Seleccionar página

LA MIRADA Y LO SINIESTRO

EN LOS CUENTOS DE AMPARO DÁVILA

Andrea Madrueño

 

Lo horrible, lo oscuro, lo inquietante y en general todo lo que pueda asociarse con el universo de lo unheimlich siempre se presenta a través de ventanillas. Así describe Lacan el fenómeno de lo ominoso en su seminario dedicado al tema de la angustia (Seminario 10, p. 86). Con esto, nos da a entender que lo que se relaciona con el campo de la angustia suele aparecer de algún modo enmarcado. Ese marco o encuadre lo podemos identificar con ciertos aspectos angustiosos del fenómeno de la mirada. Lo ominoso no sólo trata acerca del malestar de descubrir algo terrible y oculto, también abarca la vulnerabilidad de descubrirnos acechados por una presencia hostil que mora en nuestros espacios más íntimos.

*

Amparo Dávila

*

El horror de la omnipresencia de la mirada es lo que Amparo Dávila retrata de forma magistral al inicio de su cuento “El huésped” (Tiempo destrozado, 1959), presentando en sus párrafos iniciales un ser lúgubre y siniestro “con grandes ojos amarillentos, casi redondos y sin parpadeo, que parecían penetrar a través de las cosas y de las personas”. Aquella mirada inconmovible acecha a la protagonista del relato y es acompañada por el presentimiento de un peligro inminente. Pre-sentimiento, precisamente en relación con una señal o sensación que nos remite a lo que es anterior a los sentimientos y a las palabras. Aquel huésped que el marido de la protagonista introdujo en el hogar es pura mirada carente de lenguaje; ese ser encarna la horrible certeza de que al interior de la casa habita algo letal y silencioso, que se manifiesta en la violencia de lo que no puede decirse, pero que ciertamente torna inhóspito el ámbito familiar.

*

*

Lo unheimlich saca a la luz la estructura misma del deseo, en la cual el sujeto se descubre ajeno a su subjetividad y dependiente de la mirada del Otro, que hace que aparezcamos como objetos al revelar una falta de autonomía existencial. De forma sintomática repetimos actos o situaciones más allá de nuestra propia voluntad, presos de esa imagen especular que obtura nuestro deseo y nos lleva a experimentar un grado de extrañeza semejante al que se identifica con el motivo del doble (doppelgänger). El impacto del encuentro con el Otro y su mirada también se puede asociar con la sensación de un inquietante borramiento de los “límites entre imaginación y realidad”, planteado por Freud en su artículo sobre lo siniestro (“Lo ominoso”, 1919), como señal de un derrumbamiento de las defensas conscientes, que dejan al descubierto la fragilidad de la estabilidad psíquica ante el encuentro con el fenómeno ominoso.

Miradas que persiguen, limitan y torturan, ojos que representan monstruosidad o locura son un vehículo constante en la narrativa de Amparo Dávila para expresar el infinito horror de sentir el entorno cotidiano invadido por lo fantástico y lo inexplicable. ¿Qué pasaría si súbitamente fuéramos capaces de percibir situaciones o escenas incómodas de nuestra propia historia? Mismas que anteriormente teníamos vedadas. Es como colocarse unas gafas que por un instante nos permitan apreciar de forma descarnada la realidad que nos rodea.

*

Santiago Caruso

*

No en vano, en el corazón del ensayo freudiano (“Lo ominoso”, 1919) encontramos el terror concentrado en el elemento óptico a través del cuento de E. T. A. Hoffman “El hombre de la arena” (1816), que tiene como eje la figura del monstruo nocturno que arranca los ojos a los niños en caso de desobedecer a sus padres y no ir a la cama cuando es la hora de dormir. El sandman del relato de Hoffman cumple la función de la prohibición que trata de disuadirnos de desafiar la censura que rodea los temas considerados tabú, ya que al final el mito de lo unheimlich opera como una fábula que nos advierte sobre las consecuencias de ver o saber demasiado y desenterrar los esqueletos ocultos en el clóset de lo familiar.

Acerca de los estados alterados y la duda constante entre la realidad y el delirio, Amparo Dávila parece dirigir su mirada narrativa en personajes colocados en situaciones al límite entre la vigilia y el insomnio. La falta de sueño y el aislamiento son herramientas de la autora para intensificar lo desasosegante de sus atmósferas. Por ejemplo, en “El huésped” basta leer que la acción transcurre “en un pueblo casi muerto o a punto de desaparecer” para sentir el desvalimiento de su protagonista. De igual forma, el aislamiento psicológico se hace patente en el relato “La señorita Julia” (Tiempo destrozado) a través del asedio de las ratas, que, con “unos ojillos muy redondos, muy rojos y brillantes”, materializan el juicio social que amordaza a Julia y le impide comunicar los sentimientos que la atormentan.

