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I AM A HERO

de

Kengo Hanazawa

Ceci Oliveros

 

A veces cedemos ante los prejuicios. Tenemos gustos adolescentes que cultivamos, pero cuando la edad avanza y, aparentemente, nos vamos quedando atrás, vemos esos gustos como niñerías y nos avergonzamos un poco. Le comentaba a un amigo que hace algunos años el manga no era tan conocido y sólo las historias geniales cruzaban el Pacífico. Los tiempos cambian y la popularidad, además de la abundante producción de manga y anime, nos inunda de material basura. Quizás un 90% del manga y anime que nos llega es comercial y lleno de clichés. Los que ya tienen tiempo en el medio, y lo leían de adolescentes, se dicen: “Eso es ridículo. Sólo los muchachos de secundaria leen manga“. Pero los que aún nos quedamos y, efectivamente, vemos que gran parte de todo el material es comercial y lleno de clichés, nos lanzamos a la búsqueda de ese 10%, ese manga que se sale del género. Yo encontré un ejemplo que estoy a punto de compartir con ustedes.

I Am a Hero (アイアムアヒーロー Aiamuahīrō) es un manga escrito y diseñado por el autor japonés Kengo Hanazawa, publicado en la revista Big Comic Spirits, propiedad de la editora Shōgakukan desde agosto de 2009, y ha sido compilado en doce volúmenes compilatorios, o tankōbon, hasta el 30 de mayo de 2012. Fue nominado para la tercera, cuarta y quinta edición de los premios Manga Taishō.  Editorial Norma, en España, está empezando a publicar el primer volumen.

Ya había yo hablado un poco del tema en un artículo de mi blog, “Apocalipsis Zombie”

http://otakusamasensei.wordpress.com/2012/11/01/apocalipsis-zombie/

Por lo que ahora me dedicaré exclusivamente a él. Vayamos por partes:

1)     Algunos personajes

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Suzuki Hideo es un mangaka que tiene una vida difícil y un trabajo duro como ayudante de dibujante en la ciudad de Tokio. Es inseguro, le cuesta mucho decir lo que piensa y se siente celoso de otros mangakas con mejor suerte que él.  A pesar de esto tiene una novia (también mangaka  y muy probablemente con más talento) que lo estima, y, cuando no está ebria y gritándole obscenidades, trata de apoyarlo en el mundo de las editoriales, aunque con cierta torpeza.  Justo cuando las cosas parecen que girarán sobre el ingrato mundo del manga, ciertos reportes de gente agresiva y ataques sin sentido rondan por la televisión. A Hideo eso no le afecta demasiado, suficientes problemas tiene con su novia, la edad que lo alcanza (ya es viejo en comparación con los otros mangakas) y el abusivo de su jefe. Una mañana se levanta y recuerda que tiene práctica de tiro, así que prepara su escopeta, el equipo de mantenimiento del arma y cien cartuchos, empaca todo en una mochila y sale a la calle. Hay mucho silencio y camiones militares yendo al centro de la ciudad. Llega a la casa de su novia y espía por la rendija del correo. La ve tumbada en la cama. El hace más ruido y ella se levanta, torpemente, como arrastrándose.  Se ha transformado en un zombie.

La particularidad de Hideo es que los kanji  -letras japonesas de su nombre- se pueden leer como “héroe” (ver nota 1). Esto es uno de los ejes principales de la historia, que analizaré más adelante.

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Hayakari Hiromi es una chica de secundaria que encuentra a Hideo en el Mar de Árboles, en las laderas del Monte Fuji, en la primera terrorífica noche de la infestación. Es tímida, discreta y bastante amable, y Hideo desarrolla un afecto fraternal hacia ella. Las cosas se ponen raras cuando un bebé zombie (si, leyeron bien, un bebé zombie, con pañales y todo) le araña el cuello a Hiromi, infectándola. Curiosamente, ella es al parecer un tipo diferente de zombie, y permite ser cuidada y protegida por Hideo, quien continúa llevándola consigo.

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Oda Tsugumi es una enfermera. Conoció a Hideo e Hiromi cuando éstos acudieron por ayuda a un grupo que tenía como refugio un centro comercial. Muy pronto, el grupo degeneró en un pequeño feudo corrupto que usaba a las mujeres, en especial a Oda, como juguetes sexuales. Cuando Oda se dio cuenta que la vida de Hiromi estaba en peligro, por un clavo en la cabeza, decidió largarse de allí para llevar a la chica a recibir atención médica. Me parece interesante Oda porque todas las cosas horribles que le han pasado no parecen afectar su personalidad. No les guarda rencor a sus captores, no trata de vengarse, no sucumbe ante la desesperante situación y no pierde las perspectivas. Mucho menos desarrolla autocompasión. Las cosas pasaron y punto. Oda se levanta para continuar viviendo en ese cruel ambiente y guarda para sí un lado tierno, mientras que por el otro lado usa su mente racional para curar a Hiromi, sin importarle tampoco que ella esté infectada.

