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Una amistad con

LAS SINIESTRAS NOTAS DE KING DIAMOND

 

Rodrigo Ayala

 

 

Existen muchas razones por las cuales nunca olvidaré la etapa de la preparatoria. Además de que fue mi peor etapa como estudiante (exámenes extraordinarios en las materias más difíciles y un semestre repetido a causa de ello), confusiones y crisis existenciales de tintes horrorosos, conocí a uno de mis mejores amigos de toda la vida.

Se llama Luis Holmes (nada que ver, creo, con el famoso detective creado por Sir Arthur Conan Doyle): un tipo de risa escandalosa, altura titánica y con un marcado gusto por el basket ball, los videojuegos y los libros de H.P. Lovecraft, J.R.R. Tolkien y Stephen King. Fue esto último, esas lecturas sacrílegas que nos hacían ver como bichos raros entre los bichos raros, lo que nos unió al instante junto a otra de nuestras pasiones: la música heavy metal.

Hice clic con Luis al instante debido a esa extraña química que surge entre las personas destinadas a encontrarse en algún punto de la vida. Pasábamos horas enteras platicando sobre los dioses lovecraftianos y la manera correcta de pronunciar sus nombres, las historias del tío Steve a las que éramos adictos, libros escalofriantes como Michelle recuerda de Lawrence Pazder (la supuesta historia de una niña entregada por su propia madre a un peligroso culto satánico) y nuestras bandas predilectas que solíamos escuchar en su casa después de la escuela.

Ignoro el momento exacto en que ambos nos dimos cuenta que dentro de nuestros artistas favoritos se encontraba Kim Bendix Petersen, mejor conocido en el mundo del metal como King Diamond. Este cantante danés es bien conocido por su carrera al frente de bandas como Black Rose y Mercyful Fate, al igual que su etapa como solista bajo su nombre artístico.

A Luis y a mí nos fascinaba su estética siniestra, su voz de ultratumba y la música que componía, pero lo que realmente nos hechizaba y volvía locos eran sus discos conceptuales en los que Diamond relataba historias góticas de horror (de su propia autoría), lo cual, para nosotros, adolescentes fanáticos sin remedio del cine de terror, era algo digno de escucharse día tras día, tarde tras tarde y noche tras noche.

King Diamond

Juntos fuimos descubriendo la discografía completa de este artista a la vez que analizábamos juntos las historias nacidas de la oscura mente de Kim Bendix Petersen, una de las figuras clave en el nacimiento del género black metal debido a la filosofía satanista que impulsó sobre todo en su etapa con Mercyful Fate. Uno de los discos más famosos de Diamond, y que Luis y yo devoramos como si fuéramos sus acólitos, fue Abigail (1987), que al mismo tiempo contiene una de las historias más aterradoras de cuantas he conocido en mi vida.

UNA PESADILLA LLAMADA ABIGAIL

En este álbum se nos cuenta la historia del matrimonio conformado por Miriam Natias y Jonathan La´Fey, quien ha heredado una mansión antiguamente habitada por el Conde La´Fey y su esposa. Durante el camino a su nueva morada, Miriam y Jonathan son interceptados por un grupo de siete jinetes que les advierten sobre no dirigirse a la mansión sobre la que pesa un oscuro pasado, pero la pareja decide ignorar las advertencias.

En la primera noche de luna llena, durante el verano de 1845, el espíritu del Conde La´Fey se le aparece a Jonathan para relatarle la historia de una niña llamada Abigail, nacida muerta el 7 de julio de 1777. Para mostrarle la veracidad de su historia, La´Fey le muestra a su interlocutor un pequeño ataúd donde descansan los restos momificados de una bebé.

En ese momento Jonathan La´Fey es advertido por su antepasado sobre su esposa Miriam, la cual espera un bebé que ya ha sido poseído por Abigail, quien busca regresar al mundo a través del nacimiento del primogénito de Jonathan. El Conde le dice que el método ideal para evitarlo es asesinando a Miriam.

El Conde La´Fey le relata compungido a su joven descendiente cómo el 7 de julio de 1777 él mismo mató a su mujer cuando descubrió que ésta le había sido infiel y que esperaba un hijo ilegítimo. Lleno de ira contra ella, La´Fey arrojó por las escaleras a su esposa provocando que se rompiera el cuello con la caída y evitando de esa manera el nacimiento de una bebé a la que él mismo bautizó como Abigail y cuyo cuerpo preservó momificado.

