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Bitch Planet

Are you Non-Compliant?

(Kelly Sue DeConnick & Valentine De Landro, Image, 2014 a la fecha)

 

Pok Manero

Como ya es costumbre desde hace un par de años, Image Comics sigue siendo la editorial que actualmente publica los títulos más propositivos e interesantes que hay. En 2014, dentro de la oleada de títulos nuevos que lanzaron, vio la luz el comic feminista y de Ciencia Ficción que es el objeto de esta reseña. Si la palabra feminista les causa urticaria, no me importa: de todas formas voy a hablar de Bitch Planet.

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En un futuro no muy lejano, el machismo propio de nuestra sociedad patriarcal y opresiva ha llegado al extremo de crear un planeta-prisión al cual se manda a toda mujer que no es dócil, obediente o sumisa: o como se dice en inglés, compliant. Quien es enviada ahí puede olvidarse de volver a pisar la Tierra por el resto de su vida. Como en toda cárcel, nunca falta quien dice haber llegado ahí erróneamente. En el primer número conocemos un caso así, el de Marian Collins, cuya solicitud de apelación tiene eco en la petición de su marido por revisar la situación… aunque las narrativas paralelas revelan circunstancias diferentes a lo que inicialmente aparentaban, haciendo patente que el patriarcado está dispuesto a llegar tan lejos como sea necesario para asegurar la felicidad de los hombres y enseñarle una lección implacable a las mujeres desobedientes.

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Conforme avanza la trama, se hace de nuestro conocimiento la existencia del Megaton, o Duemila, el deporte predilecto de todos los machos. Constantemente se alienta a las mujeres a informarse de su práctica para que, si son solteras, sean lo suficientemente interesantes para poder atraer a los hombres y, si ya están casadas, complazcan a sus maridos hablando de lo que a ellos les apasiona, sin importar que a ellas les guste o no. Con la intención de incrementar los ratings y el engagement de la transmisión, se pide a la administración del Auxiliary Compliance Outpost (o el Complejo Auxiliar de Obediencia, nombre oficial de Bitch Planet) que arme un equipo de mujeres para que compitan contra los hombres en el torneo. Lo cual, obviamente, es una sentencia mortal para las participantes, una suerte de ejecución pública llevada a cabo en una arena gladiatoria del futuro. Pero Kamau Kogo, la capitana del equipo, tiene otros planes.

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Este título es de la autoría de Kelly Sue DeConnick, quien también ha deleitado a muchos fans escribiendo Captain Marvel y el western sobrenatural Pretty Deadly, y que además es la desobediente esposa de Matt Fraction, autor de Sex Criminals. Acompañada del dibujante canadiense Valentine De Landro, DeConnick demuestra tener más cojones que cualquier hombre en la industria del comic al presentarnos cáusticas ideas que satirizan, provocan y nos mueven a la reflexión. Tomando un subgénero trillado y explotativo, el de «mujeres en prisión» (popularizado en los años 70 en el mundo del cine), le da la vuelta y convierte algo que en principio pretende explotar las fantasías y fetiches del público masculino para convertirlo en una historia subversiva y contestataria para exponer, por medio de la extrapolación al absurdo, las múltiples desventajas de que son víctima las mujeres hoy en día. Pero esta intención no hace de la obra un trabajo menos explotativo, pues no se limita a la hora de mostrar violencia, peleas entre mujeres o escenas de regadera, mas evitando complacer a la «mirada masculina» que aqueja a las mujeres constantemente y es favorecida por la mayoría de la publicidad contemporánea.

KellySue Deconnick

Kelly Sue Deconnick

Apenas se han publicado cinco números del comic, con el primer tomo recopilatorio (o trade paperback) programado para publicarse a principios de octubre y el número seis de la serie hasta diciembre. Algo que ha afectado mucho a este comic es su ritmo de publicación tan irregular, aunque vale la pena la espera. Además, Bitch Planet cuenta una historia autocontenida, enfocada en el pasado de alguno de sus personajes y con arte de un dibujante invitado, cada tercer número. El tres estuvo dedicado a Penny Rolle, quien, con su tatuaje de elefantes y la frase BORN BIG, se enorgullece de su talla extra grande y de los crímenes que la llevaron al planeta; el arte estuvo a cargo de Robert Wikson IV. El número seis será dedicado a Meiko Maki, dibujado por Taki Soma.

Valentine De Landro

Valentine De Landro

La historia es buena e interesante, los personajes son complejos y diversos, el arte es fluido y excepcional… Pero lo que hace de este comic algo invaluable es todo el material adicional que se incluye en cada número. Primero que nada, cada número cuenta con una editorial escrita por la misma Kelly Sue, en la cual nos habla de sus dudas al decidir escribir esta historia, de los motivos que han ocasionado los atrasos, de las cosas que la hacen enojar en este mundo machista y prejuicioso, de los planes para el título (serán treinta números, recopilados en cinco o seis trades) o su estructura (el esquema de publicación previamente mencionado de historias adicionales y dibujantes invitados cada tercer número). Luego sigue la sección de ensayos, para la cual distintas escritoras comparten sus perspectivas de género muy esclarecedoramente.