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Kurusu es… Kurusu. Se supone que es un NEET (versión japonesa de Ni estudia Ni trabaja Ni recibe entrenamiento) que se hizo famoso porque subió al internet cómo aporreaba a su madre zombie con un bate de beisbol. Personaje tangencial que adquiere importancia por el hecho de que se vuelve el “as en la manga” de un último grupo de supervivientes. Violento, loco y algo infantil. El grupo no le exige nada porque matar zombies con un cuchillo de cocina es lo que mejor se le da. Y eso es muy bueno.

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2)     La infestación zombie

No es lo mismo un brote zombie en un pequeño pueblo de Sonora, en medio del desierto,  que un brote en medio de una colonia popular del Distrito Federal.  Dado el índice de población en Tokio, la cantidad de personas por metro cuadrado y el hecho de que Japón sea una isla, el panorama es catastrófico. La infección se disemina de forma más que exponencial. En una semana las grandes ciudades estarán infestadas. Por las estrechas vías de comunicación al continente los países asiáticos también tendrán brotes, y ellos se encargarán de diseminar la infección al resto del mundo.  Uno de los tantos inicios del Apocalispsis Zombie.

Pero quedémonos en Tokio, o en Osaka, o en cualquier otra ciudad japonesa. Si de por sí estaba repleta de vivos, ahora rebosará no muertos. Cada casa que visites, cada edificio en donde te quieras esconder, será peligroso. No puedes esperar al ejército porque: o ya se volvieron zombies o son incapaces de maniobrar en las estrechas calles atestadas de coches abandonados. No hay fuerza aérea para evacuar (¿a dónde?) a los sobrevivientes, ya de por si difíciles de encontrar.  Si tratas de escapar a una zona rural, que las hay, deberás pasar por las grandes zonas urbanas, exponiéndote al vandalismo, a los peligros ambientales y, claro, a los zombies.  Un panorama complicado, ¿cierto?

Mientras otras series de zombies se enfocan en la interacción entre supervivientes, tomando los eventos externos como incidencias que originarán cambios en la conformación del grupo, “I am a Hero” deja todo eso aparte y se enfoca principalmente en la infección zombie. Si, algunos personajes son expuestos para darles fondo dramático, pero Hanazawa nos jala a su realidad alterna y nos recuerda que no es tiempo para enamorarse o siquiera para pensar. Lo importante es el aquí, el Japón en caos, y el ahora, la pandemia zombie. No hay más allá aparte de, quizá, mantenerse vivo.

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3)     Japón no muerto

He leído muchos mangas, no tantos como quisiera, pero más de los que debería, y “I am a hero” es uno de esos pocos mangas realistas que se toma su tiempo para retratar, con imágenes y situaciones, el Japón actual. Los dibujos son bastante detallados y se alejan del manga convencional de ojos expresivos y brillantes, chicas hermosas con ropa ajustada con guiones incoherentes. Con sólo los nombres de las comidas, las señales de tránsito, los programas de la tele, las cerraduras de las puertas, las tiendas de autoservicio, la gente, el metro, los celulares, las computadoras, te sumergen en Japón. A eso se le llama “coherencia interna de la realidad”, en donde Hanazawa recrea en sus viñetas un día común de un asalariado nipón y, con base en eso, desarrolla su mundo zombie. El resultado es perfectamente creíble.

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Por ejemplo, mencionaba en un artículo anterior (el ya mencionado “Apocalipsis zombie” publicado en mi blog) la característica de que en Japón existe un estricto control de armas de fuego (Nota 2). En las series americanas, mencionemos el cómic “The Walking Dead”, lo primero que buscan los supervivientes son escopetas. Y las encuentran tan o más fácilmente que la comida. En Japón eso es impensable. Cambia tus planes de ataque y supervivencia, tus estrategias y tus objetivos.  Aunque ser el  único civil con una escopeta y cien balas es un gran avance.

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El arma de Hideo es más que un medio para matar zombies, es un símbolo. El símbolo de ser especial, de ser algo más que las personas normales, lo que acarrea una responsabilidad, que en un momento Oda se la hace sentir (“tu di qué vamos a hacer ahora”, le comenta cuando abandonan el centro comercial infestado). Mientras el arma se vuelve una herramienta desechable y un accesorio en el medio americano, en “I am a hero” se mantiene el respeto a su significado y a las consecuencias de su uso. No todos podremos tener un arma, pero sí todos tenemos el potencial para sobrevivir; por lo tanto, las armas no son necesarias para la supervivencia, aun en un mundo infestado de zombies.

