FANTASMAS VERANIEGOS
la aventura cazafantasmas en “Ghost Summer” de Tananarive Due
Jessica Morales Aguilar
En Gracetown, un peculiar pueblo floridano, todos los menores a quince años pueden ver las apariciones espectrales de la localidad. Por lo tanto, la edad idónea para buscar entidades sobrenaturales se encuentra dentro de dicho rango, ya que la sensibilidad se pierde después. Davie, el protagonista adolescente de “Ghost Summer”, visita durante el periodo vacacional a su familia paterna, la cual habita el insólito poblado anteriormente mencionado. Aquí, el joven aprovecha su último año con habilidades ópticas singulares para buscar fantasmas en la casa de sus abuelos, pues “[i]n summer, it was all about the ghosts” (Due 54). Las investigaciones paranormales veraniegas no se limitan a determinar la existencia de ánimas estancadas en el plano terrenal, sino que éstas se configuran como una actividad familiar y como un ejercicio de memoria histórica que también posibilita la restauración. En esta novelette escrita por Tananarive Due, se explora el pasado traumático de sectores oprimidos mediante las figuras fantasmales, narrado desde una perspectiva cercana a la infantil-juvenil con un tono suave, profundo e incluso ocasionalmente cómico.
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La solemnidad también se subvierte a través del espacio, prototípicamente imaginado como una desvencijada residencia anticuada, pero en este caso desplazado por un colorido hogar: “Grandma and Grandpa Walter’s house looked like they had ordered it over the internet from House-R-Us. Just like any other house, except painted bright peach, a splash of Miami in the middle of the woods” (55). En cuanto a esta descripción, la referencia a la cadena juguetera estadounidense Toys“R”Us muestra el uso de un registro cercano al de un quinceañero que toma lúdicamente sus pesquisas paranormales. Asimismo, la apariencia del entorno no representa ningún engaño, al contrario, es signo de confianza. En consecuencia, la labor cazafantasmas se torna segura, incluso colaborativa con la participación de distintos familiares, aunque inicialmente Davie experimenta fenómenos sobrenaturales en solitario.
Los encuentros con entidades fantasmales incluyen inesperados espíritus caninos, con los cuales el protagonista tiene un primer acercamiento auditivo y visual durante una noche insomne. Sin embargo, usualmente no se contempla la aparición de estas entidades, ni siquiera el pequeño buscador de fantasmas sabría cómo actuar en caso de contacto, pues “[h]is central plan in case of a hostile entity —Communication and Negotiation— wasn’t worth crapola with a dog” (63). La difícil comunicación entre ambas partes podría resolverse de una ingeniosa manera: “If he could say, ‘I don’t want to hurt you’ to human ghost, then ‘Good boy, good boy’ should do for a dog” (66). Además, Davie emplea galletas para perro como medio para atraer a las insólitas apariciones animales, una solución sumamente acertada y cómica que indica el nivel de perspicacia asociado a las habilidades investigativas de Davie. Todas estas contemplaciones del joven implican tanto el entusiasmo como la inteligencia para intentar contactarse con el más allá, aunque ocasionalmente esta tarea, puesta en práctica, atemorice al adolescente.
La oscilación entre el miedo y la comedia permiten establecer una relación más mundana y cercana con lo sobrenatural. Por ello, cualquier persona puede buscar evidencias sobre fenómenos insólitos, incluso la hermana menor de Davie. Neema, a pesar de su corta edad, no teme a las entidades sobrenaturales. En cambio, se caracteriza por su valiente participación en las exploraciones espectrales conducidas durante la noche en la casa de sus abuelos. El fraterno dúo cazafantamas, armado con un kit especializado para su tarea, acampa en la sala mientras el resto de la familia duerme. Ahí, buscan señales sobrenaturales con cámara en mano, una herramienta tecnológica con la que graban evidencia. En su primera incursión, sumado a los sonidos perrunos, se escucha el salpicar de un agua invisible ante sus ojos, pero sentida a través del tacto. Las aventuras de ambos hermanos se vuelven progresivamente más escalofriantes, ya que los acontecimientos que experimentan son una repetición cíclica de una angustiosa persecución. Aunque la extraña actividad vacacional atemorice a los infantes, estos planean continuarla, por lo que justifican sus acciones ante los mayores con el apoyo de los indicios narrados y capturados. Los adultos aceptan el inusual pasatiempo, incluso colaboran en el mismo.
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Desde una óptica desprovista de sensibilidad espectral, el padre del protagonista justifica las pesquisas de sus hijos. Para él, esta ocupación “helps them to process their history in terms they’ll relate to” (97). Por lo tanto, las investigaciones sobrenaturales no se limitan a un aspecto lúdico, sino a uno pedagógico vinculado a la memoria. Lo anterior se asocial al contexto sociocultural de Gracetown, un lugar “full of plantation-style houses that looked like a reminder of the slavery Davie had seen with his own eyes when Dad showed him Roots” (55). La arquitectura guarda un registro espacial del pasado esclavista, un sistema violento contra la comunidad negra cuyos efectos producen fantasmas. Estas entidades se caracterizan por las circunstancias traumáticas que los arraigan al mundo terrenal, del cual no logran desprenderse sin una resolución a sus opresivos conflictos. Aunado a ello, el racismo se ha extendido hasta la contemporaneidad, un transcurso temporal en el que ha adquirido diversas formas. Las entidades en “Ghost Summer” se vinculan a la racialización, por lo que sólo podrán descansar hasta obtener justicia. La labor conjunta de Davie con su familia no se limita a recordar, sino también a restaurar.
La novelette de Tananarive Due explora la figura de la aparición como signo de un pasado agresivo que se despliega hasta el presente; sin embargo, no adopta un tono totalmente solemne. Esta ficción se corresponde con la siguiente afirmación de la autora: “[t]here are a lot of Black horror fans who have been able to use the fantasy of horror and its imaginary monsters to process real-life trauma, including real-life racial trauma” (“The Black Horror Renaissance”). El ejercicio de memoria restaurativa en “Ghost Summer” se narra de manera incluso cómica, de tal manera, el acercamiento con la historia se torna menos violento, más sanador. La investigación paranormal se desliga de la superficialidad para adquirir una gran densidad metafórica que permite conocer de manera cercana procesos socioculturales temporalmente lejanos, pues nuevas generaciones se ponen en contacto con testigos directos de dichas vivencias. Cuando los fantasmas hablan, se escuchan voces silenciadas por el canon, por las historias oficiales. Sólo falta perderles el miedo, acercarse, escuchar, ver y sentir atentamente.
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Obras citadas:
Due, Tananarive. Ghost Summer: Stories. Prime Books, 2015.
“The Black Horror Renaissance”. Northwestern Magazine, https://magazine.northwestern.edu/features/black-horror-noire-renaissance-halloween-movies-tananarive-due-robin-means-coleman-jordan-peele/. Accessed 20 June 2024.
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Jessica Morales
Estudiante de Lengua y literaturas hispánicas en la UNAM.
Le interesan tanto la literatura como el cine de terror.
El gótico representa una de sus grandes aficiones, de sus grandes amores.
Si encontrara un fantasma, probablemente éste huiría de ella.
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