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HISTORIAS DE FANTASMAS

Cuando ya es demasiado tarde para seguir siendo neurótico

Lorena Loeza

 

Los fantasmas representan -sobre todo- nuestra inagotable curiosidad por la muerte. Alimentados por las preguntas que los seres humanos nos hemos hecho durante siglos, los espíritus y apariciones personifican nuestra esperanza de que haya  para nosotros una segunda oportunidad.

Y es que ligado a nuestro ego y natural condición humana, los mortales queremos saber si nuestros caprichos sobrevivirán a nuestra propia existencia. Todas las historias de fantasmas tienen el trasfondo de nuestras obsesiones mortales: cuidar dinero, vengar algún agravio, sufrir por un dolor eterno, pagar nuestros errores con la condena eterna. Son los fantasmas almas atormentadas, ánimas vengativas y dolientes, un frio recordatorio de que los errores se pagan con castigos eternos y sobrenaturales. Aunque a decir verdad, parece que ya es un poco tarde para ser neurótico y el asunto de las almas atormentadas vuelve a llegar a un callejón sin salida: ¿qué es lo que de verdad pasa cuando uno muere?

Pero el tema es tan universal que traspasa fronteras y cosmovisiones locales. Una muestra de ello es el lugar que ocupa cinematográficamente. Los relatos que cuentan las historias entre los vivos y los muertos llevadas a la pantalla son muchas y muy variadas, pero definitivamente todos recordamos una o varias que, o nos han asustado mucho, o nos han hecho reflexionar sobre el tema de la vida después de la muerte.

Para la generación ochentera está sin duda el referente de Poltergeist, (S. Spielberg, 1982)  donde los fantasmas se valen de una pequeña niña para poder cruzar al más allá. Spielberg logra transmitir el terror de una familia por enfrentarse con algo que no entiende, lo cual termina por ser tan bien transmitido, que generó pesadillas en muchos de los espectadores por algún tiempo.

El efecto comparable a Poltergeist para un par de generaciones posteriores, es sin duda El sexto sentido, (The sixth sense, M.Night Shyamalan) donde también es un niño el contacto entre vivos y muertos. El final absolutamente inesperado y la vocecilla trémula de Harvey Lee Osment diciendo: I see dead people, hacen de esta película un clásico contemporáneo.

Entre las que abordan el deseo de la inmortalidad desde un oscuro punto de vista, podemos rescatar Cementerio de mascotas (Pet Sematary, M. Lambert, 1999), basada en un relato de Stephen King, quien ha explorado de muchas formas nuestra relación con lo sobrenatural. Pet Sematary destaca porque lleva implícita una aterradora sentencia: cuando se cruza el umbral entre la vida y la muerte nunca se regresa de la misma manera, desafiar a la muerte implica aterradoras consecuencias.

Ese asunto de no saber cuando se ha traspasado el umbral, se explora de una manera extraordinaria y diferente en Los otros (A. Amenábar, 2001). Una historia oscura en su narración y en el ambiente físico en que se desarrolla, resulta toda una innovación para el género. Hasta el final entiendes que el miedo a la luz no es asunto meramente metafórico y que está ligado a otra forma de explicar la tragedia del encierro y la locura.

Por el lado de los espíritus de la venganza desde el más allá, hay muchas, aunque una de mis favoritas es sin duda El espinazo de diablo, coproducción de México y España y dirigida por Guillermo del Toro (2002). Hay cosas que no se perdonan, ni en este mundo ni en el otro, como lo es el asesinato de un niño. Pero además de eso,  la cinta  apunta una verdad que pocas veces reconocemos: hay almas atormentadas en los dos lados de la existencia.

Ya en tiempos recientes, merece una mención especial La dama de negro (The Woman in Black, (J. Watkins, 2012). Si alguien quisiera explicar en una sola cinta cuáles son los recursos más utilizados en el cine de terror gótico, esta película es un enorme recurso didáctico. Es de resaltar sin embargo, que a pesar de que están todos los clichés del género presentes, ello no obsta para sorprender al espectador, y lo mejor de todo, lograr que se lleve un par de buenos sustos, no olvidemos que se paga un boleto para ver una cinta de terror, esperando ser asustado. Y en este sentido, se puede decir que la cinta cumple de manera sobresaliente.

El caso es que en todas las historias de fantasmas hay una profunda enseñanza moral, que va mas allá de la sentencia explicita de «pórtate bien.» Todos los tormentos tienen su origen en cuestiones terrenales que no han podido superarse. Es decir pues, que el sufrimiento se genera por cuestiones como: la avaricia, el desamor, la venganza, el odio. Y en este reconocimiento, hay que decir que hay quien vive como alma atormentada sin haberse muerto todavía. Lleva sus fantasmas tan dentro que los confunde con los de afuera, siendo en realidad el origen inconsciente de sus propios miedos.

Es así que para todos tarde o temprano, llega el momento de preguntarse: ¿cuáles son los fantasmas que te acompañan siempre?¿Tú identificas con claridad a los tuyos?

Norma Lorena Loeza Cortés

Es Profesora de educación preescolar por la Escuela Nacional de Maestras de Jardines de Niños, Licenciada en sociología y Maestra en Estudios Latinoamericanos por la Facultad de Ciencias Políticas en la UNAM. En el año 2000 recibió la medalla Alfonso Caso al Mérito Universitario, por parte de la Facultad de Ciencias Políticas de la UNAM.

Ha sido profesora e investigadora en universidades públicas y privadas, en organizaciones de la sociedad civil y el sector público.

Ha presentado ponencias en foros nacionales e internacionales en temas sobre análisis de presupuestos públicos, educación, salud, jóvenes, incidencia política y análisis cinematográfico.

En 2011, participó en la publicación colectiva “Femmes Fatales, 13 escritoras hablan de cine de terror” coeditado por Editorial Samsara y Festival Macabro. Actualmente, también  es colaboradora en Corre cámaraArtes 9 y Cineforever, sitios electrónicos especializados en Análisis Cinematográfico y  de arte multimedia.