#MINIRP
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#minirp es un ejercicio literario (utilizando la plataforma Twitter) que incentiva la imaginación partiendo de una imagen dada para crear historias.
Las historias que sobresalieron en nuestro vigésimo cuarto ejercicio:
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Estoy posado sobre la voluntad de tu princesa, mientras miras despojado desde los ojos de un Alazán, fallido caballero.
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Provengo de la alcantarilla astral. Odio el alma femenina, porta la fuerza de la vida. Saldo antiguas cuentas con ellas, las someto.
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Deseos de muerte fugaces, pequeños, que se ocultaban en las noches, en todos sus sueños.
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Quiso avisar a Blancanieves de que no comiese esa manzana. Llegó tarde por un momento. Nunca aprenden las princesas de cuento.
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Una troupe de fenómenos brotan de la narcosis de la bella durmiente; liturgias prohibidas producen un sueño parecido a la muerte.
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—La niña duerme, no se dará cuenta —susurró el demonio.
—Claro que sí. Es ella quien nos sueña y nos desea.
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La yegua de la noche relincha inquieta mientras la doncella finge dormir para atraer gnomos a su dentada trampa de carne y aceites.
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He venido cabalgando desde tierras lejanas para despertar a la Bella durmiente, dijo el demonio, que no sabía de viejas historias.
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No bastó que la besara la muerte, también acudieron toros y ogros para obtener el elixir de la eterna juventud.
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Cuando murió la última mujer mi amo me encomendó amortajarla y congelarla, para que un día los extintos volvieran a la vida.
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Hay parásitos que hibernan en tu mente por el día e irrumpen a la vida cuando duermes. Y observan tu indefensión. Atentamente.
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Las mujeres, en extinción, se escondían en vano. El olor de su sangre atraía a toda clase de seres que ansiaban gobernar el mundo.
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Cuando la bella joven expiró, el Rey Mono cobró vida. Su reinado duraría 48 horas. Después sería sacrificado.
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Leche de yegua, uñas de enano y el sueño de una doncella para regar las mandrágoras de mi jardín.
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Estaba muerta. La materialización de mi egoísmo pesaba como un planeta; nadie pudo mover al engendro, ni siquiera yo.
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El demonio esperó hasta el infinito, jamás aprendió a besar.
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En opinión del mulo parafílico, el ogro debía tomar más fibra y masticar mejor. Últimamente no conseguía digerir bien las doncellas.
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El joven ogro se sentó sobre su alfombra nueva, segundos después refunfuñó por no entender la costumbre de los cadáveres alfombra.
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Entre los monstruos, se ha puesto de moda la decoración con muebles de piel humana.
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De esta lista elegiremos 3 para publicarlos en nuestras antologías mensuales.
Todos los lunes lanzaremos una nueva imagen.
¡Muchas gracias por jugar con nosotros!