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En su pieza «But I’m not oppressed«, Danielle Henderson abre nuestros ojos (al menos los míos) a la realidad de que el feminismo todavía es muy necesario ya que, a pesar de que las cosas han mejorado mucho para las mujeres en las últimas décadas, todavía se les paga menos por desempeñar los mismos trabajos que hombres, todavía hay mujeres que sienten que no pueden salir de casa sin maquillaje, todavía hay muchos casos de feminicidio a los cuales no se les presta la atención necesaria, todavía se culpa a las víctimas en una violación. Y lo peor no es que esas formas de opresión existan, sino que mucha gente las niega, las mismas mujeres dicen no sufrir discriminación de ningún tipo o, en el peor de los casos, son ellas mismas quienes la ejercen. Para reafirmar el punto de lo necesaria que es la existencia del feminismo, Tasha Fierce aborda el tema de las distintas malinterpretaciones del nombre de dicho movimiento y sus típicos prejuicios en su ensayo «In a feminist mirror, darkly«: que si una mujer se vuelve feminista si es fea, amargada y tuvo mala suerte con los hombres, que si a las feministas no les gusta coger, que si una mujer es guapa y sexy no puede formar parte del movimiento, que si no es necesario ser feminista para creer en la fuerza de las mujeres y defenderla, etcétera. Megan Carpentier nos habla en «Maybe little girls are really made of sugar and spice, but women are made of ifs» de lo que realmente están hechas las mujeres: de dudas, cuestionamientos y, por ende, inseguridades. ¿Debí haberme comido ese panqué? ¿Está bien que me ría tan fuerte? ¿Puedo expresar mi opinión? ¿Si bajo de peso le gustaré más? Si para muchos es difícil sentirse seguro de lo que piensa y siente, no puedo imaginar cuánto más lo es si le agregamos la presión social por ser bonita, estar esbelta y en forma, oler siempre bien, estar todo el tiempo de buenas y cuantimás «requisitos» que se pretende hacer cumplir a las mujeres. Lo bueno es que siempre es posible cuestionar estas ideas y, tal vez, con el tiempo, todas las mujeres puedan aceptarse a sí mismas tal como son. Claro, también el resto de la sociedad tiene que aceptarlas así. Por último (al menos de momento), Mikki Kendall aborda la cuestión de género cruzada con la cuestión racial con la pieza Sometimes, feminism needs a reminder of what it means to be a movement for the advancement of all women, haciéndonos ver cómo distintas formas de discriminación interactúan entre sí, a veces generando enemistades entre facciones que deberían ser aliadas por una causa común o similar. 

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Tras el ensayo de cada número, viene la sección que corresponde a la comunidad: cartas, tweets y fotos enviadas por lectores y lectoras de todos lados, mostrando sus reacciones al contenido del comic y dando testimonio del impacto que ha generado en su público. Desde comentarios que alientan al equipo creativo a seguir con la lucha, hasta agradecimientos por traernos un trabajo tan necesario a la vez que refrescante, también se incluyen fotos de fans que se han tatuado (de manera permanente o temporal) el emblema con las letras NC, que los marca como desobedientes o non-compliant. Por último, quizá mi parte favorita de cada entrega, la contraportada del título presenta anuncios falsos muy en el estilo de los que se incluían en los comics viejos, digamos, de los años 60 a los 80. Ya saben, esos anuncios en los que uno podía comprar por correspondencia lentes de rayos x, los llamados sea-monkeys y manuales de fisicoculturismo de Charles Atlas. Sólo que aquí, en la sección titulada «Hey kids, Patriarchy!« podemos comprar por un módico precio unos lentes de rayos x, sí, pero que le permitirán a las mujeres ver las inseguridades masculinas que se esconden bajo sus poses de macho. Entre los otros artículos ofrecidos está un juego de firmas elegidas especialmente para aquellas mujeres a quienes les imponen la personalidad, una máscara como las que usan los guardias en Bitch Planet, una moneda para hipnotizar a otras mujeres y hacerlas menos agradables a los hombres, parásitos dietéticos para bajar de peso, perfumes vaginales, píldoras para estar de acuerdo con todo (o que al menos no te importen las cosas), entre muchas otras maravillas. También hay anuncios personales, algunos del tipo «missed connection» (los típicos «me sonreíste en el metro pero no tuve los huevos para hablarte») y otros como mensajitos cursis entre parejas, pero todos con una óptica sarcástica sobre algunas situaciones típicas del machismo: el valorar a una mujer sólo por su apariencia física, o por su juventud, para cambiarla por un «nuevo modelo» en cuanto uno se harte, o se aburra, o se le cruce una falda enfrente.

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Por desgracia, los ensayos no serán incluidos en el trade, no sé si los anuncios falsos también serán excluidos. Así que es recomendable buscar los números sueltos, para poder tener la experiencia completa. Y quién sabe, se ha mencionado que posiblemente más adelante se publiquen estos materiales en un tomo aparte (tal vez como hizo Image con el libro Just the tip(s), que acompaña al comic Sex Criminals y reimprime algunos de los materiales adicionales incluidos en el comic mensual junto con otros extras). Pero sea como sea, ya sea con la serie regular o los trades, de forma impresa o digital -me atrevo incluso a incitarlos a hacerlo legal o ilegalmente-, deben leer Bitch Planet. Espero que lo hagan, y que les cambie, si no la vida, al menos la perspectiva sobre cuestiones de género y desigualdad.

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pokAdrián “Pok” Manero, tras años como lector asiduo, decidió que el siguiente paso en su manía consistía en elaborar sus propias ficciones. Se dedica compulsivamente a leer comics y libros y a ver películas, quisiera ser como los gatos y disfruta escribiendo sobre sí mismo en tercera persona.

@PokManero