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El respeto y la responsabilidad es algo muy marcado en la cultura japonesa. Lo menciono porque en todo el manga, a pesar del gore y los actos violentos, Hideo y Oda permanecen atentos a las leyes establecidas, impregnadas en su cultura. El hecho de que no haya policías no es un boleto libre para caer en el descarriado frenesí de matanza zombie. Oda le menciona a Hideo, mientras prepara con un cuidado bastante profesional las herramientas con las que extraerá el clavo que se le ha insertado a Hiromi en el cráneo, que si alguien se entera de que una enfermera realiza una operación quirúrgica sin supervisión de un médico o cirujano iría a la cárcel y perdería su licencia. ¿Qué sentido tiene decirlo, cuando es casi seguro que la civilización se está desmoronando y cayendo de podrida? ¿Cuando quizá nunca vuelva a existir un departamento de salud que se encargue de regular la praxis médica? Tiene sentido porque son las reglas y, en Japón más que en ningún otro país, saben que las reglas son básicas para la civilización. Para cualquier tipo de civilización.

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4)     “Let´s kill some fucking zombies!!”

Retomaré el asunto del nombre de Hideo, “héroe”. Varios personajes incidentales le comentaron ese detalle y él, al principio, se sentía bastante nervioso al respecto. Conforme avanza la historia, aprende a luchar por su propia supervivencia, a lidiar con el estado de Hiromi y a proteger a Oda.

Kuruzu aparece en este mundo como un agente salvaje de destrucción. Él no tiene historia, no tiene planes, nada más aparte de sólo comer y dormir por ese día, y cuando lo sacan al exterior, matar zombies. Lo consideran un arma viviente, y en su momento, una especie de líder.

¿Por qué lo menciono? Porque la infección zombie no afecta a todos por igual y, en ciertos casos, incluida Hiromi, el virus negocia con el huésped. Destruye su mente a cambio de fuerza y reflejos. Aparece un infectado más, similar a Kuruzu e Hiromi,  y nos hace ver que el mundo será gobernado entonces por señores de la guerra, entes infectados que viven para matar. Las posibilidades del humano normal se verán tremendamente reducidas.

Entonces, ¿qué es un héroe? ¿Alguien que defiende, que lucha? ¿O alguien que es capaz de vencer primero sus propias debilidades y luego, sin esperar recompensa o satisfacción, proteger a los demás, únicamente movido por el hecho de hacer lo correcto? ¿Héroe es aquel que dirige a los demás y los somete para su “protección”? ¿Qué vale más en un lugar donde todo pierde sentido: la fuerza bruta, la sobrevivencia animal? ¿O mantener lo que nos vuelve humanos, la cordura, la compasión?

Muchas obras sobre la catástrofe (incluidos las diferentes versiones de infestación zombie) se enfocan a cómo se reorganizaría la sociedad, en cómo la respuesta a la supervivencia se basa en el trabajo en equipo, y gran parte de las tramas giran en los problemas de interacción de dichos equipos. Aquí el problema es más crítico. Aquí tienes que sobrevivir por ti mismo, por tus propios medios.  Y si Hideo tiene compañía, no es para crear un “equipo de especialistas”, sino que carga con ellas para protegerlas, ya que Oda o Hiromi no comparten el mismo grado de responsabilidad

Al final, Hideo está solo. Porque él es el héroe.

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Nota 1. Originalmente, el japonés no tenía alfabeto. Imitó en cierta manera la escritura china, y ésta no es una escritura silábica sino ideográfica. Es decir, la palabra “hogar” está compuesta por los caracteres “mujer” y “casa” fundidos en un solo. Utilizan varios tipos de kanjis (símbolos), cada uno con propósitos definidos. Chequen el enlace http://es.wikipedia.org/wiki/Escritura_japonesa sólo para darse una idea de los complejo del tema.

Nota 2: Revisen el siguiente artículo que habla con mucha más extensión de la regulación de armas en Japón.

http://www.davekopel.com/Espanol/El-Control-de-Armas-en-Japon.htm

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dark_fairy_by_evergard-d52qkm4Cecilia Oliveros

Soy una mujer renacentista, amante del té y los gatos. Para mí la literatura, en especial la fantástica, ha sido un deseo innato de mi corazón. He escrito desde que tengo uso de razón. Por lo que soy autodidacta, en cierto sentido, pero en otro, mis maestros han sido los grandes literatos del pasado, y aprendo con base en sus obras.
Soy escritora, amo escribir y seguiré escribiendo hasta que Muerte venga a visitarme