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CHATEANDO CON FANTASMAS

de lo paranormal y la tecnología

Mariana Esquivel

 

Desde el siglo XVIII, el ser humano se ha repetido -cual mantra- que se encuentra en una época en la que la racionalidad ha ganado terreno y los avances científicos son el rasgo predominante de su era. En la actualidad, aunque dicha característica es indiscutible, también es cierto que el campo de la espiritualidad y lo sobrenatural se encuentra muy lejos de desaparecer.

Un artículo publicado por la revista The Atlantic hace referencia a una encuesta del Pew Research Center, realizada entre pobladores estadounidenses de origen hispánico, en la cual el 57 por ciento de los sujetos entrevistados consideraron que el ser poseídos por un espíritu es algo factible, mientras que el 44 por ciento aseguró creer en la magia o brujería.

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Por si las estadísticas no parecen lo bastante convincentes, baste con revisar la programación televisiva para darse cuenta de lo vigente y popular que continúa siendo el mundo espiritual. Ya sean programas de cazafantasmas o bien de personas que narran sus experiencias con lo paranormal, la posibilidad de la existencia de espíritus se mantiene como un tema relevante y con muchos seguidores.

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En la historia titulada “La Diligencia Fantasma”, escrita por Amelia Edwards en 1864, uno de los personajes del relato cuestiona a su interlocutor sobre los avances del mundo científico hasta ese entonces y hace una reflexión sobre la actitud de la ciencia con respecto a la existencia de los fantasmas. Contrariado por el nuevo escepticismo rampante de la sociedad, se pregunta:

¿Contra qué superstición se ha emprendido una guerra tan larga y tan obstinada como contra la creencia en fantasmas? Sin embargo, ¿qué superstición ha persistido más tiempo y con mayor arraigo en la fe de los hombres?

Amelia Edwards

Amelia Edwards

Es cierto, los avances tecnológicos han terminado con muchas creencias y brindado explicaciones racionales a fenómenos que antes representaban grandes misterios. Sin embargo, mucha de esta nueva tecnología está encaminada al estudio del “más allá”. Volviendo a los programas de tema paranormal, piénsese en todos aquellos que usan sofisticados dispositivos electrónicos para intentar comprobar la existencia de espíritus.

Del mismo modo, la tecnología ha brindado nuevos métodos de transmisión de historias: las leyendas que antes se contaban alrededor de la fogata, ahora pueden encontrarse en foros interactivos o hasta en páginas web especializadas en recopilar historias macabras.

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Dentro de esta nueva tendencia de propagación de relatos, surgieron los ya famosos creepypastas: historias terroríficas, mórbidas e insólitas que comienzan como un rumor en internet y se van propagando hasta convertirse en verdaderas leyendas urbanas. Desde teorías sobre personajes de caricaturas (el suicidio de Calamardo, la muerte de Bart Simpson, entre otros) hasta la supuesta existencia de videos de las más bizarras parafilias o bien de otros que provocan la muerte del espectador, existe una amplísima gama de estas terroríficas leyendas online.

La tecnología ha obrado no sólo como transmisor masivo de dichas historias, sino que ha permitido llevarlas a otro nivel. Un buen ejemplo se encuentra en el tan conocido relato de la canción húngara de los suicidios “Gloomy Sunday” de Rezso Seress. De acuerdo con este relato, la pieza musical se asocia con una ola masiva de suicidios cometidos por un gran número de personas, primero en Hungría durante los años 30, y, posteriormente, en Estados Unidos entre las décadas de los 50 y 60. La historia ya de por sí inquietante y que provoca en los lectores más temerarios curiosidad por la “canción maldita”, resulta más impactante cuando viene acompañada de un archivo .mp3 que puede descargarse con un solo clic y que ofrece la posibilidad real de escuchar el audio al que se atribuyen tantas muertes.

En otras versiones más modernas, es aun más evidente el rol de las nuevas tecnologías de información e incluso de sitios web altamente populares como Youtube. Tal es el caso del video llamado “Mereana Mordegard Glesgorv”. Dicho creepypasta relata que una misteriosa grabación, en la que se observa a un hombre con una expresión indescifrable en el rostro y que dura dos minutos, provoca que los espectadores se saquen los ojos. La historia remata agregando que los administradores de la popular página web eliminaron dicho video debido a su macabro y mortífero efecto. Sin embargo, invariablemente, se ofrece una liga que permite al lector acceder al video.

Probablemente el caso más emblemático sea el del tan infame “Slenderman”. A pesar de su popularidad, el origen de este curioso personaje permanece poco claro -como el de todo buen protagonista de una leyenda urbana-, sin embargo, la mayoría de los artículos al respecto lo relacionan con una imagen que surgió a raíz de un concurso de Photoshop auspiciado por la página www.SomethingAwful.com. La imagen de esta figura vagamente humana, alargada y amenazante provocó una reacción sin precedentes en los participantes de la página web.

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Al poco tiempo, toda una mitología alrededor de dicho personaje comenzó a crecer e incluso se le relacionó con seres propios del folklor de varios países. La cantidad de pruebas fotográficas de su existencia se multiplicó, los videos en Youtube no se hicieron esperar y, por si fuera poco, surgió un videojuego que aterrorizó a millones de personas.

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La historia de Slenderman, además, ha trascendido al “plano real” al cobrar a su primera víctima. Dos adolescentes estadounidenses apuñalaron 19 veces a una compañera con la finalidad de demostrar su lealtad hacia el personaje de la historia. Una de ellas incluso aseguró que el mismo Slenderman podía leer sus pensamientos y controlar sus acciones. Lo anterior parece particularmente descabellado cuando se recuerda que Slenderman no es más que un producto de la manipulación digital de una imagen.

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Sin embargo, en este ejemplo queda perfectamente ilustrada la nueva función de la tecnología como propagadora de historias: leyendas urbanas locales ahora se convierten en historias de horror globales, los más escépticos llegan a dudar ante la cantidad de videos, imágenes y testimonios que la red permite compartir y fabricar. Los avances tecnológicos, lejos de terminar con lo espiritual y paranormal, le han brindado un nuevo refugio, una nueva voz. Ya no es necesario ir a la casa en que aparece una escritura indescifrable hecha con sangre, o recorrer la carretera en la que aparece el alma en pena que busca confundir al viajero, basta con leer los testimonios en un foro de internet para saber de su existencia e incluso creer en ella.

Me atrevo a decir que lo único que ha hecho el avance de las tecnología de la información ha sido cambiar los métodos de comunicación de los espíritus con los habitantes del plano físico.

¿Para qué seguir usando la ouija cuando pueden recurrir al smartphone?

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marianaMariana Esquivel (Vikinga)

Tesista de Ciencia Política y Relaciones Internacionales. Perito técnico en Criminalística. Estudio ruso, alemán y francés. Historiadora frustrada. Apasionada del cine y la literatura de horror. El folk metal es lo mío. Valkyria que lleva a los guerreros caídos al Valhalla.

http://valkyrjainvelvet.blogspot.mx/

@Marian890

Canal de Youtube.