luz, la distorsión del mundo de la historieta pasa a través de la pluma de Simmonds con un propósito único: mostrar la tragedia de su mundo. Aquí encontramos una de los grandes aciertos de la historieta como medio: no busca ni podría representar un mundo “real” sino que busca expresar un mundo atravesado por las emociones de los involucrados.

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Simmonds es heredero del arte del legendario Bill Sankiewiczs, quien revolucionó el arte de la historieta en los 80 con su trabajo en Marvel. Sankiewiczs fue el primero en abandonar la pretensión mimética para construir atmósferas etéreas, indeterminadas y que se centrarían en los personas. Estilo que después heredaría el propio Simmonds y Ben Templesmith, artista del ya mencionado Fell.

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Pero me he desviado de mi objetivo. ¿Cuál es la anécdota en The Deparment of Truth? Es muy sencillo: el mencionado Departamento de la Verdad es una agencia gubernamental estadounidense que protege el mayor secreto del mundo: la realidad es alterada por la creencia de la población del planeta. El punto de introducción del lector es Cole, un joven agente del FBI que se ve envuelto en una maraña de mentiras cuando, al investigar los discursos de odio de extremistas blancos, casualmente visita el fin del mundo: una muralla de hielo que los terraplanistas y seguidores de conspiraciones semejantes creen que existe en el Polo Sur. El mundo se vuelve una masa que se transforma a partir de la perspectiva de los observadores y es la tarea del Departamento que las masas crean las ideas correctas.

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Como director de dicha agencia tenemos a Lee Harvey Oswald, sí, ese que acusaron de matar a Kennedy y que después fue asesinado por Jack Ruby de camino a declarar al tribunal. Tynion juega con una idea clara: la realidad es moldeable, y ciertamente lo es. Entre noticias falsas, infodemia y burbujas informacionales generadas específicamente para nosotros por algoritmos, hoy más que nunca nuestra realidad es moldeable. Además, el argumento de Tynion va hacia el extremismo de la alt-right estadounidense y las filas de creyentes en la conspiración de QAnon. Es una crítica mordaz sobre la estupidez humana y el peligro de esta realidad articulada y diseñada en la que confirmamos nuestros propios sesgos. Cada uno de nosotros vemos el muro de hielo que preferimos.

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Entre el misticismo del Thelema de Aleister Crowley, Francois Rebelais, el verdadero Hellfire Club, la teosofía de Madame Blavatsky y la bastardización occidental del pensamiento budista, Tynion hace un rastreo del pensamiento mágico que origina este tipo de conspiraciones y que contemporáneamente se expresa en el Pizzagate y lo que perciben los seguidores de Donald Trump como una misión casi mesiánica. Tynion lo expresa por medio de un personaje cuyo arquetipo es el fixer: el sujeto que regresa a los equilibrios previos de un desajuste del mundo. Este fixer de nombre Hawk recita a Cole esta genealogía de pensamiento místico y sus efectos en el mundo. El lector se da cuenta que solo estamos ante las transmutaciones del miedo: miedos antisemitas se convirtieron en el pánico satánico de los ochenta y ahora es el Pizzagate y un culto pedófilo en el corazón del partido demócrata.

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La argumentación de Tynion da pie a una sencilla conclusión: la naturaleza de la realidad está cambiando. Claro, no en términos tan exagerados como su metáfora de ciencia ficción, pero en el corazón tenemos esta misma relación con la realidad y la percepción. Nuestra realidad es mutable. Nuestras creencias afectan a nuestro mundo y podemos crear monstruos donde no los hay. La advertencia de Tynion es clara, todo esto llevado a un alto grado de impacto por medio del arte de Simmonds.

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¿Es posible realizar una alegoría semejante en otro medio? Sí, es cierto. Sin embargo, la historieta gráfica permite expandir las posibilidades, igual que los géneros no miméticos de la literatura o el arte de la animación. Además, la historieta abre una ventana que solo el cine habría podido permitir: llenar vacíos. En la yuxtaposición de imágenes en un cómic, es el lector quien debe completar la narrativa, haciendo que el cómic sea una actividad en el lector y no algo dado. De igual manera que el montaje cinematográfico genera narrativa, la yuxtaposición y el vacío es lo que genera la historia. En otras palabras: nosotros, los lectores, extraemos la metáfora y conclusiones del medio mismo. Es así como la advertencia de la mutabilidad de la realidad es una advertencia que está en el lector, volviendo ejemplo a la historieta de la propia naturaleza de la realidad, ejemplificada por lo mencionado por el propio cómic.

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AQUÍ puedes leer el primer número.

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[1] Nombre que engloba cualquier narrativa en secuencia que utiliza texto e imágenes. En esta tradición se pueden considerar los libros ilustrados japoneses llamados ehon, literalmente libros con imágenes, los cuales datan del periodo Edo (1603-1867); así como otras expresiones como el cartón político, la columna trajana en Roma, los jeroglíficos egipcios, códices prehispánicos y hasta el tapiz Bayeux.

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Juan Manuel Diaz de la Torre

Tengo 36 años y nací en la Ciudad de México un 11 de octubre de 1985. Ese día fue viernes y debí nacer a las 6 de la mañana, pero llegué hasta las 8. Tal vez por eso me gustan los viernes y dormir hasta tarde. Soy escritor de poesía, cuento, novela y viñeta, aunque mi trabajo diurno es ser profesor e investigador. En realidad, creo que mi chamba es comunicar: sin importar que sea una reflexión en forma de cuento, un análisis de una película o algún apunte sociológico, lo único que hago es comunicar.

 

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