CONTRASTE HISTÓRICO ENTRE EL IMAGINARIO DE LA BRUJERÍA TRADICIONAL Y EL PRIMER EPISODIO DE LA SERIE SALEM
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Iris Lucero Sánchez Rivero
Universidad Autónoma de Aguascalientes
RESUMEN
Con base en el primer episodio de la serie Salem de 2014, pretendo abordar, analizar y contrastar las características histórico-antropológicas del imaginario colectivo en torno a las personas acusadas de practicar brujería durante los periodos históricos de la Edad Media (comprendido desde el siglo X al XV) y el Renacimiento (siglo XV al XVI), ya que ésta presenta escenas clásicas del mito de la bruja difundido por textos como el Martillo de las brujas (1478) —el pacto fáustico, la reunión de brujas (conocido como aquelarre*), su cacería y posterior ejecución, así como su supuesto enlace con el demonio judeocristiano a través de una ficcionalización más clásica—, en contraste con productos audiovisuales modernos y populares como Sabrina, The Teenage Witch (1996) o Charmed (1998) y sus derivadas actuales —el remake de Charmed (2018) y The Vampire Diaries (2009)—, que no hacen más que modificar la imagen de la bruja renacentista convirtiéndola en una parodia de bondad y poderes utilizados mundanamente, suavizando así la realidad de la época.
*Del euskera akelarre: prado del macho cabrío.
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La mujer, es especialmente, está habitada henchida, soplada por esos tíranos
Los demonios la llenan de aura infernal, crean con ella la borrasca y la tempestad,
juegan a su capricho, la hacen pecar, la desesperan.
Jules Michelet (1862)
A MODO DE INTRODUCCIÓN Y DE CÓMO LAS MUJERES DE SALEM SE CONVIRTIERON EN BRUJAS
Aun cuando el primer episodio de Salem de 2014 presenta claras referencias a diversos textos demonológicos e inquisitoriales, no podemos dejar de lado que pese al uso de nombres y hechos rigurosamente históricos crea su propia ficción sin omitir la crudeza de las creencias y supersticiones alrededor de las personas consideradas practicantes de brujería en el siglo XVII (periodo en el que se desarrolla), lo que nos permite contestar a la relación existente entre la serie y el imaginario colectivo de su época.
A lo largo del presente, invito al lector a no olvidar la importancia de la magia para la humanidad desde sus albores, pues cada fenómeno climatológico, astronómico o de índole natural fue concebido como preternatural, lo que llevó a las primeras civilizaciones a formular creencias mítico-mágicas que con el tiempo se transformaron en deidades o seres luminosos, pero también en sus contrapartes oscuras, como lo son “las brujas, los hombres lobo, los vampiros y los gules, que más tarde formarían parte de las historias contadas por las abuelas y los bardos” (Lovecraft, 2011).
Por eso es importante hacer una pausa para abordar el origen de la bruja en la antigüedad, ya que con la cristianización las culturas arcaicas fueron tildadas de bárbaras y heréticas por lo que (y en pro de la evangelización) sus mitos se convirtieron paulatinamente en leyendas y las costumbres “paganas” se incorporaron a la cristiandad para coaccionar a aquellos que se mostraban más reticentes a la conversión, de modo que “los héroes protagonistas de las antiguas historias se convertían en santos, las sacerdotisas de los antiguos cultos eran calificadas de brujas. La adoración a la madre tierra se consideraba pura herejía. Al fin y al cabo, los santos hacían milagros, no magia” (Pato, 2019).
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Pero ¿cuáles son las características de una bruja? Para contestarnos esta pregunta con base en las creencias de dicho período histórico, he decidido retomar a Santo Tomás de Aquino[1], quien en el siglo XIII estableció los crímenes de hechicería por medio de cinco puntos fundamentales (Páez, 2022):
Relaciones sexuales con los demonios
Los humanos podían copular con los demonios y, gracias a la transferencia del semen de un hombre que estuviera masturbándose o fornicando con un súcubo, una mujer podía dar a luz.
Vuelo nocturno
Dijo que Satanás, al tentar a Cristo en la cumbre de la montaña, tomó forma corpórea y portó a Jesús, que a su vez se hizo invisible. De ahí dedujo que, dentro de ciertos límites divinos, los demonios podían transportar a las brujas por el aire. […]
Metamorfosis
[…] La capacidad del diablo para transformar a los hombres en animales. El diablo creaba una ilusión en la mente de un hombre y, a continuación, una segunda ilusión externa a partir de una masa de aire que se correspondía con la mental. La metamorfosis, por tanto, no era real sino imaginaria, pero los efectos sobre los hombres eran reales.