*

John Marceline

*

Ojos empañados por el llanto o por la lluvia asoman como ventanas a la desolación y el desconcierto en varias de las obras de Dávila que componen su primera colección de cuentos, Tiempo destrozado (1959). Sus páginas están habitadas por criaturas anónimas, cuyos ojos como pequeñas cuentas negras desbordan desesperación y salen de sus órbitas a medida que la olla en la que los cocinan sube su temperatura, como ocurre en el relato “Alta cocina”.

*

Santiago Caruso

*

En la misma colección atravesamos estados de incertidumbre y confusión al no poder discernir entre lo humano y lo animal en las miradas fijas de “Moisés y Gaspar”:

De pronto sentí sus ojos atrás de mí, salté de la silla y me di vuelta; allí estaban Moisés y Gaspar… mirándome fijamente, no sabría decir si con hostilidad o desconfianza, pero con mirada terrible.

Las miradas cargadas de agresividad animal retornan en Música concreta (1961) con el cuento que da nombre a la colección. En el relato, los ojos saltones e inexpresivos de la mujer sapo emergen entre las hierbas, mermando la cordura de Marcela. Ella pasa las noches torturada por la idea de que su marido la engaña con ese ser que detrás del marco de la ventana la hostiga con su croar insistente y la frialdad de su mirada. Marcela cuenta que “ahí estaba con sus enormes ojos que parecían estar ya fuera de las órbitas a punto de lanzarse sobre mí…” En Música concreta es posible apreciar la vigilancia implacable y panóptica a la que se encuentran sometidas muchas de las protagonistas en la obra de Amparo Dávila. Mujeres que se encuentran en un franco descenso a la locura, sometidas al control minucioso de un observador, sin que ellas realmente puedan distinguir quién o qué se encuentra detrás de los ojos que las persiguen.

*

*

En su análisis “Lo fantástico en “Música concreta” de Amparo Dávila”, Fukumi Nihira comparte la opinión de la escritora Cecilia Eudave, quien indica que la mujer en la obra de Amparo Dávila “abre la puerta, o es la puerta por la cual se transita hacia lo insólito e irreal, el motivo por el que se quiere escapar del mundo de lo cotidiano” (p.368). El dilema ocurre cuando ellas toman un rol activo y, al presentarse como sujetos deseantes, las mujeres dan entrada a lo fantástico, pues trastocan la realidad que las rodea.

Sin duda, la mirada es un elemento relevante en el imaginario de Dávila y sirve para evidenciar que algo que se toma por normal en realidad no lo es tanto. Los ojos siniestros se mantuvieron constantes en la escritura de Dávila como una posible reflexión ante la opresión de esa mirada “cotidiana”. Precisamente, sus Cuentos reunidos (2009) cierran con uno de los últimos relatos que publicó la autora, “Con los ojos abiertos” (2008), donde la protagonista finalmente decide abrir los ojos, aun a pesar del terror y clavando las uñas en sus manos, para encarar a aquello que camina por su recámara y la observa junto a la cabecera de su cama.

*

Santiago Caruso

**

«El huésped»

«Alta cocina»

«Música concreta»

«Moisés y Gaspar»

«La señorita Julia»

***

Referencias:

Freud, S. (1919). Obras completas. Vol. XVII. “Lo ominoso”. Buenos Aires, Argentina: Amorrortu, 2000.

Hoffman, E. T. A. (1817). El hombre de arena. 13 historias siniestras y nocturnas. Valdemar.

Lacan, J. Seminario 10. La angustia, 1962-63. Buenos Aires, Paidós, (2007).

Lacan, J. Seminario 11. Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis, 1964. Paidós, 2013.

Dávila, Amparo (2009). Cuentos reunidos. Fondo de cultura económica.

Nihira, Fukumi (2019). “Lo fantástico en “Música concreta”, de Amparo Dávila” (p. 357-402). Entre lo insólito y lo extraño: nuevas perspectivas analíticas de la literatura fantástica hispanoamericana. Alejandra Amatto, editora. Universidad Nacional Autónoma de México.

Eudave, Cecilia. “La presencia del discurso fantástico en el libro Tiempo destrozado de Amparo Dávila”. Semiosis 4 (2006):9-1798

****

Andrea Madrueño

Bruja y psicoterapeuta. Especializada en las artes oscuras de la teoría psicoanalítica. Escritora de cuentos tétricos que han sido publicados en antologías y revistas digitales como Medusas (2022), Siniestras: cuentos de mujeres que incomodan (Especulativas, 2022), Penumbria Distópica (2022), Penumbria #56 (2022), Cósmica Fanzine (2022), Navidades Paralelas (Lengua de Diablo, 2022) y Revista Exocerebros #5 (2023).

X: @andreamadrueno

IG: @andreamadrueno

Coordina Aquelarre de escritoras:

talleres y círculos de lectura enfocados en literatura escrita por mujeres.

IG

 

¡COMPÁRTELO!

Sólo no lucres con él y no olvides citar a la autora y a la revista.