LAS NUEVAS PROPUESTAS EN
EL CINE DE VAMPIROS
Fernanda Jardi Munster
Año 2008. Dos películas marcarían una nueva era de los vampiros en la pantalla grande: la sueca Déjame entrar (Låt den Rätte Komma In) y el inicio de la saga de Twilight. Algunos conocedores, tal vez, querrán debatir sobre el año en el que, para mí, ocurre este parteaguas. Sin duda hay películas anteriores que bien pueden entrar en lo que yo llamo <<el nuevo cine de vampiros>>, pero es precisamente la segunda a la que hago mención, Twilight, que genera este punto de bifurcación.
No ahondaré en Twilight más de lo necesario. Lo «importante» sobre esta saga es que recupera el interés masivo por la figura del vampiro. Sin embargo, las películas, tanto propias de la saga como las que seguirán la línea marcada por ésta, caen en clichés, en romances patéticos entre seres humanos y no muertos, en acciones inverosímiles planeadas precisamente para un público de consumo masivo y crítica limitada.
La bifurcación que señalo surge de la búsqueda por hacer algo más que películas con sangre, sexo y colmillos o vampiros brillantes para un público adolescentes en plena ebullición sexual. Es la búsqueda por comprender la naturaleza del vampiro a través de la cotidianeidad del mismo, la «tortura» de su inmortalidad (sin caer en lastimeros llantos como los de Louis en Entrevista con el vampiro), la soledad que genera una vida eterna, la falta de sentido en lo temporal, la pérdida de la humanidad, el apego o desapego a lo material, a la compañía, a los recuerdos, la dependencia del vampiro al ser humano para la sobrevivencia en el mundo contemporáneo en el que se vive en el anonimato pero se es más controlado que nunca.
DÉJAME ENTRAR
Tomas Alfredson, 2008
Basada en la novela homónima del autor sueco John Ajvide Lindqvist, es considerada como la mejor película de vampiros de la década pasada. En ella, el vampiro se aleja de los clichés (no así de las características que lo definen) envuelto en una atmósfera no sólo de horror en el frío invierno escandinavo sino que retoma temas cotidianos actuales como el bullying, la incomprensión, el rechazo a lo diferente y la soledad. Es hermoso el contraste generado entre la inocencia y vulnerabilidad de Oskar y la de un ser monstruoso atrapado en la imagen de una frágil niña, Eli. La relación de comprensión, dependencia, protección y amor que se genera entre estos dos personajes logra que esta cinta sea querida tanto por los iniciados en el cine de vampiros como por la nueva sangre.
KISS OF THE DAMNED
Alexandra Cassavetes, 2012
Este largometraje no tuvo gran distribución ni renombre; tiene una propuesta oscura y clásica que lo hace encajar a la perfección dentro de mi selección.
Aquí, como en películas anteriores, siendo el mejor ejemplo The Hunger (Tony Scott, 1983), se retrata a dos amantes inmortales, Djuna y Paolo; su cotidianeidad entre el mundo de los humanos y el propio; un mundo anacrónico en el que se estancan, sumidos en un ambiente de elegancia y melancolía. La película hace un intento por generar cuestionamientos existenciales sobre el vínculo vampiro-humano; si el vampiro debe mimetizarse en el mundo humano y rechazar sus instintos de depredador o si el mundo pertenece a los vampiros y los humanos «están de paso». Esta última característica encarnada por la seductora hermana de Djuna, Mimi, imagen del vampiro que no tiene ningún tipo de empatía con el ser humano mas que la que uno puede tener con su alimento.
«¿Somos monstruos?» es un cuestionamiento clave para todo vampiro que conserva algún tipo de apego o deuda hacia la humanidad, el vampiro que se acepta como un eslabón superior en la cadena alimenticia, pero al mismo tiempo, se esconde y pretende encajar en una civilización dominante.
BYZANTIUM
Neil Jordan, 2012
Neil Jordan es recordado por llevar a la pantalla grande en 1994 la novela Entrevista con el Vampiro de Anne Rice. Ahora retoma y logra una gran historia dentro de la sociedad actual.
La película está narrada desde el punto de vista de Eleanor, quien tiene la apariencia de una chica de dieciséis años, pero que ha vivido durante dos siglos junto a su madre Clara.
Eleanor tiene la necesidad de contar su historia; la escribe y luego arranca las hojas y las lanza al viento. Ella tiene esa gran duda que no se limita sólo a los vampiros: ¿Quién soy? ¿Cuál es mi necesidad por contar mi historia?
