BATTLING BOY
o un principito moderno
(Paul Pope, First Second, 2013)
Pok Manero
Debo empezar esta reseña diciendo que Paul Pope es uno de mis escritores/dibujantes favoritos. Creo que lo primero que leí de él fue Batman: Year 100 (DC, 2007), su aproximación futurista al mito del caballero nocturno explorando su lado más humano y rudimentario. Me cautivó tanto que busqué otras cosas suyas. Lo siguiente que conseguí fue 100% (Vertigo, 2005), obra mal vendida como un trabajo de ciencia ficción que, si bien se encuentra ambientada en un futuro lejano y tecnologizado a la cyberpunk, se trata de tres historias de amor simplemente hermosas. Ahí fue donde me enamoré del trabajo de Pope y desde entonces intento conseguir lo que pueda de él: Heavy Liquid (Vertigo, 2001), The One-Trick Rip-Off (reeditado por Image Comics en 2013, incluyendo varias de sus obras tempranas) y uno que otro número suelto de diversas series en las que colabora como artista de portada o ilustrador invitado.
Todo esto nos lleva a su más reciente trabajo, Battling Boy. En algunas entrevistas se reveló el origen secreto del personaje como parte de un proyecto que Greg Rucka y Pope le propusieron al vicepresidente de DC Comics, Dan DiDio. La idea era hacer una historia con Kamandi, el último chico en la Tierra. Pero cuando estaban bien entrados contándole todo lo que querían hacer, DiDio los interrumpió para preguntarles si estaban proponiendo hacer un comic para niños. Al admitir que así era, el editor simplemente los descartó diciéndoles que no sería posible, pues DC publica comics para adultos cuarentones. Con este rechazo, Pope desarrolló la idea por su cuenta y se la llevó a la editorial independiente First Second, que el año pasado la publicó tanto en formato de rústica como en pasta dura. La distribución, al parecer, no fue muy buena. Pero no es algo que no pueda solucionarse fácilmente con un pedido especial en esa pequeña tienda de comics de confianza que todos tenemos (no la gran cadena, que generalmente no se esfuerza en complacer a sus clientes).
Pero ya estuvo bueno de preámbulo, hablemos de la historia. El personaje titular es un dios-niño que, al cumplir los doce años de edad, debe cumplir con el rito de pasaje propio de su gente: el “sendero errante” (por traducir de algún modo the rambling), que consiste en ser enviado a uno de los tantos mundos que su especie cuida para salvarlo enfrentando sus peligros. Es de este modo que su padre, un guerrero masivo y consumado, le regala una capa roja de viaje, manda a empacar una maleta para él y lo envía a la megaciudad de Arcopolis, la cual desde años es aquejada por incontables monstruos. En su equipaje cuenta con una tarjeta de crédito invisible para cubrir sus gastos, un mapa de la ciudad, las llaves del departamento en el cual se acomodará por el tiempo que dure su rito, una enciclopedia de monstruos y doce playeras blancas: cada una tiene estampado a un animal, ya sea real o mitológico, que le confiere a Battling Boy sus cualidades al ponérsela, desde la fuerza de un T-Rex hasta la sabiduría de un elefante. El niño cuenta con una apariencia que difícilmente nos haría pensar en un héroe poderoso: muy esbelto, con jeans blancos entubados y playera de mangas cortas, rubio, bello y, al enfundarse en su capa roja, por algún motivo me recuerda al Principito de Antoine de Saint-Exupéry (lo cual seguramente es accidental, pero afortunado). Sin poder despedirse de sus amigos, sin estar preparado, es hora de que haga frente a su papel como protector renuente de un mundo al cual no conoce.
Mas el chico no es el único personaje de esta maravillosa historia. También tenemos a Aurora West, hija del gran aventurero Haggard West (cuyo destino descubrimos al principio del libro) que intenta llenar los zapatos de su padre no sin cierto rencor hacia el advenedizo recién llegado que parece gozar de mucha popularidad de repente. Dentro del resto del elenco tenemos al escuadrón 145 de combate contra monstruos, el alcalde, el jefe de policía y demás burócratas que, a modo de crítica fársica, presentan un lado cómico de la historia al mostrar un mundo no tan distinto al nuestro (excepto por los monstruos). Y los villanos mismos también dan mucha de su personalidad al trabajo: Sadisto y su grupo de ghouls -aficionados a robar niños por la noche- y el gigantesco Humbaba, humanoide descomunal con cara de murciélago y un apetito insaciable por comer coches, taxis y camiones.
Si bien Pope se aleja de la ultra-violencia acostumbrada en sus trabajos anteriores, esto no significa que la acción sea siquiera un poco menos trepidante. Su estilo dinámico y cinético infunde gran energía y fluidez a la trama, con trazos libres y ágiles salidos de su pincel. El reino de los dioses no deja de recordarnos al estilo icónico de Jack Kirby en un sentido homenaje a su Fourth World que, no obstante, se siente original y no como una simple copia. Y en Arcopolis recurre a su perfecta utilización de los espacios urbanos.
La única queja que uno podría tener sería sobre el hecho de que la historia se queda inconclusa, sirviendo solamente como introducción a los personajes. Pero despreocúpense: ya se reveló que para el otoño de este año saldrá The Rise of Aurora West, co-escrito por el mismo Pope y JT Petty, con arte del español David Rubin, expandiendo el mundo iniciado en esta entrega pero cambiando el enfoque hacia el personaje femenino. Y para el siguiente año se espera que vea la luz la segunda entrega de Battling Boy. Así que todo luce muy prometedor.
Ya lo saben, si conocen a un chavito o chavita de 12 años o más que sienta curiosidad por los comics, no busquen más: esta es la opción idónea para introducirlos al maravilloso mundo del noveno arte. Mas no deja de ser muy recomendable también para el público conocedor que ya está un poco cansado de comics tan estrictamente “realistas” en los que se trata de justificar tecnológica, científica, psicológica o esotéricamente cada aspecto de la historia. Vamos, léanlo, no se arrepentirán.
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Adrián “Pok” Manero, tras años como lector asiduo, decidió que el siguiente paso en su manía consistía en elaborar sus propias ficciones. Se dedica compulsivamente a leer comics y libros y a ver películas, quisiera ser como los gatos y disfruta escribiendo sobre sí mismo en tercera persona. vinetaspalabrasyfotogramas.blogspot.com