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LOS CUENTOS GÓTICOS DE MARY SHELLEY

El Conde de Betancourt

 

Cuando alguien osa nombrarnos a la maestra Mary Shelley en una conversación cualquiera, siempre se nos viene a la mente su obra más reconocida: Frankenstein o el moderno Prometeo, siendo ésta un pináculo de la literatura gótica y pieza fundamental de aquel temor inconmensurable que el ser humano tiene con respecto a la carne deforme y repulsiva, y al mismo tiempo una de las bases (muy irónica, a mi parecer) de La Nueva Carne, a pesar de que dicha vertiente reniega de todo lo relacionado a la fantasía y al romanticismo, demostrándonos un infierno más material, más palpable y libre de todo aspecto folclórico y mitológico al momento de presentarnos la pérdida de la identidad física y mental del cuerpo humano. Pero, como digo, lo que comparten en común es eso: El miedo a la carne.

«Mary Shelley», por Francesco Francavilla.

Con base en lo anterior, y como suele pasar con la gran mayoría de los escritores que se hacen famosos por obras tan transcendentales (pongo a Bram Stoker o a Edgar Allan Poe como otros ejemplos), solemos pensar que el resto de la bibliografía de estos autores es exactamente igual a lo que ya se ha presentado. Mas puedo declarar que, cuando nos adentrarnos en el resto de sus entregas, solemos llevarnos alguna que otra sorpresa. Hasta ahora, no todo ha sido tan malo.

En Cuentos góticos, Valdemar nos presenta ocho cuentos de Mary Shelley totalmente “góticos” (valga la redundancia) que, para el lector promedio que sólo ha leído Frankenstein, serán un verdadero “sacón de onda”. Les aseguro que el significado de la palabra “gótico” cambiará para siempre de una forma altamente radical, dejando de asociar dicho término con aquella subcultura tan famosa del mismo nombre. Hagamos un pequeño repaso del contenido del ejemplar para que vean sobre lo que les hablo.

Antes que nada, detengámonos un momento a revisar las características físicas del tomo, siendo casi las mismas que suelen presentarse en el resto de sus hermanos de esta colección: medidas de 24 x 16 cm, papel de alta calidad, acabado negro al cromo y la portada del año 1831 para Frankenstein (misma que hubiera encajado mejor para dicho libro). Con un aproximado de 183 páginas (siendo uno de los más delgaditos de la colección), la edición más reciente, según tengo entendido, es la tercera impresión realizada en 2015 (siendo la primera en 1993), además de una versión de bolsillo perteneciente al Club de Diógenes que no han reimpreso a la fecha.

Pasando a lo que realmente nos interesa, que son las historias, diré a grandes rasgos que, efectivamente, cada una de ellas es una buena representación de lo que es el verdadero género gótico dentro de la literatura, pues en todas ellas abundan sus elementos más representativos: castillos en ruinas, personajes enajenados por sus más profundos sentimientos, un ambiente meramente medieval, calabozos, mazmorras, torreones y situaciones fantásticas e irreales que parecen salidas de los sueños más locos.

En “El mortal inmortal” se nos narrará la historia de Winzy, un joven estudiante de alquimia que, tras hacer la típica burrada que suelen cometer todos los estudiantes, ingiere una pócima que, tal y como lo indica el título, lo convierte en un ser inmortal, provocándole más daño (tanto a niveles físicos como mentales) que beneficio alguno. En lo personal, es el mejor cuento de la antología (no por nada la versión de bolsillo de ésta lleva el mismo nombre). Aquí volvemos a recapitular esa filosofía que Shelley tenía con respecto a la vida y la muerte, así como el plantearnos esa obsesión de que el ser humano desea, algún día, manejar todos los aspectos del cosmos, tal y como lo hacen las fuerzas superiores y divinas.

Seguidamente tenemos “El relato de Roger Dodsworth”, que nos cuenta la historia de un hombre que, tras ser congelado en 1654, despierta en un lejano 1826. Al igual que otra historia que mencionaré más adelante, Shelley nos expone lo que pasaría si de repente una persona es transportada a una época distante. El protagonista se mira envuelto tanto en conflictos políticos como en conflictos de costumbres, de hábitos e incluso hasta de moda (lo que me hace recordar un poco la novela de El barco de la muerte). Es una de las narraciones que yo considero de las primeras que manejan un existencialismo un poquito burdo (algo adelantado a su época, como la premisa del mismo cuento) y al mismo tiempo uno de los que se alejan bastante de lo que uno esperaría de la madre de Frankenstein.

