PENUMBRIA 63
CORPORAL
El cuerpo es nuestra primera casa embrujada.
Michael Rowe
El cuerpo siempre nos ha fascinado, pero también nos aterroriza: su deterioro y caducidad ha sido ampliamente explorada en todas las manifestaciones artísticas. La literatura gótica —madre de los terrores actuales— comenzó a jugar con la conciencia de nuestros propios cuerpos, de su vulnerabilidad y la experiencia compartida del dolor. Estas preocupaciones somáticas fueron llevadas al extremo por el terror corporal o body horror que, en palabras de Paul Wells, es “la exhibición explícita de la decadencia, disolución y destrucción del cuerpo, poniendo en primer plano los procesos y funciones corporales amenazados, aliados a nuevas configuraciones fisiológicas y redefiniciones de formas anatómicas”. Lo mismo sucedió con el splatterpunk, la nueva carne y demás carneografías contemporáneas, pues, como apunta Nadia K. Cortés, “nuestros cuerpos cada día son creados por la tecnología y se presentan como un nuevo terreno de escritura”.
Al compartir estas preocupaciones —y gracias a que películas como La sustancia (Coralie Fargeat, 2024) pusieron al cuerpo de nuevo sobre la mesa (de disección)—, lanzamos esta convocatoria.
Los hallazgos fueron sorprendentes, todo un catálogo de dolores provocados por la enfermedad, la muerte, la violencia y la transformación.
Así, en la Tienda de antigüedades del perverso Mefisto encontrarás ofrendas, rituales, gritos, experimentos; cicatrices, añadidos, fusiones; flujos, aullidos, parábolas, meteoritos; entierros, cosechas, simbiosis; extirpaciones, transfiguraciones y encantamientos.
La querida Romina Paredes fue nuestra autora invitada, el Tentáculo de obsidiana se lo llevó “Ofrenda fotográfica” de Belem Eslava (por explorar de forma tan precisa, sangrienta y emotiva el cáncer) y las tremendas fotografías de portada y contraportada son de Lore Martell.
No me queda más que advertirte, pues será imposible salir indemne de estas páginas.
Miguel Lupián
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