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EDGAR ALLAN POE

y sus narraciones fuera del terror

 

El Conde de Betancourt

 

Cuando un par de amigos intentan iniciar una conversación sobre autores especializados en el estilo del terror dentro de la literatura, es muy probable que mencionen a Edgar Allan Poe sobre cualquiera de los ya vistos en este canal. Hay que reconocerlo: la obra de este personaje estadounidense se volvió un referente universal para los aficionados a las letras, tanto que incluso personas que no son partidarias a nuestra vertiente favorita le conocen y admiran. Y bueno, esto último tiene sin duda una explicación.

Citando las palabras que mi amigo Alejandro dijo en uno de sus vídeos dentro de su canal “Taller literario del sur” respecto al trabajo de Borges y Kafka, calificándolos por separado como un género en sí mismos, dentro de mi punto de vista creo que incluir al padre de «El cuervo» en esta misma premisa no sería del todo descabellado, dado que la cantidad de estilos y géneros literarios que empleó al momento de plasmar sus ideas dieron como resultado una vastedad asombrosa: tenemos narrativa, poesía, ensayo, cuentos policíacos, de horror, singulares, de ciencia ficción, fantasía y algunos incluso humorísticos. ¿Por qué se recuerda entonces tan poco todo aquel material de Poe que no es tenebroso? ¿Por qué relatos como «Los anteojos» o poemas como «A mi madre» no son tratados como se merecen? Simple, porque las personas que engrandecieron el nombre de Poe después de su muerte no les interesó, ya que si recordamos la esencia de la literatura gótica, según Horace Walpole, creo que es más fácil “Impresionar al lector” de una forma atrevida que haciendo uso de métodos menos frescos, cosa que por supuesto ni «Eureka» o «Las Aventuras de Arthur Gordon Pym» lograron hacer del todo bien (pese a que ésta última inspiró a «Las montañas de la locura» de Lovecraft), lo que se nota muy claramente en el gusto colectivo. Por tal motivo, en esta ocasión no recurriré a los tomos que Valdemar ofrece para poder hablar de Poe, sino que lo haré con un libro de mi segunda editorial favorita.

Edgar Allan Poe – Cuentos completos: edición comentada es un libro de la editorial Páginas de Espuma. Hasta donde yo tengo entendido (corregidme si me equivoco), este tomo está disponible en dos versiones dependiendo de la región en la que se comercialice: la versión española y la mexicana, siendo esta última un ejemplar realizado por el fondo editorial Colofón (uno de los mejores dentro de México, ya que también ofrecen reproducciones de Ediciones Siruela, Atlanta, Galaxia Gutenberg, entre muchos otros). Yo poseo la primera edición, aunque impresa dentro del sexto tiraje de 2016. Actualmente he visto (sobre todo en librerías Gandhi, que fue donde yo lo compré) una edición un poco más reducida, con el mismo tipo de acabado al cartoné para las tapas y el mismo arte de cubierta hecho por Federico Castellón, siendo una litografía incluida en la edición de The Mask of the Red Death de Aquarius Press (Baltimore, 1969).

La traducción (y biografía de Poe) no podría ser otra que aquella hecha por Julio Cortázar: uno de los autores vanguardistas del siglo XX que, hasta cierto punto, fue influenciado por el concepto de «El doble» que Poe manejó en relatos tales como «William Wilson» (el más conocido), sentando las bases para el relato «Una flor amarilla». Si la interpretación que Francisco Torres Olivier hizo para la narrativa de Lovecraft es una de las mejores, podríamos decir que lo mismo ocurre con la que Cortázar hizo para Poe; es la más elogiada, la más fiel y, hasta cierto punto, la base para otras que rondan por ahí (hablando del idioma castellano, obviamente). Los prólogos fueron escritos por Carlos Fuentes (autor de Aura y Cristóbal Nonato) y por “El Marqués” Mario Vargas Llosa (creador de La guerra del fin del mundo y el puñetazo en la cara de Gabo), siendo el primero mi preferido dado que percibo que fue escrito con más pasión y sinceridad. ¡Vamos, que incluso para estas cosas se tiene que asentar el sentimiento!

No obstante, en lo que a mí concierne, el prólogo de Fuentes recae en el error que dije al inicio; es decir, en centrarse más en el trabajo gótico de Poe que sobre el resto. Estoy consciente que no soy nadie como para desacreditar lo que el fallecido ganador del premio Cervantes del 87 nos comparte en tales páginas; sin embargo, siempre he tenido la idea de cuestionarme las circunstancias (aún si simpatizo con ellas) con el fin de formar un juicio más propio; y por supuesto, por todo lo que es santo, que esta no es la excepción. No sólo en la lengua castellana ocurre esto; les recuerdo que en El terror sobrenatural en la literatura, del buen Lovecraft, tenemos incluso un ejemplo más significativo.

Sea como fuere, y al igual que como lo hice con el libro de Guy de Maupassant, en esta ocasión no analizaré todos los cuentos de esta genial leyenda. En su lugar lo haré con aquellos que validen mi punto y que, de alguna forma, representan una joya oculta.

En «Un descenso al Maelström» se nos cuenta la experiencia casi onírica de un hombre mientras llevaba a cabo algunos menesteres en las costas de Noruega. Justo ahí nuestro héroe posee un contacto cercano con el Maelström (una especie de remolino que se produce por esos lares), mismo que da como resultado un viaje caleidoscópico.

