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THE OTHER GODS

la teología negativa como meta-teología

 

Roberto Carlos Garnica Castro

 

 

 

Lovecraft escribió “The Other Gods” en 1921 y fue publicado por primera vez en 1933 en la revista The Fantasy Fan.

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En este breve relato se habla de los dioses de la tierra, de los dioses de los infiernos exteriores y de Barzai el Sabio, a quien el pueblo considera un semidiós debido a su hondo conocimiento de los misterios sagrados. El anciano de Ulthar cultiva un anhelo irrefrenable: contemplar el rostro de los dioses de la tierra y, a pesar del peligro, decide “subir a la alta y escarpada cima del rocoso Hatheg-Kla” (Lovecraft, 2005, p. 207). Lo que encontró allí fue bello, portentoso… y terrible.

Sin duda es fascinante acercarse a este texto desde una perspectiva literaria, pero también es revelador minar sus apuntes filosóficos.

Como se señala desde el título, allí se aborda el tema de la divinidad, cuestión que de ordinario pertenece al ámbito de la mitología y la religión. Sin embargo, las especulaciones en torno a Dios son un clásico de la filosofía. Desde Heráclito, quien describe a dios como día-noche y fuego que se transforma, pasando por Aristóteles y Santo Tomás, que lo caracterizan como Primer motor inmóvil, hasta Nietzsche y los posmodernos, que proclaman su muerte, los filósofos han hecho teología (1).

En el plano mítico, “The Other Gods” ofrece imágenes muy bellas para explicar los fenómenos meteorológicos: las gotas de lluvia son las lágrimas de los dioses y el susurro del viento sus lamentos, las nubes son barcos en los que viajan y las “brumas no son más que los recuerdos de los dioses” (Lovecraft, 2005, p. 208).

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En un nivel más conceptual, Lovecraft bosqueja una jerarquía teológica en la que aparecen semidioses y diversas categorías divinas. En principio este tipo de discursos, al estilo del panteón griego o hindú, son de carácter meramente mítico. Sin embargo, también hay desarrollos teológicos al respecto como La jerarquía celeste de Pseudo Dionisio Areopagita y la exégesis de Marsilio Ficino, en la que sugiere que las múltiples deidades griegas son ángeles o atributos de Dios.

En la escala esbozada por el genio de Providence:

1) Los semidioses (half a god), de origen humano, son elevados a dicha categoría por su conocimiento, no conocen el miedo y tienen la potencia de contemplar a los dioses de la tierra, incluso pueden sentirse más poderosos que ellos e infundirles miedo.

2) Los dioses de la tierra (the gods of earth o earth’s gods) “no soportan que ningún hombre diga que ha conseguido contemplarlos” (Lovecraft, 2005, p. 207) y, por ello, a lo largo de los siglos han cambiado su residencia desde las cumbres más bajas “hacia montañas cada vez más altas, hasta que ahora sólo les queda la última” (Lovecraft, 2005, p. 207).

3) Los otros dioses (the other gods), también llamados dioses de los infiernos exteriores (the gods of the outer hells), “custodian a los débiles dioses de la tierra” (Lovecraft, 2005, p. 210) y, por ende, son superiores. De ellos no se sabe ni se habla mucho.

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Skettch para «The Other Gods», por Jason Thompson.

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Retomando esta caracterización, podemos sugerir que, por una parte, hay cierta continuidad entre hombres y dioses de la tierra y, por otra, hay un abismo insalvable entre los otros dioses y los demás seres.

Como en muchas tradiciones teológicas, los dioses aman ocultarse y el hombre desea contemplarlos, pero quien lo logra no puede seguir con vida: después de su ascenso y su encuentro con los dioses, “jamás localizaron a Barzai el Sabio, ni lograron convencer al santo sacerdote Atal para que rogara por el descanso de su alma” (Lovecraft, 2005, p. 210).

En este contexto, el perenne recurso de Lovecraft a lo indescriptible, lo innombrable y lo irracional, adquiere un sentido muy complejo pues emparenta con la teología negativa de filósofos como Pseudo Dionisio Areopagita y Nicolás de Cusa: “cuando uno intenta subir desde las cosas de abajo hasta lo Sumo, a medida que sube comienzan a faltarle las palabras y cuando ha terminado ya la subida se quedará totalmente sin palabras y se unirá completamente con el Inefable” (Areopagita, 2007, p. 249 y 250).

La paradójica aparición de los seres-de-otra-parte implica la ruptura con las leyes de este mundo: “notó un cambio espectral en la atmósfera, como si las leyes naturales cedieran ante otras leyes más poderosas” (Lovecraft, 2005, p. 209) y nos exige pensar en otra espacialidad: “aunque el sendero era más empinado que nunca, el ascenso resultaba pavorosamente sencillo… y trepó por su lado convexo” (Lovecraft, 2005, p. 209 y 210), I am falling into the sky (Lovecraft, 2013, p. 115).

En este sentido, Lovecraft plantea un ejercicio de meta-teología que nos exige pensar a dios, el cosmos y las leyes físicas de otro modo.

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1) Si bien hay una distinción entre teología revelada y teología natural, siendo esta última la de índole filosófica, en la presente disertación utilizamos la palabra teología y sus derivados de manera general como reflexión sistemática en torno a Dios y la divinidad.

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AQUÍ puedes leer «Los otros dioses».

Y aquí puedes escuchar la versión de Noviembre Nocturno:

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Referencias:

Lovecraft, H. P. (2005).  “La llamada de Cthulhu”, en Narrativa completa/Vol. I. Valdemar.

Lovecraft, H. P. (2013).  “The Other Gods”, en Complete Works of H. P. Lovecraft.  Delphi Classics.

Pseudo Dionisio Areopagita (2007). “Teología mística”, en Pseudo Dionisio Areopagita. Obras completas. Biblioteca de Autores Cristianos.

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Roberto Carlos Garnica Castro

Poseído por múltiples pasiones como la filosofía, la antropología, la historia y la literatura ha desarrollado una mirada caleidoscópica y rizomática que se funda en un principio muy simple: abordar cada cosa desde el otro extremo.  En ese sentido considera que toda filosofía tiene un trasfondo poético y toda obra literaria una base filosófica… y la mortal vida es la fuente de todo.

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