THE NEW 52
(I)
Manuel Barroso
Issue 1
Cuando Disney compró Marvel, todos nos burlamos y lamentamos a la vez. ¿Qué iba a ser de nuestros superhéroes favoritos (bueno, de sus. A mí Marvel nunca me ha gustado mucho)?
Quién iba a pensar que les iría mejor a ellos que a The new 52.
DC decidió en el 2011 cortar prácticamente todos sus números de tajo para relanzarlos. Esto con dos objetivos prácticos: 1) alinear la salida de los ejemplares físicos con los electrónicos. 2) que los lectores que estaban empezando no tuvieran que arrancar desde los primeros arcos para entender qué estaba pasando en el universo de su título favorito.
Y luego alguien dijo: “Ya estamos en estas, ¿por qué no sacamos títulos que no hayamos intentado antes?” Y otro alguien dijo: “¿Y si desenterramos series que no hayamos sacado en años?”. Y así, con estos cuatro elementos, se forjaron 52 títulos. Cincuenta y dos historias en los que los fans depositamos nuestra confianza porque los equipos estaban formados por gente grande en el arte y en el guión (tenían a China Miéville. ¡China fucking Miéville!), porque nos prometieron una actualización visual de los personajes, porque anunciaron títulos que los fans jamás pensaron ver de vuelta (Hawk and Dove)…
…o de plano no pensaron ver del todo (Frankenstein: Agent of S.H.A.D.E.).
Y luego pasó el tiempo y DC se encargó de recordarnos que es DC, que tiende a cometer errores garrafales y que le encanta quitarle la ilusión a sus fans.
¿Qué es lo que ha pasado?, ¿qué hay que decir a tres años de The new 52? Si bien es cierto que no todo es desastroso, sí hay varias cosas que hicieron de esta buena iniciativa (porque lo era) lo que es ahora: una propuesta llena de altibajos, desilusiones y, cierto, uno que otro chispazo impresionante.
¿De quién vamos a hablar?
Lo primero que llama la atención entre The new 52 son los títulos que DC ha decidido sacar. Ha sido grato tener cosas como Action Comics…
…o Detective comics…
…y toparse con locuras como Suicide Squad…
…pero también saca de onda encontrar algunas de las decisiones para títulos en solitario.
Para empezar, ha habido como doce títulos que involucran personajes de Ciudad Gótica (desde Nightwing…
…hasta Batwing…
…o Catwoman).
Estoy consciente de que Batman es la carta más fuerte de la empresa y que su mundo tiene muchos fanáticos, ¿pero no es exagerado? Y si a esto le sumamos los como seis números con personajes “afiliados” a Superman…
…(hasta Superboy…
…tiene su número individual) o Green Lantern…
…(Sinestro…
…va a salir en agosto), estaremos hablando de lo mismo que DC nos ha dado en todos estos años (y que nos encanta, no nos hagamos tontos tampoco).
Lo interesante, en este caso, son los títulos individuales que completaron los 52. Apuestas extrañas y arriesgadas como Mr. Terrific…
…Deathstroke…
…Blue beetle…
…o Savage Hawkman…
…llenaron los aparadores junto a propuestas geniales como Dial H…
…(del cual yo esperaba más), Birds of prey…
o Earth 2.
No he dejado de preguntarme por qué ellos y no a otros (como Pregunta o Booster gold). Sobre todo cuando veo que Justice league…
…tiene entre sus miembros a Cyborg y, próximamente, a Shazam. El caso del primero es el más interesante. Cyborg está jugando ya con los niños grandes, está anunciado para aparecer brevemente en la película de Batman y Superman y en la película de La Liga de la Justicia. Con el lugar donde lo están colocando, uno pensaría que era al primero al que iban a hacerle una serie para él solo. Pero no, primero se la dieron a Larfleeze…
…que al recién ascendido.
Lo malo de todo esto es que Cyborg lo único que ha tenido sólo fue una miniserie…
…de seis números en el 2009. Aún era Teen Titan…
…(que han cambiado mucho ahora) y no se le dio continuidad (algo que a mí me pone muy triste porque soy fan).
Y lo peor de esto, lo incomprensible, es que nunca (repito, nunca) le han creado un némesis. Así, tal cual. Nadie en DC le ha dado un rival desde su primera aparición en los 80. Y sin un supervillano que te complemente como superhéroe… pues no hay superhéroe.
Ahora lo ves, ahora no lo ves
La característica de The new 52, desde su lanzamiento, es tener 52 títulos en los estantes. Siguiendo esa filosofía, para que haya siempre 52 números (lo cual, en realidad, no pasa mucho) cuando se lanzan nuevos títulos, tienen que desaparecer otros.
Del 2011 a la fecha se han cancelado 47 títulos (contando los seis cuyo fin está anunciada para agosto del presente año).
¿El pretexto? Las ventas, evidentemente. DC no es un centro de beneficencia y un comic que no vende va a ser cancelado sin miramientos. Eso fue lo que le pasó a Captain Atom…
…Legion lost…
…I, vampire…
…o a interesantes ideas como Green team: Teen Trillionaires.
Lo incomprensible vendría si cancelaran un título que: a) estaba vendiendo bien (no era The Flash…
…pero se sostenía), b) estaba siendo aclamado por la crítica y c) gustaba entre los fans.
No, no es algo hipotético, ocurrió cuando anunciaron el fin de Voodoo.
Esta inquietante (nada más inquietante que una mujer hermosa y letal que es todo menos humana) historia, una novedad en el universo DC, estaba ganando presencia con cada número y desapareció de golpe. Fue, tal vez, la primera gran desilusión que generó The new 52 porque fue cancelada sin dar oportunidad a sus creadores de cerrarlo y porque fue la primera señal posterior al arranque de esta etapa de algo que notaríamos después: DC sigue siendo DC. Y aún no se decide a arriesgarse en serio con sus creaciones. Cuando parece que va a hacerlo se echa para atrás.
Y eso no sólo cansa a sus lectores: también a sus artistas.
Continuará la siguiente semana…
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Manuel Barroso nació, creció y murió antes de enterarse de ello. Por eso reseteó la consola y sigue aquí.
Lee como poseso, escucha rap y jazz de forma adictiva, escribe porque le duelen las historias. Odia las verduras.
Mañana comprará un rifle.