Desencadenamiento de tormentas
[…] Los demonios tenían poder para hacer maleficia, por ejemplo, crear tormentas. Este crimen fue muy perseguido en las épocas de sequías e inundaciones, así como en los periodos extremadamente fríos, que fueron causa de hambrunas en la Edad Moderna.
Ligadura
[…] La fe católica sostiene que los demonios existen y que pueden causar daños con sus acciones e impedir la copulación carnal. Podían llevar a cabo esta ligadura de una forma sencilla, por ejemplo, haciendo que un hombre sintiera aversión por una mujer. También creía que las mujeres viejas, gracias a un pacto con el diablo, podían hacer daño a los niños mediante el mal de ojo.
No es casualidad que aluda dichas creencias, ya que sólo en los primeros minutos del piloto de Salem (2014) presenciamos varias de estas peculiaridades: relaciones sexuales con demonios, vuelos nocturnos y ligadura por medio del pacto que Mary Sibley —la protagonista— realiza al poco de comenzar la serie.
Así mismo, aunque existe una gran variedad de libros, artículos, podcast y más referentes a la bruja y su caza, pretendo establecer una relación entre ciertas obras literarias en específico —como las que a continuación habré de mencionar— con una de las producciones audiovisuales que retoma la brujería histórica a modo de homenaje y recordatorio del poder que tiene la histeria, el repudio y el miedo para con lo que nos es diferente (o desconocido): Artes Maleficorum (2016) de María Jesús Zamora Calvo, el famoso Martillo de las brujas (1486), que surge como el manual más importante para cazar mujeres (algo en lo que hace énfasis, pues aunque varón no está exento de caer en pecado, son las féminas más tendentes a los influjos de la perversidad, según dicho texto) acusadas de pactar con el demonio a cambio de sus favores, facilitando al lector las particularidades a las que ha de prestar atención para identificar a una hechicera. Cabe señalar que muchas de estas son por demás fantasiosas y que, sin embargo, fueron acatadas con temor y a pies juntillas por la gente del Renacimiento.
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A tomar en cuenta también estarán los Arquetipos e inconsciente colectivos de (1970) de Carl Gustav Jung para esclarecer lo concerniente al imaginario colectivo a través del tiempo y sus arquetipos y La función simbólica en la interpretación del mundo. Una versión para zombis (2016) de Fernando Plascencia Martínez, quien validándose de Jung hace una exhaustiva explicación de los regímenes inconscientes, permitiéndome así profundizar y conocer los imaginarios que moldearon a la humanidad desde tiempos remotos, algunos siendo relegados al olvido mientras otros son constantemente retomados tanto para alimentar los miedos universales como para crear obras como Salem (2014), que resignifica las acusaciones de brujería sin negar su existencia, apoyándose (eso sí) de las creencias propagadas por los cristianos y la Brujomanía[2].
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AQUÍ lo puedes descargar.
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LA TELEVISIÓN COMO MEDIO PARA LA (RE)CREACIÓN DE LAS BRUJAS
Es cierto que las brujas siempre han formado parte de nuestro imaginario colectivo —definido por Edgar Morín (2017) como: “los símbolos, mitos, valores, deseos o prácticas sociales a caballo entre la realidad y la imaginación, que son elemento más o menos comunes entre un grupo destacado de personas en un determinado momento”— sin importar el enfoque personal que tengamos de dicha entidad ni la época o el medio de difusión utilizado, pero también es importante reconocer que “al ser la visión el sentido que proporciona una experiencia más directa de las cosas, la televisión desprende la sensación de que lo que en ella se ve es la realidad, y por esto contribuye poderosamente a formar la opinión pública […]. La mayor parte de las nuevas vías de comportamiento las impone la televisión. La imagen domina sobre la reflexión y convierte en caduco todo lo que no aparece en pantalla. […] Los ojos reciben en pocas horas más imágenes que durante cientos de años recibieron decenas de generaciones anteriores a la nuestra” (Torres, 2005).
