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FIN
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¡qué gusto conocerte, qué pena que sea tan tarde!

Adrián «Pok» Manero

 

ADVERTENCIA: La siguiente reseña contiene información que puede ser considerada como spoilers. Si a usted, amable lector, no le gusta que le revelen lo que va a pasar, mejor vaya corriendo al cine a ver la película y continúe leyendo después. Gracias por su atención.

FIN_Cartel_final

Siete amigos de la universidad, cinco hombres y dos mujeres, deciden reunirse veinte años después en la casa de campo a la que tantas veces fueron cuando eran jóvenes. Dos de ellos ahora son marido y mujer, otros dos llevan a sus respectivas parejas. Poco a poco van llegando, intercambian abrazos y saludos afectuosos, comienzan a rememorar sus andanzas entre risas y nostalgia conforme cae la noche. Ya están todos menos uno, el más enigmático de todos: Ángel, al que llamaban “el profeta”. Es entonces cuando el ligero barniz del decoro y la civilización comienza a descarapelarse, revelando lo que hay debajo. ¿Por qué dejaron de verse durante tanto tiempo? ¿Qué secretos guardan? ¿De qué se arrepienten? ¿Y por qué Ángel, el ausente, es tan importante? ¿Qué profetizó? Pues precisamente lo que el título indica: el fin de todo.

Esa es la premisa inicial de un filme de corte fantástico, pues cuando el drama empieza a desarrollarse, un destello en el firmamento nocturno interrumpe las recriminaciones e inutiliza todos los dispositivos electrónicos. ¿Un pulso electromagnético? ¿Ocasionado por la caída de un meteorito? ¿O por la detonación de una bomba atómica? Los personajes tienen poco tiempo para especular: a la mañana siguiente, uno de ellos ha desaparecido. Cuando deciden buscarlo (a pie, recuerden que los coches están inservibles), se encuentran con que, al parecer, los “vecinos” también desaparecieron. Y lo pongo entre comillas, pues la casa más cercana está a bastantes minutos de caminata. No sólo eso: los animales se comportan de manera extraña. Dos buitres, un rebaño de cabras desbocadas, una jauría de perros hambrientos y un animal salvaje escapado son algunos de los obstáculos que el grupo de otrora amigos debe enfrentar en su intento por encontrar a su amigo en lo que regresan a la civilización y, de paso, intentan descifrar qué diablos está pasando. Pero, en el camino, uno a uno comienzan a desvanecerse.

Si bien el filme plantea muchas preguntas (como también lo ha hecho esta crítica/reseña), responde las necesarias para el bien de la historia. Pues ultimadamente, lo importante no es por qué ocurren estas cosas extrañas sino cómo reaccionan los personajes. Las interrogantes sobre el misterioso suceso que separó al grupo de amigos se van resolviendo, mostrándonos lo frágiles que son los lazos humanos. Y en cuanto a los hechos sobrenaturales, se aclara lo suficiente como para que la ambigüedad no se lleve a la trama entre las patas, justo lo necesario para que no haya duda de que estamos frente a algo inexplicable y de escala global.

La cinta, con guión de Sergio Sánchez (El orfanato, 2007) y Jorge Guerricaechevarría (Celda 211, 2009), adapta la novela homónima de David Monteagudo (publicada en 2009 por la editorial Acantilado). Curiosamente, es la primera obra publicada del autor así como la opera prima del director Jorge Torregrossa, quien anteriormente sólo había realizado cortometrajes y series de televisión. Arriesgándose a no explicar los pormenores del aparente fin del mundo (enfureciendo de paso a todos los lectores/espectadores a quienes les gusta todo peladito y en la boca), tanto autor como cineasta se aventuran a contar una historia más bien atmosférica que se centra en el lado humano y reflexiona sobre la soledad en que viven los personajes, o en la posibilidad de romper con ella aunque sea, quizá, demasiado tarde.

Si usted, amable lector, es de los que gustan de historias reflexivas con intrigas sin respuesta y finales abiertos que exploran la condición humana (como en la memorable El ángel exterminador de Buñuel o en el cuento escrito por el autor de esta nota, Desapariciones, o el demonio protector), no dude en acercarse a esta película que, sin duda, es de las que dividen opiniones.

(Fin, Jorge Torregrossa, España, 2012)

 

 

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pokAdrián “Pok” Manero, tras años como lector asiduo, decidió que el siguiente paso en su manía consistía en elaborar sus propias ficciones. Se dedica compulsivamente a leer comics y libros y a ver películas, quisiera ser como los gatos y disfruta escribiendo sobre sí mismo en tercera persona.  vinetaspalabrasyfotogramas.blogspot.com