Los personajes de esta cinta son complejos, llenos de contrastes y defectos. Eleanor carga en su mirada la pesadez de cada uno de los años vividos, la soledad, los recuerdos son vagos, la maldición de su inmortalidad, de tomar vidas para sobrevivir. Se ve a si misma como algo monstruoso.
Clara, su madre y antagonista, pretende seguir la vida como si todo estuviese en orden, negando el pasado y empezando de nuevo una y otra vez; adaptándose a las nuevas circunstancias y, sobre todo, aprovechándose de los humanos. Ambas encuentran la manera de sobrevivir, pagando el alto precio de la inmortalidad.
Un acierto interesante de la cinta es que estas dos mujeres no cumplen con la regla de ser vampiras ricas y con poder. Ellas luchan por encajar y sobrevivir en la dura e implacable ciudad contemporánea, sin un lugar fijo en donde refugiarse; sin pertenecer. La película funciona perfectamente sin abusar de los estereotipos vampíricos. Ni colmillos tienen.
ONLY LOVERS LEFT ALIVE
Jim Jarmusch, 2013
Me atrevo a decir que ésta es la mejor película de vampiros de los últimos años.
No se puede evitar hacer, nuevamente, la conexión con The Hunger de Tony Scott. Una pareja de inmortales, Adam y Eve (admito que no me encantaron los nombres), personificados maravillosamente por Tom Hiddleston y Tilda Swinton, tras un largo tiempo de separación, decide volver a encontrarse.
La cinta está bellamente filmada, con detalles cuidados y elegantes. Vampiros que caen en anacronismos pero que, en la actualidad, serían bien vistos como vintage o retro. Aunque la narrativa se centra más en lo artístico y filosófico que en contar una interesante historia de vampiros, Jarmusch retrata la inmortalidad en la vida diaria de seres sumamente inteligentes que han visto todo, que se impresionan más con el silencio y con objetos antiguos que con la vida sub-urbana de los humanos. Adam vive desencantado de la vida moderna mientras que Eve encuentra en ella algunas ventajas, como viajar en avión.
El mundo de los amantes es apocalíptico, decadente y de ambivalencia moral. No quieren matar para alimentarse, viven de suministros médicos o secretos. La sangre, en pequeñas proporciones, tiene la suerte de efecto como de una droga de gran potencia. Me parece importante hacer hincapié en esto de las drogas, por que creo que es la atmósfera en la que Jaramusch desea envolvernos: lenta, aturdida, feliz, atemporal, en penumbras y deja vús; Adam y Eve en su refugio de recuerdos y ensimismamiento sin salir al mundo real que desprecian y consideran intelectualmente inferior.
La banda sonora de la cinta es deliciosa, sinestésica, versátil y de estilizadas atmósferas. Logra espacios gentiles, lentos y «silenciosos».
Serían injusto terminar este artículo sin antes mencionar, brevemente, lo que vampiros depredadores o domesticados han hecho en la pantalla grande.
Desde 30 Días de Noche (2007) la imagen del vampiro despiadado e inclemente ha tomado mucha mayor fuerza.
Tanto en Daybreakers (2009)…
…como en Stake Land (2010), la humanidad está completamente sometida a los no-muertos. En la primera, los vampiros reinan en un orden y civilidad ordeñando al ser humano; en la segunda, en un mundo post-apocalíptico similar a los retratados en las cintas sobre zombis.
Recientemente se estrenó la primera temporada de The Strain, adaptación a la pantalla chica de la trilogía de novelas (Nocturna, Eterna y Oscura) escritas por Guillermo del Toro y Chuck Hogan.
En cuanto a los vampiros human friendly, Tim Burton hizo su contribución en 2012 con la comedia basada en la serie de televisión de finales de los años sesenta, Dark Shadows.
True Blood, adaptación de la saga The Southern Vampire Mysteries de Charlaine Harris, comenzó como una serie bastante fiel a las novelas pero ha resultado ser una decepción total debido a la explotación de contenido sexual y perdida de fuerza y coherencia en la historia.
Otras que no deben perderse:
Wir sind die Nacht (Alemania, 2010)
Vampires (Bélgica, 2010)
Thirst (Corea del Sur, 2009)
Let me in (USA, remake 2010)
Vamps (USA, 2012)
Hotel Transylvania (USA, 2012)
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Fernanda Jardi Munster
Aprendiz de la escenografía y las artes ocultas. Escritora apasionada. Disfruta el callejeo nocturno por la ciudad. Fue convertida al vampirismo en un festival berlinés. Desde entonces, bebe sangre de los libros y películas que muerde. Viaja convertida en niebla en busca del fantasma de Vicent Price.