EL MAGO DE OZ
cine mágico y misterioso
Lorena Loeza
El Mago de Oz, en su versión fílmica, puede que sea la película que más personas han visto en todo el mundo. Una historia con todos los ingredientes para ser un clásico familiar: temática conmovedora con enseñanzas reflexivas, canciones y bailes, personajes entrañables y varios clichés del género que serían muy difíciles de superar.
El Mago de Oz (Wizard of Oz, V. Fleming, USA 1939) es la versión fílmica de una serie de libros para niños y jóvenes escritos por L. Frank Baum. La historia podría considerarse moralizadora, ya que pretendía mostrar a los niños, a través de una anécdota fantástica, la importancia de cultivar virtudes como el amor, el valor, la amistad, la solidaridad, el coraje y la valentía. También abona a la lucha del bien contra el mal y a la metáfora del uso perverso del poder.
La heroína es Dorothy Gale, una niña que vive en Kansas con sus tíos y su perro Toto. El asunto arranca cuando es transportada por un tornado al mágico País de Oz, donde deberá buscar al poderoso mago del reino para poder volver a su casa. En su trayecto, conoce personajes en la búsqueda de diferentes cosas por lo que se unen a ella para también pedírselas al mago. El camino amarillo que conduce a la Ciudad Esmeralda no sólo es el hilo conductor de la historia, es la senda de la vida, que acaba por mostrarles que la verdadera magia siempre estuvo dentro de ellos.
La cinta es hoy todo un clásico y una de las grandes superproducciones hollywoodenses que ayudaron a superar las tragedias producto de la II Guerra Mundial. No por nada hay cierto aire de triunfalismo, de luminosidad y victoria en la historia misma y en el destino de los personajes. Una de las grandes enseñanzas del experimento es una máxima que la industria del cine no desestima hasta nuestros días: en tiempos de crisis lo que la gente busca en el cine es entretenimiento, la comedia romántica y el cine familiar dominan las carteleras de manera más que evidente.
El Mago de Oz, sin embargo, hizo mucho más que entretener a los deprimidos por la Guerra y la precaria situación económica. La cinta trascendió su época y convirtió en estrella inmortal a su protagonista Judy Garland, mostró la maravilla del cine a color en todo su esplendor y nos enseñó que las brujas -y todo lo malvado- debía tener un color verde.
Margaret Hamilton personificó a la Bruja de Oeste, con el rostro verde, cliché que hasta la actualidad es un popular disfraz para Halloween. Hamilton no la pasó nada bien en el rodaje. La pintura en el rostro le ocasionó alergias graves y ronchas en la piel, además de que la inhalación de los vapores de colores para simular explosiones y otros eventos mágicos la llevaron al hospital por una temporada.
No obstante, el éxito de la cinta la hizo absolutamente insuperable, pero algunos intentos de contar la historia sin contarla merecen ser mencionados. Uno de ellos es el musical Wicked, basado en el libro Wicked: The Life and Times of the Wicked Witch of the West de Gregory Maguire, y que cuenta la historia de Elphaba, la Malvada Bruja del Oeste antes del Mago de Oz. Es así que sabemos que el color verde de su piel no es asunto menor y que al final la Bruja tiene motivaciones profundas para ser malvada.
La segunda es la reciente versión Oz, the Great and Powerful (S. Reimi, Usa 2013), en donde el guión no resulta tan sorprendente, ya que conserva la estructura del relato original aportando elementos nuevos a la historia del Mago y de las tres brujas de Oz. La historia se reconstruye a partir de las menciones que se hacen acerca del Mago en las historias escritas originales, agregando mucho del oficio Disney. Para esta cinta, Oz (El diminutivo de Oscar, en realidad) se nos presenta a principios de siglo, como un mago de feria (¿no adivinan?) en Kansas. Farsante, egoísta mujeriego y con aires de grandeza, pronto debe verse consciente de sus faltas, al tiempo que debe huir para no ser golpeado a bordo de un globo, al tiempo que un tornado lo lleva ni más ni menos que al País de Oz (¡ay! ¿Qué raro, no?).
El asunto, sin embargo, no resulta especialmente interesante por eso, sino por presentarnos a los personajes de las brujas de una manera diferente. La maldad producto del desamor y la ambición, así como la lucha con la bondad, es en realidad la materia prima de la historia.
Lo que es interesante en ambos casos es la fijación por la bruja y no por los otros personajes, además de preferir contar historias alternas que hacer un remake de la historia original. Y es que al parecer hasta Hollywood conserva todavía mitos que le merecen respeto.
Norma Lorena Loeza Cortés
Es Profesora de educación preescolar por la Escuela Nacional de Maestras de Jardines de Niños, Licenciada en sociología y Maestra en Estudios Latinoamericanos por la Facultad de Ciencias Políticas en la UNAM. En el año 2000 recibió la medalla Alfonso Caso al Mérito Universitario, por parte de la Facultad de Ciencias Políticas de la UNAM.
Ha sido profesora e investigadora en universidades públicas y privadas, en organizaciones de la sociedad civil y el sector público.
Ha presentado ponencias en foros nacionales e internacionales en temas sobre análisis de presupuestos públicos, educación, salud, jóvenes, incidencia política y análisis cinematográfico.
En 2011, participó en la publicación colectiva “Femmes Fatales, 13 escritoras hablan de cine de terror” coeditado por Editorial Samsara y Festival Macabro. Actualmente, también es colaboradora en Corre cámara, Artes 9 y Cineforever, sitios electrónicos especializados en Análisis Cinematográfico y de arte multimedia