DE UMBRALES, PASAJES, PUERTAS Y DEMÁS
Mariana Esquivel
Past the point of no return,
the final threshold, what warm,
unspoken secrets will we learn?
The Point of No Return / The Phantom of the Opera
Cruzar un umbral hacia lo desconocido es un tema recurrente en la literatura fantástica. Por lo general, el protagonista de la historia sabe que no habrá vuelta atrás cuando se ve frente al portal que lo llevará a la siguiente etapa de su aventura. Este tema ha sido ampliamente abordado al estudiar el llamado “ciclo del héroe”, sin embargo, en esta ocasión no busco enfocarme en lo que este acto representa sino en la variedad de elementos que los escritores han identificado como pasajes hacia otro mundo, dimensión, plano y demás.
Quizá la forma más fácil y obvia de empezar este recuento sea con el umbral más popular: la puerta. El acto de abrir y cruzar una puerta, por cotidiano que parezca, brinda la posibilidad de llegar a un espacio que de otro modo permanecía ajeno, desconocido, inaccesible. De igual modo, una puerta cerrada logra despertar la curiosidad e imaginación del observador que no puede más que suponer lo que encontrará del otro lado. En Coraline de Neil Gaiman, la protagonista atraviesa una puerta que -aunque en principio parece no llevar a ningún lado- se revela ante ella como un portal para un fascinante y peligroso mundo alterno.
Otro ejemplo de la puerta como paso a lo desconocido se encuentra asociado con uno de los personajes fantásticos más populares de la historia: el vampiro. Dice la leyenda que a menos de que invites a un vampiro a entrar a tu morada, éste no podrá hacerlo (idea que retoma magistralmente John Ajvide Lindqvist en Déjame Entrar). Así, el portal no sólo sirve para dejarnos pasar a un mundo fantástico en el que nosotros somos lo ajeno, también permite que los seres del “más allá” crucen a nuestro lado. De ahí, precisamente, que existan también innumerables supersticiones y rituales asociados con la protección de puertas de una casa.
Sin duda los libros Alicia en el país de las maravillas y Alicia a través del espejo de Lewis Carroll son referencias literarias obligadas al hablar de portales hacia otros mundos. En el primero, el agujero del conejo hace las veces de pasaje y en el segundo, como el título bien lo explica, el espejo es el que permite que se lleve a cabo el ritual de cruce. En el caso de la madriguera del conejo, se puede relacionar con la entrada a un mundo de alguna manera subterráneo, conectado con los misterios de la tierra: ¿Qué pasa si excavas lo suficientemente profundo? ¿Encontrarás una entrada al inframundo? ¿O acaso llegarás a China?
Por otra parte, el espejo como entrada a otro plano es también un tema bastante popular. Dicho objeto ha fascinado al hombre a lo largo de la historia, pues la posibilidad de ver su reflejo frente a sí mismo no sólo permite la posibilidad de auto reconocimiento, sino de percibirse como lo hacen los demás, como se ve en las miradas de los otros. Sin embargo, ver la imagen de uno mismo reflejado también conlleva un tinte macabro: ¿Tendré otra vida del otro lado del espejo? ¿Cuál es el “yo” verdadero? O más tenebroso aún: ¿Puede alguien entrar a través del espejo hacia nuestro mundo? Pensemos en la tan conocida (y explotada) leyenda urbana de Bloody Mary, donde por medio de una vela y la repetición del nombre de este espíritu maligno, es posible invitarla a entrar a nuestro plano. Pensemos también en la película Candyman, donde el espíritu opera prácticamente de la misma manera que Bloody Mary para conseguir víctimas.
Si bien estos son (muy) pocos ejemplos de objetos que pueden servir como umbrales hacia lo desconocido, quisiera mencionar que éstos no están limitados a objetos físicos. El tiempo es quizás uno de los umbrales más populares y poderosos tanto en el cine como en la literatura. En una gran cantidad de historias se considera que las 12 de la noche, al ser el punto en que acaba un día y comienza el otro, es el momento perfecto para que los espíritus del más allá puedan manifestarse en un mundo que ya no es el suyo. Otras tantas, conectadas con el cristianismo, encuentran en las 3 de la mañana la hora “reversa” a la Trinidad Santa, tal como sucede en El exorcismo de Emily Rose, y por tanto le atribuyen el ser propicia para permitir a los demonios manifestarse.
¿Y qué decir del Halloween o Samhain, y por supuesto del Día de Muertos? Estas son fechas en que los portales se abren y los umbrales son cruzados tanto de un lado como para el otro y no podemos hacer nada para evitarlo. Por eso querido lector, ande con especial cuidado en estas fechas y no acepte invitaciones de extraños, trace una línea de sal ante su puerta, evite los cruces de caminos y cubra sus espejos. Si en cambio usted prefiere cruzar, no me queda más que desearle un buen viaje y muy felices festividades de muertos.
¡Nos vemos del otro lado!
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Mariana Esquivel (Vikinga)
Tesista de Ciencia Política y Relaciones Internacionales. Perito técnico en Criminalística. Estudio ruso, alemán y francés. Historiadora frustrada. Apasionada del cine y la literatura de horror. El folk metal es lo mío. Valkyria que lleva a los guerreros caídos al Valhalla.