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LA MONSTRUOSIDAD DEL HOMBRE

I

cine de terror de los 20 a los 60

 

Israel Yerena

 

A lo largo de la historia, una de las cosas que la humanidad más ha temido es la figura del monstruo. Podría decirse que la existencia de éste data antes del primer cuento, leyenda o mito, pues nació justo en el momento en que el hombre tomó consciencia de sí mismo. Y si el miedo a esta figura permanece en la actualidad se debe a que el mayor y más horrible monstruo reside dentro de cada hombre, albergándose en la parte más profunda y oscura de su inconsciente.

Esto último no es difícil de explicar cuando se acepta que cada uno de nosotros guarda dentro de sí tanto instintos básicos y primarios, pero también sádicos y perversos. Durante siglos estos instintos, totalmente naturales, han sido mediados por instituciones (la familia o la iglesia, entre otras) e ideologías que suelen decir cuáles de ellos son buenos y aceptables y cuáles otros no; estos últimos suelen ser estigmatizados como malos e inmorales.

primarios

De cierta forma, las instituciones, las reglas morales y sociales en cada cultura regirán, mayormente, la forma de pensar y actuar del individuo, catalogando sus actos como aceptables o inaceptables. Como ejemplo de esto -y yendo casi al extremo sólo para ejemplificar- cabría mencionar el tabú del canibalismo, pues aunque atroz e inhumano para ciertas sociedades, para otras, la acción de comer carne humana es vista como un evento lleno de espiritualidad y respeto.

Fue así que, al igual que en la antigüedad el hombre necesitó crear leyendas y mitos para explicar los eventos naturales que lo rodeaban y que solían creer como sobrenaturales, en la actualidad la sociedad también necesitó de un receptáculo en donde depositar sus instintos perversos, sádicos, inmorales y oscuros que le son prohibidos y que muy pocas veces transgrede por miedo a represalias sociales. Fue así, entonces, que el hombre encontró a uno de sus aliados más seguros para liberarse de estos instintos en el cine de terror pero, sobre todo, en el monstruo.

El monstruo -llámese psicópata, extraterrestre, zombi, animal mutante, demonio, etc.- representa lo extraño, lo desconocido, el otro. Este otro es la forma corpórea de los pensamientos hostiles del hombre pero, más aún, es en la figura de este otro que ve proyectados sus demonios al mirarse él mismo como el antagonista, pues es mediante la monstruosidad de la figura y/o actos del otro que libera -y casi de manera voyerista al ver todo desde el otro lado de la pantalla- instintos que no llevaría a cabo en la vida real.

inconsciente

 

Proyectar estos pensamientos y represiones en el cine de terror no significa que el espectador sea un maniático o sufra de alguna anormalidad, pues la mayoría de estos instintos son naturales e inconscientes. Así, sobrevivir al monstruo es sobrevivir a uno mismo, pues al ser éste receptáculo de todos los malos instintos que se adjudican al hombre, al erradicarlo, junto con él se han eliminado momentáneamente todas las perversidades y atrocidades que su figura representa; mismas perversidades y atrocidades que, por supuesto, son las del espectador. Es decir, al vencer al monstruo se ha derrotado a lo desconocido, a lo malo, y todo vuelve a la normalidad.

Cuando en un principio se trató de negar que este tipo de instintos estuvieran presentes en el hombre, era natural que el cine así lo mostrara, tal como lo fue en los inicios del género de terror, más en específico con los primeros monstruos como lo fue el vampiro en Nosferatu (1922) -de las primeras cintas consideradas propiamente de terror, junto con El gabinete del Dr. Caligari– y hasta los llamados “Monstruos clásicos de Universal” de cintas tales como El fantasma de la Ópera, Drácula, Frankenstein, La momia, El hombre lobo o La criatura de la laguna negra, entre muchas otras, todas ellas yendo de un periodo de 1931 a los 50.

universal 3

Entre muchos otros filmes importantes de aquellos años también estuvieron Godzilla (1954), La invasión de los ladrones de cuerpos (1956) y Los pájaros (1963). Estas cintas no sólo tienen en común la aparición de un monstruo, fantasma, extraterrestres o animal amenazante, sino que, lo más importante, es que fungen como viva representación de todos los instintos inmorales y perversos de que el hombre se quería liberar; son criaturas amenazantes que vienen de fuera de la normalidad, que radican más allá de los márgenes del mundo civilizado y atacan al hombre para destruirlo. Estos otros son la encarnación del mal interno y social del contexto que amenaza a la humanidad y que necesita ser destruido para que el mundo vuelva a ser normal. Estas criaturas, regularmente productos de deformaciones, eventos sobrenaturales o experimentos fallidos, fungen como una imagen monstruosa de la misma monstruosidad humana representada en estos seres. Se trata del hombre erradicando su mal interno, es la conciencia luchando contra su inconsciente.

Godzilla

El final de esta época se marca principalmente con Psicosis (1960) y La noche de los muertos vivientes (1968). La importancia de la segunda se debe a que al final de la cinta la normalidad no regresa, sino que el mal sigue vivo, no hay un final feliz y, peor aún, pareciera que la verdadera podredumbre no proviene de los zombis, sino de la humanidad. Y al igual que el cine y la sociedad evolucionan, también así los monstruos. No es por azar que las cintas de terror más transgresoras, controvertidas e innovadoras aparezcan en momentos de crisis sociales. Ejemplo de esto es Psicosis, pues aunque faltaban algunos años para explorar ese terreno, abrió el panorama a una nueva época del cine de horror que demostró que el verdadero mal no procede del exterior del hombre, sino que radica dentro de sí mismo y, para muestra de ello, llegó la figura del asesino psicópata. Aunque por ser los psicópatas quienes inauguraron otra etapa del género y ser personajes por demás exquisitos, merecen su propio lugar en la siguiente vértebra de este espacio.

dead

 

Segunda parte

 

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Israel YerenaCarlos Israel Yerena Cruz, 24 años.

Egresado de la carrera de Comunicación de la Facultad de Estudios Superiores Acatlán. Fanático de la literatura y el cine de terror. Contribuyente de la revista electrónica “Encuadres”, escribiendo reseñas y noticias acerca del género de terror.

Actualmente me encuentro en espera de fecha de examen de titulación mediante la tesis La masacre de Texas: del asesino histórico al fílmico, en la cual hago una breve descripción del género y un análisis de la cinta en cuestión.