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SED ETERNA:

DOS NOVELAS DE VAMPIROS

Miguel Antonio Lupián Soto

 

 

 

A pesar de que nunca ha desaparecido, hace algunos años explotó el fenómeno del vampiro. Debido, aunque no me guste reconocerlo, a una serie de películas basadas en unas novelas (que no comentaré, porque no las he leído). Ustedes saben a cuáles me refiero.

En ese auge, Guillermo Del Toro y Chuck Hogan publicaron la Trilogía de la oscuridad (Nocturna, 2009; Oscura, 2010 y Eterna, 2011). No obstante, Del Toro ya había mostrado claro interés por los vampiros en sus películas Cronos (1993) y Blade II (2002).

Por otro lado, en el ya lejano 2001, comenzó a circular una novela que se convirtió en un clásico dentro del inframundo de la literatura fantástica mexicana: La sed de Adriana Díaz Enciso.

Los vampiros de Guillermo, a pesar de que respetan los elementos tradicionales, están más cercanos a los parásitos que a los condes. Los de Adriana encajan perfectamente con la imagen que los grandes clásicos de la literatura vampírica nos han revelado.

En la historia de Del Toro, los vampiros representan el mal; en la de Díaz Enciso no hay tal distinción, son simples víctimas de las circunstancias.

En la Trilogía de la oscuridad seguimos a un grupo de humanos sobrevivientes de la invasión vampírica, sabemos lo que sienten, lo que piensan, sus conflictos, sus temores; en La sed acompañamos a tres vampiros, los vemos viajar por el mundo buscándose a sí mismos, concluyendo que los únicos monstruos somos nosotros, los humanos.

El lenguaje de Del Toro es sencillo, conciso, dándole prioridad a la acción, pero sin abandonar del todo la parte reflexiva; Díaz Enciso utiliza un lenguaje más refinado, poético, que nos sumerge en un ritmo lento donde no parece suceder mucho afuera pero sí adentro de nosotros.

El viaje de Guillermo es global, desarrollando (muy bien) a unos cuantos personajes de la enorme lista que incluye su historia; el de Adriana es un viaje íntimo, donde cada uno de sus tres personajes se desarrolla a la perfección.

A pesar de los personajes de origen latino, la Trilogía de la oscuridad ocurre en Nueva York; La sed viaja por Londres, Escocia y Veracruz, logrando identificarnos (más) con el personaje mexicano.

Las novelas de Del Toro son de fácil lectura (a pesar de sus 500 páginas por tomo), dirigidas a un público joven, donde no es necesario saber mucho de vampiros, pero que respeta a los que sí saben; la de Díaz Enciso requiere mayor concentración y un previo conocimiento y respeto por el mito del vampiro.

Las dos se alejan de la imagen cursi y simplona que las películas, al principio mencionadas, popularizaron.

Me habría encantado que Del Toro sintetizara su historia en un solo tomo, volviéndola más íntima, como lo que vimos en Cronos, pero es más impactante un apocalipsis vampírico, ni hablar. Guillermo sigue demostrando que es un gran contador de historias.

Adriana me sorprendió. Sabía que tenía una novela de culto circulando por ahí, pero hasta hace un par de meses la pude leer. Excelentemente bien escrita. Se nota a leguas su gusto y sapiencia por las letras inglesas. Por cierto, Adriana escribió la letra de varias canciones del grupo Santa Sabina, y conseguí, en la feria del libro independiente, Cuentos de fantasmas y otras mentiras, un librito de cuentos de su autoría (publicado por Aldus) que estoy por leer y que luego comentaré. Desgraciadamente, La sed es muy difícil de conseguir.

LA SED

Adriana Díaz Enciso

Colibrí, 2001

TRILOGÍA DE LA OSCURIDAD (Nocturna, Oscura, Eterna)

Guillermo Del Toro & Chuck Hogan

SUMA, 2009, 2010, 2011

MIGUEL LUPIÁN

Devorador de libros, discos y películas.

Exalumno de la Universidad de Miskatonic.

Candidato a la presidencia de Penumbria.

 http://www.mortinatos.blogspot.mx