#MINIRP32
#minirp es un ejercicio literario (utilizando la plataforma Twitter) que incentiva la imaginación partiendo de una imagen dada para crear historias.
Las historias que sobresalieron en nuestro ejercicio 32:
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—¿Qué hago si mi creación también se vuelve contra mí? —preguntó el robot. El último de los hombres ya no podía responderle.
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El organismo de metal lloró la muerte de su amo. El mortal hacedor se fue sin saber que su creación era sensible, casi humano.
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Comprobó que el último hombre aún tenía pulso y huyó con él hasta que sus sensores fundidos les unieron en un abrazo eterno.
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Descifró el mensaje escondido en las estrellas y encontró el fósil del primero de su especie.
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Terminada la zanja buscó en las estrellas… Quizás era allí donde los hombres conseguían lágrimas.
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Temeroso pregunta por última vez a su líder si está seguro de plantar en su mundo esa aterradora especie.
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En una tierra desolada, miles de años después de la gran guerra, un androide encontró en una cápsula del tiempo: al último hombre.
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Ahora que lo tenía entre sus brazos, el robot no sabía que hacer con aquel cuerpo, decidió enterrarlo, por si crecía algún fruto.
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Bitácora de viaje: el mayor Tom ya no presenta pulso. Conforme a la gran ley debo ofrendar su cuerpo al oscuro pozo primordial.
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ARRAKIS
Plantó la semilla en el planeta estéril y las larvas que brotaron del cadáver se transformaron en Gusanos de Arena.
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Aquí estamos, padre mío, en este lejano mundo, cerrando el ciclo: tú me diste vida no pedida, yo lego tu cuerpo al vacío estelar.
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Tenía al último ser humano en sus brazos y no supo qué hacer, era la primera vez que las estrellas fugaces le concedían un deseo.
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MENCIÓN TERRORÍFICA
Padre nuestro, que estás en la Web, santificado sea tu hijo, que dio su vida para que mi cerebro positrónico funcionara.
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Al fin murió el Viajero del Tiempo y, de entre la multitud, se separó el hijo pródigo para ofrendar sus restos al dios de la Web.
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Busqué a mi padre en la Oficina del olvido. Atendía un hombre llamado Deckard. Me entregó un robot que enterraba a mi abuelo.
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Sus tuits eran parte de sus húmedas fantasías, hasta que fue a conocer al robot dactilográfico, quien lo mató por saber demasiado.
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Todos los lunes publicaremos una nueva imagen.
¡Muchas gracias por jugar con nosotros!