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LO FANTÁSTICO EN CHIQUITO DE CHIMAL

Concepción Figueroa

 

 

El siglo pasado nació un subgénero literario llamado Minificción, que en el presente está tomando una fuerza impresionante. La peculiaridad de este tipo de cuentos es la brevedad: no más de 250 palabras. Todas las temáticas, todas las formas.

Es tan impredecible que su redacción toma estructura de ensayo, novela, artículo… Incluso puede llegar a usar la apariencia de noticia, anuncio publicitario o poema.

La minificción se ha visto tomada por lo fantástico y la ciencia ficción. ¿El culpable? Alberto Chimal. El escritor tuvo la genial idea de crear un personaje basado en La máquina del tiempo de H. G. Wells para protagonizar su novela El viajero del tiempo. Así recorremos el espacio-temporal rodeados de las más ocurrentes ideas y reflexiones por decir lo menos.

Alberto Chimal

El viajero del tiempo fue a 1888 y vio la cara de Jack el Destripador. Gritó: era la de todos a la vez, como dicen que era el rostro de Adán.

Chimal establece por medio de la minificción un diálogo ameno con el lector, quien no puede evitar sonreír, reflexionar e incluso concordar con lo que no se dice, pero late en cada pequeño texto.

El viajero del tiempo, quien puede pasarse un año entero en un solo segundo, tiene el secreto para no envejecer. No, no lo dice. Ni lo vende.

La minificción es siempre una sorpresa, un platillo gourmet poblado de reminiscencias; tomas un bocado y toda la vida queda la sensación de sorpresa en ti. Si eres de los que no tienen tiempo para leer o de los que les gusta reflexionar con la lectura, definitivamente este género es para ti. Si lo fantástico o la ciencia ficción son de tu agrado, tienes que leer El viajero del tiempo; invertirás tan poco en la lectura que el efecto de reflexión resultará fractalmente inverosímil.

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Concepción Figueroa, mujer, literata y profe.

 

 

 

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