Josep Martín

 

«El poder de las palabras» es uno de esos relatos que un fan promedio de Poe no suele referenciar con frecuencia (y con razón) debido a su muy peculiar técnica narrativa que se aleja de la primera persona a la que tanto estamos acostumbrados, dado que se sustituye por el diálogo. La idea del texto es igualmente peculiar porque gira en torno a una plática que es sostenida por dos entidades superiores, en la que se detallan las inquietudes sobre el conocimiento del Evo que Oinos, uno de los personajes, ha adquirido recientemente. En cierta manera, al cabo de leerlo por segunda ocasión, me pareció haber degustado la emulación de algún clásico griego o latino y, al mismo tiempo, la base para los ensayos del maestro. Este cuento no es el único en su tipo, ya que la misma fórmula se repite en «La conversación de Eiros y Charmion» y en «El coloquio de Monos y Una», donde, en el primero, vemos la charla que estos dos individuos sostienen luego de su muerte, al cabo de un cataclismo global; mientras que en el segundo (mi favorito de esta trilogía) los protagonistas, en medio de un vacío perpetuo, hacen reflexiones sobre las situaciones que van más allá de la muerte. El mismo Monos relata los hechos de su expiración, a la vez que expresa su aversión hacia el progreso humano, considerándolo como el agente corrupto que da hincapié a la decrepitud.

«La incomparable aventura de un tal Hans Pfaall» es uno de mis textos favoritos de Poe, ya que sin lugar a dudas es la prueba irrefutable de que este autor fue para Jules Verne una pesada influencia. Aquí los acontecimientos comienzan a fluir casi al final de la narración, algo que no me parece muy descabellado debido que Poe siempre aconsejó tener muy presente el desenlace de una historia antes de proseguir con su elaboración. Como iba diciendo, la trama toma lugar en las lejanas tierras de Rotterdam, donde un globo de inusual apariencia comienza a descender a la superficie y de la que emerge un raro mensajero, mismo que hace entrega a una muchedumbre de curiosos unos documentos en el que se hace constatar toda la épica jornada que Hans Pfall, el protagonista, tuvo que llevar a cabo para poder emprender un viaje a la Luna, el cual fue sin duda exitoso. Una de las cosas que más llaman mi atención en particular es la manera tan inenarrable que Poe emplea para describir a los habitantes lunares, ya que los define como una masa de apéndices superfluos que se contorsionan al unísono. Muy singular, sin duda, pero no como el relato que os mencionaré a continuación.

«El ángel de lo singular» es netamente humorístico, tanto que pocas prosas han podido sacarme risas sinceras (El Quijote y Las mil y una noches, sólo por nombrar algunas). Y es que su tema se centra en un personaje anónimo que, luego de haber leído una historia que calificase de ridícula, es visitado por una entidad inusual que se hace llamar «el ángel de lo singular», misma que le hace saber que él es el responsable de causar sucesos extraños a los hombres; declaración que, por supuesto, ocasiona que nuestro protagonista trate sin el valor que se merece a dicho ser. Es aquí donde el ángel comienza a realizar una muy divertida rutina de acoso, en la que le ocasiona una miríada de desgracias a aquella pobre persona hasta el punto de dejarlo totalmente desnudo en un río.

Para terminar, «Los anteojos» nos adentra en una premisa igualmente divertida donde un joven apuesto, cuyo odio por sus anteojos es bastante evidente (y que yo justifico ampliamente), será la burla tras un suceso que lo dejará sumamente desconcertado luego de percatarse que la preciosa doncella que él cortejaba era nada más ni nada menos que… bueno… creo que lo más sensato será reservar ese dato para no hacer un fuerte spoiler. En verdad se trata de una pieza que recomiendo en su totalidad, puesto que el humor empleado aquí es de lo mejor que me he leído, eso sin olvidar algunos detalles en la trama que logran enganchar al lector del todo, procurándote a conocer detalles futuros de la trama.

Estoy de acuerdo que me hizo falta mencionar muchos más cuentos de Edgar Allan Poe. No obstante, supongo que estos ejemplos son más que suficientes para dar a conocer mi punto. Es verdad que no es tan basto como yo quisiera, mas cabe destacar que el elemento está ahí, y que no debe ser ignorado. Así pues, espero que con esta columna haya despertado la curiosidad en ustedes y se animen a leer con ahínco, por ejemplo, «El cuento mil y dos de Scheherazade» y formulen su propio razonamiento. Me encantaría hablar un día acerca de la poesía de este escritor, aunque creo que eso será para otra ocasión.

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AQUÍ puedes leer varios cuentos de Poe.

 

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El Conde de Betancourt

En 2015 ganó un concurso de poesía religiosa que organizó una parroquia cercana a su hogar. En 2017 su cuento «En compañía de la muerte» apareció en el número 7 de la revista Vuelo de Cuervos y «Nocturna demacración» hizo lo propio el blog de la revista Fantastique para su especial de vampiros. «Rhythmus Mortis» aparecerá en la antología splatterpunk Gritos Suciosde Ediciones Vernacci. Sus reseñas las sube a YouTube.

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