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TENEMOS QUE HABLAR DE KEVIN

UNA METÁFORA DEL ODIO

Ana Paula

En pocas palabras:

La película nos cuenta la historia de Eva, cuyo espíritu vivaz comienza a mermarse a partir del nacimiento de Kevin, su primer hijo, un sociópata que acaba por convertir su vida en lo que parece la antesala del infierno. La pesadilla de (casi) toda madre hecha realidad. Un evento que marca sus vidas se convierte en el punto de partida para narrar, en forma simultánea y cada vez más tensa, el antes y después de dicho evento.

Alerta, a continuación, una sarta de spoilers:

Tenemos que hablar de Kevin inicia con Eva en medio de la tomatina, una escena que nos deja en claro el carácter lúdico y trotamundos de la protagonista. Entonces llegan el amor, el inminente hijo y con él, la casa grande en el barrio familiar. Atrás queda la bulliciosa ciudad.

En cuanto nace Kevin se establece un claro antagonismo con la madre: su sola cercanía provoca en el antipático bebé un llanto tan neurotizante que le hace preferir el sonido de un taladro industrial sobre el aparentemente inagotable llanto de su hijo que cesa, precisamente, en cuanto llega el padre.

Aun de niño, parece que Kevin hace todo lo posible por fastidiar a Eva: no deja de usar pañal hasta que tiene unos seis años, arruina lo que ella se esmera en hacer y, encima, la chantajea.

Eventualmente, Eva tiene otro hijo, y Kevin parece ser sólo el típico hermano mayor celoso y jodón, pero que no tarda en cruzar esa línea. Con una pareja ausente a medias por el trabajo, la mujer contempla prácticamente en solitario el lado monstruoso de su hijito, de modo que cualquier insinuación a esa cara oculta, se entiende como animadversión hacia el propio hijo.

Convertido en el contexto de la próxima e inevitable separación de sus padres, Kevin practica su deporte favorito en el gimnasio de la preparatoria, usando como blancos a sus compañeros de clase, no sin antes dejar lo peor, como de costumbre, para Eva.

Tras un juicio en el que pierde todos sus bienes con tal de seguir defendiendo a Kevin, Eva se gana el odio de casi toda la comunidad que, inclemente, la observa, señala y atosiga. A pesar de ello, estoica, acude a las visitas en prisión y observa a Kevin ahogado en su arrogancia adolescente que se desvanece a punta de ajusticiamientos dentro de la cárcel. Kevin, dubitativo por primera vez, provoca en Eva una sonrisa socarrona.

¿Es el amor de madre que la orilla a protegerlo? Yo creo que no.  Eva renuncia a su natural nomadismo, se traga los malos tratos, acepta una culpa que no es suya, esperando que su retoño libre el tratamiento de menores para que entonces, cuando dependa completamente de ella, pueda vengarse con sus maternales manos. Total, el infierno ya la está esperando.

We need to talk about Kevin

Inglaterra, E.U., 2011

Dirección: Lynne Ramsay

Guión: Lynne Ramsay y Rory Kinnear. Basado en la novela del mismo título, de Lionel Shriver

Fotografía: Seamus McGarvey

Edición: Joe Bini

Diseño de Producción: Judy Becker

Dirección de arte: Charles Kulsziski

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dognadiablaANA PAULA

Abogada confesa. Expía sus culpas a través del cine y la literatura de género.

@DognaDiabla