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DE LOS VIAJES ENTRE MUNDOS

Y EL TERROR INFANTIL

Edna Montes

 

Una vez que cruzas el umbral ya no hay vuelta atrás. Este nuevo destino pudo no haber sido tu elección, pero eso es irrelevante. La verdadera lucha comienza. ¿Serás capaz de volver al mundo que conoces? Para empezar, ninguna de sus reglas aplica aquí, tendrás que improvisar sobre la marcha. La persecución que intuyes es real, no te engañes tratando de culpar a tu imaginación.

Los lectores de género estamos muy acostumbrados a esa ambientación opresiva que puede generar viajar entre mundos. Da igual si es otro planeta u otra realidad. Puedes viajar a través de un ropero, caerte en la madriguera del conejo, ser desconectado de la Matrix o aceptar la invitación de un tipo loco para abordar su cabina telefónica azul. Esto va mucho más allá de la típica iniciación del héroe para cumplir su misión. Este viaje tiene un giro más sombrío. Mientras las historias luminosas nos muestran al héroe victorioso volviendo a casa y salvando el día, estas otras le marcan de modos que no podrá olvidar. Siempre se quedan como una imposibilidad de retornar a su vieja vida o la amenaza latente de ser engullido de nuevo.

"Untitled" de Zdzislaw Beksinski

«Untitled» de Zdzislaw Beksinski

Curiosamente, las travesías sombrías no son exclusivas de libros para jóvenes o adultos. Más bien, son el reflejo de un miedo instintivo en nosotros. En 1963, Maurice Sendak publicó Donde viven los monstruos, una historia infantil que generó gran controversia. En ella, Max (un niño) es castigado en su habitación por su mal comportamiento. De repente, el cuarto se convierte en una jungla que nuestro protagonista recorre hasta llegar a una costa donde sube a un barco que lleva su nombre. Su destino resulta ser la tierra de los monstruos más terribles, donde Max, debido a su atroz comportamiento, se convierte en rey.  Cuando el niño cae en cuenta de su terrible comportamiento y decide enmendarse, las cosas se complican. «¡Por favor, no te vayas, te comeremos, en verdad te queremos!”, es una de las frases más representativas a la vez que controversiales del relato.

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El texto resultó políticamente incorrecto para la época. No obstante, Sendak descartó las airadas opiniones de los padres quienes aseguraban que su libro asustaría a los niños. Dejó claro que, desde su óptica, los adultos tienden a sentimentalizar la infancia, a ser sobreprotectores y pensar que los libros para niños deben amoldar y conformar su mente a modelos aceptados de comportamiento. Donde viven los monstruos es uno de los libros que marcó mi infancia y el cual sigo queriendo entrañablemente. Ahora, cuando lo releo como adulta, descubro que va más allá de una moraleja. No se trata de Max siendo el monstruo más terrible, sino del modo en que escapa del tedio, la furia y el miedo para tomar control de ellos por medio de la imaginación.

Maurice Sendak

Maurice Sendak

Lewis Carroll también entendía el mecanismo de los mundos extraños de fantasía. No hay mejor ejemplo que sus dos aventuras Alicia en el País de las Maravillas y Alicia a través del espejo. Estos mundos inesperados y sombríos se ciernen sobre la protagonista, contagiándonos primero de su enorme capacidad de asombro para luego envolvernos con sus inquietantes hechos. Desde la angustia que causa el tamaño variable, la ausencia absoluta de seguridad o reglas, hasta el momento en el que Alicia lucha por conservar la cabeza sobre sus hombros, somos testigos cautivos de la crueldad de aquel universo engañoso.

Escultura de Kelly Campbell Berry

Escultura de Kelly Campbell Berry

Hablando de engaños, no puedo dejar de mencionar Coraline de Neil Gaiman. Los doppelgangers con ojos de botón llenan a la protagonista de dulces y gestos indulgentes, mientras que sus verdaderos padres la descuidan. La niña cree que el mundo alterno, descubierto tras una puerta en el salón de su casa, es mejor; hasta que le proponen la horrible idea de quedarse si acepta que le pongan botones sobre los ojos. El miedo de Coraline al abandono se ve  multiplicado cuando su «otra madre» la captura tras un espejo y puede conocer a sus víctimas anteriores. Niños que llevan mucho tiempo atrapados tras ser descartados por aquella criatura.

Neil Gaiman

Neil Gaiman

Un caso similar es el de Chihiro en El viaje de Chihiro, la  gran película de Hayao Miyazaki. La niña está enfurruñada por la mudanza de su familia a una nueva ciudad;  teme no ser capaz de adaptarse o hacer nuevos amigos. El desarraigo, junto con el abandono, suelen ser miedos que marcan nuestra infancia. Después de todo, somos una especie torpe a la puede llevarle décadas de su vida ser funcional y autosuficiente. En nuestra edad temprana somos conscientes de que nuestros progenitores son, por lo general, nuestra fuente de seguridad. Chihiro entra al mundo de los espectros en un viejo parque temático abandonado; ahí sus padres son convertidos en cerdos. Ahora la niña debe lidiar sola con un mundo completamente desconocido, adaptarse para sobrevivir; conquistar sus miedos usando su imaginación y astucia.

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Cuando era pequeña tuve un periodo en el que casi no podía dormir. Nada más cerrar los ojos comenzaban terribles pesadillas, incluso terrores nocturnos. Yo solía hacerme un ovillo en cama, era imposible hacerme conciliar el sueño si no había al menos una pequeña lámpara encendida. Un buen día, al contrario de toda la lógica común, mi madre decidió que era un buen momento para dejarme ver Eso de Stephen King. Si bien no es lo más recomendado, volcarme a películas y libros de terror fue el remedio ideal. Así fue como Donde viven los monstruos, Alicia en el país de las Maravillas, HP Lovecraft, Poe y la serie Escalofríos de R. L. Stine entraron a mi vida. Fue así como (al igual que Max, Alicia, Coraline y Chihiro) comprendí que la imaginación es el mejor medio para trascender el miedo.

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Necesitamos asustar mucho a nuestros niños si queremos prepararlos para afrontar el mundo adulto algún día.  Eso es algo que los cuentos de hadas clásicos nos muestran muy bien. De pequeña, creía que los “grandes” no tenían miedo nunca; ahora creo que todos somos niños asustados jugando a ser adultos. Nadie nos preguntó si queríamos crecer o no. La adultez es un mundo nuevo con reglas distintas al que nuestra propia biología y la sociedad nos empujan; no muy distinto al País de las Maravillas o cualquier otro universo alterno. Nuestros detonantes del terror cambian, pero al final del día nos gusta recurrir a él para recordar que es mucho peor estar conectado a la Matrix que no lograr estirar el sueldo hasta fin de mes.

"Behind you" de Brian Coldrick.

«Behind you» de Brian Coldrick.

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Imagen de cabecera: Rafael Albuquerque.

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ednaEdna “Scarlett” Montes
Lectora, escritora y friki irredenta. Egresada de Miskatonic con tarjeta de cliente frecuente en Arkham. Tiene tantos fandoms que ya hasta perdió la cuenta. Divaga mientras espera que Cthulhu despierte de su sueño en R’lyeh o al fin le entreguen su TARDIS; lo que ocurra primero.

@Edna_Montes