Los dos relatos que siguen vienen cargados de un transfondo muy parecido que fácilmente podremos encontrar en las obras de algunos de los camaradas de la maestra, tales como en las novelas y cuentos de Horace Walpole, de Lord Byron e inclusive de su propio esposo, Percy B. Shelley. Por ejemplo, en  “Ferdinando Eboli” conoceremos la desgracia de un Conde que, tras ser secuestrado y refundido en una celda por algún tiempo, se da cuenta que su doble exacto ha usurpado su lugar e intentará detenerlo a toda costa pese a las adversidades. Su desenlace es trágico y conmovedor. Y en “Historia de pasiones” básicamente tendremos ante nosotros la típica trama donde dos entidades sociales con ideas altamente opuestas están en guerra y que, por uno u otro motivo, no falta el típico metiche que por su idealismo y pasiones mete sus narices donde no debe (en concreto, se trata del conflicto entre los Güelfos y Gibelinos, pero no quiero entrar mucho en detalles).

Pasemos nuevamente a otro cuento de carácter fantástico (y uno de mis favoritos, por cierto) llamado “La transformación”, donde un noble, alterado por una serie de sentimientos negativos, se verá impulsado a intercambiar su cuerpo con el de una especie de enano desfigurado (muy parecido a un demonio), lo que lo arrastrará a un frenesí de locura y desesperación luego de percatarse de la tontería que cometió. Noches tenebrosas, parajes sombríos, tormentas, castillos, crueldad humana y monstruos es todo lo que tendremos aquí. Lo recomiendo bastante.

“El sueño” (que apareció también en la compilación Frenesí gótico) narra la historia de una condesa que debe casarse con un hombre que no ama y que odia, lo que la lleva a recluirse hacia el Lecho de Santa Catalina (el cual está peligrosamente sobre un risco), donde detonarán todos los hechos para que el presunto cuento tome forma. Me pareció muy bueno las dos veces que lo leí, pero tiene un “no sé qué” que provoca que se olvide fácilmente.

Por último tenemos a “El heredero de Mondolfo” y “Valerio”, un par de relatos un poco más de lo mismo que todo lo anterior. En el primero se retratan, nuevamente, los conflictos familiares y pasionales que, como ya vimos, abrumaban a los nobles de la época; mientras que en el segundo se vuelve a abordar el mismo tema que en el de Roger Dodsworth, aunque aquí el protagonista sufre mucho más porque es una persona que “se durmió” durante los tiempos de Vespasiano (69- 96 d. C.; de hecho los sucesos se desarrollan en Italia), para luego despertar en el presente y contemplar con horror cómo la Roma que él conocía ya no existe. Es un relato muy depresivo y el cierre perfecto de la antología.

Ciertamente faltan más relatos de Mary Shelley por traducir (este libro es básicamente una traducción de una selección hecha por Richard Gernett, autor de El crepúsculo de los dioses). Como dato personal, diré que este fue mi primer libro que adquirí de la colección Gótica por varios aspectos: en primera, yo venía de leer los títulos que editoriales como EMU y TOMO me ofrecían, y al nunca verles dentro de su repertorio más material de la maestra que no fuera únicamente Frankenstein, creo que más de alguno comprenderá la intriga que me invadió en esos momentos; en  segunda, como Frankenstein fue uno de mis primeros libros, junto a El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde, tenía muchas ganas de leer algo más de Mary Shelley. ¡Y vaya que me llevé, como ya dije, una sorpresa al encontrarme algo que no esperaba!; y tercera, siempre quise saber lo que realmente era el género gótico dentro de la literatura. Aunque al principio me desconcertó un poco la verdadera esencia de éste, con el paso del tiempo fui comprendiéndola al adquirir más títulos de la colección, ante todo de otros autores contemporáneos a Shelley, para poder hacer su respectiva comparativa.

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El Conde de Betancourt

En 2015 ganó un concurso de poesía religiosa que organizó una parroquia cercana a su hogar. En 2017 su cuento «En compañía de la muerte» apareció en el número 7 de la revista Vuelo de Cuervos y «Nocturna demacración» hizo lo propio el blog de la revista Fantastique para su especial de vampiros. «Rhythmus Mortis» aparecerá en la antología splatterpunk Gritos Sucios de Ediciones Vernacci. Sus reseñas las sube a YouTube.

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