Lo que indica que, pese a que la imagen de la bruja existe desde épocas pretéritas, se ha ido difuminando entre libros, grabados y viejas proclamas que ahora se resguardan en museos o archivos. Es así que la televisión se muestra como el medio indicado para que las masas accedan a sus nuevas concepciones, que van desde la Reina Grimhilde[3], quien adquiere la apariencia de una vieja arrugada —imagen que se ha ido popularizada a lo largo de las últimas décadas— para ofrecerle una manzana[4] (ícono que se retomara más tarde en Salem) envenenada a la incauta Blancanieves hasta llegar a las antes mencionadas como Sabrina, The Teenage Witch (1996), Charmed (1998) o más recientemente The Vampire Diaries (2009), obras que innegablemente han permeado nuestro imaginario colectivo actual.
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Comparativa entre la Bruja de Blancanieves y los siete enanitos (1937) y las hechiceras de la serie Salem (2014).
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Y finalmente Salem (2014) que, si bien retoma aspectos técnicos y ficticios de las otras, proyecta la imagen de la bruja renacentista, llevándola a un plano visual en el que no solo reafirma la concepción de los practicantes de hechicería descritos en el Martillo de las brujas (pues también vemos en ella a brujos varones) con escenas de abortos, asesinatos, pactos con el demonio y vuelos mágicos.
Es así como para comprender la serie en la que se basa el presente he de remontarme a sus características técnicas, así como de algunas de las series mencionadas al principio del artículo, razón por la que daremos un repaso al menos por tres series además de la que nos atañe.
Continuará…
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[1] Revisión del pensamiento de Santo Tomas de Aquino en torno a las mujeres, retomados de San Agustín y de Aristóteles (a quien tradujo en más de una ocasión), en la que afirma: “La mujer es, pues, un producto de la polución ambiental, un engendro monstruoso. Ella no responde «a la primera intención de la naturaleza», que apunta a la perfección (al varón), sino «a la intención secundaria de la naturaleza, como putrefacción, malformación y debilidad de la edad». La mujer, es pues, un producto secundario de la naturaleza cuando fracasa la primera intención de la naturaleza, que apunta a los varones. Ella es un varón frenado en su desarrollo, pero Dios cuenta de alguna manera con ese fallo que es la mujer. A decir verdad, no lo ha programado Dios de forma primera, sino secundaria o como fuere, pues «la mujer está destinada a la procreación». Pero ahí se agota la utilidad de la mujer […] a los ojos de Tomás” (Heinemann, 1994).
[2] Psicosis colectiva como resultado de rumores, propagandas y adoctrinamiento. Se trata de una mezcla peligrosa de creencias populares y demonología erudita en donde entran en juego los supuestos poderes del demonio.
[3] Antagonista en la película animada Snow White and the Seven Dwarfs de 1937.
[4] “La manzana es conocida como símbolo de la Caída del hombre, ya que se suele identificar con la manzana el fruto que Eva tomó del árbol, y luego ofreció a Adán. Es evidente que la razón por la cual la manzana es esa fruta procede del carácter genérico que su nombre latino invoca: malum” (Mahiques, 1991).
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Iris Rivero
Nació en Ciudad de México en 1995. Actualmente radica en el estado de Aguascalientes. Es ingeniera en Gestión Empresarial por el Instituto Tecnológico de Aguascalientes y licenciada en Estudios del Arte y Gestión Cultural por la Universidad Autónoma de Aguascalientes. En 2019, dos de sus cuentos formaron parte de la antología Cuentos para vagos por Alma Negra Ediciones (España). Es autora de la novela Pisada de bruja, publicada en 2023 por la editorial de la Universidad Autónoma de Aguascalientes, donde explora el miedo, el folclor, las leyendas antiguas y la reivindicación de la feminidad, así como el papel de la mujer en las creencias previas al cristianismo. La brujería, el erotismo, la denuncia social y ecológica es tema frecuente en su trabajo. En 2025 formó parte de la antología Fénix de tinta de la colección Abrapalabra, en la que colaboró con dos cuentos de género especulativo. Recientemente, su cuento “La danza de la Rusalka” fue seleccionado para Penumbria Wyrd. En este momento se encuentra trabajando en la secuela de Pisada de bruja y otro proyecto en paralelo, en el que sigue tocando temas como las perspectivas femeninas, el ocultismo, el dolor y la otredad.
Instagram: @mdialuna
Facebook: Iris Rivero – Autora
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