Tras este encuentro, la pareja de Jonathan y Miriam se ve envuelta en una serie de hechos inexplicables: las campanas de la iglesia suenan, aunque nadie las manipule, las flores de la mansión mueren con rapidez y se encuentran con que la mesa ha sido preparada para tres personas. A la mañana siguiente del encuentro con el espectro del Conde, Jonathan se da cuenta que efectivamente su esposa está preñada cuando el desarrollo del feto es notorio.

Cuando se dispone a arrojar a Miriam por las escaleras, ésta reacciona a tiempo para ser ella quien arroje a su esposo al vacío y matarlo. Miriam da sola a luz a su hijo, pero por desgracia no sobrevive al parto. La última escena es digna de un relato gore: el bebé recién nacido, poseído por Abigail, devora con avidez su anterior cuerpo, el cadáver momificado por el Conde, ante la mirada atónita de los siete jinetes recién llegados a la mansión La´Fey.

Estos capturan al ser y lo llevan a una capilla en lo profundo del bosque. Ahí el cuerpo es clavado a un ataúd con siete clavos de plata, uno de ellos en su boca, para evitar que el espíritu maligno siga haciendo daño. El audio que abre el disco es la ceremonia o funeral de los jinetes al sepultar el cuerpo de Abigail.

«Abigail», por Brutal666.

Este largo resumen del relato del disco Abigail, dividido en nueve capítulos o canciones, es sólo para ilustrar la tremenda imaginación de Diamond, un verdadero narrador y conocedor del género de miedo en toda la extensión de la palabra que utiliza la música y el canto como las mejores vías para exteriorizar sus pesadillas. Su obsesión con los temas paranormales se complementa con el hecho de que Diamond es un declarado satanista perteneciente a la doctrina de la Iglesia de Satán, fundada por Anton Szandor LaVey en 1969.

«Cuando leí La Biblia Satánica«, recuerda, «me presentó una filosofía de vida. No te dice que debes creer en un dios, se trata del poder de lo desconocido, que es la mejor palabra para describir estas cosas en las que creo». Además, lo que Diamond narra en sus discos se sustenta, según sus palabras, en todo aquello que ha podido experimentar mediante el contacto con presencias y acontecimientos inexplicables para muchos, pero no para él: «En mi vida he visto muchas cosas. Cosas sobrenaturales. He visto el lugar que existe entre el cielo y el infierno», declaró en entrevista para el medio Louder Sound.

Además de Abigail, el músico danés tiene en su haber otros discos que siguen en la misma vertiente de las narraciones sobrenaturales como Them (1988), en el cual una abuela y su nieto son el centro de una temática que gira alrededor del tema de la locura y la brujería, su continuación Conspiracy (1989), que retoma la historia inconclusa de su antecesor o el siniestro Voodoo (1998), un relato de magia negra ambientado en la Luisiana de 1932 que logra hacerte sentir un miedo real con su  tétrica atmósfera.

Luis y yo atendíamos a las tramas de todos y cada uno de ellos de manera casi religiosa, sintiendo el placer de escuchar esas maravillas musicales, pero al mismo tiempo experimentando ese miedo a lo desconocido que la ficción de horror es capaz de hacerte sentir en la piel y el corazón.

El mismo estremecimiento que nos causaban cuentos como “El horror de Dunwich” o “Las ratas de las paredes”, novelas como It o Cementerio de mascotas, o películas como The Shining o The Thing, también lo sentíamos con canciones de King Diamond como “A Mansion in Darkness”, “From the Other Side”, “Sleepless Nights”, “Sarah’s Night” o “The Trees Have Eyes”, relatos sonoros que le han dado a su compositor la categoría de auténtico autor sobrenatural.

DOS AMIGOS FRENTE AL HORROR

Finalmente, el largo sueño de ver a King Diamond en vivo se cumplió en mayo de 2017, cuando Luis y yo fuimos a verlo en vivo al Palacio de los Deportes. Fue uno de los eventos más especiales de nuestras vidas: el sueño de juventud se hacía realidad ante nuestros ojos. Ahí estaba aquel cantante con su característico maquillaje en negro y blanco, portando sombrero de copa y abrigo oscuro, cantando acerca de demonios, brujas, satanismo, fantasmas, posesiones diabólicas y familias malditas.

Ahí estaban el rey del horror gótico dejando en claro que la oscuridad es su esencia verdadera y, perdidos entre el público, dos amigos rindiendo pleitesía a los secretos que trae consigo la música, la fantasía y la capacidad de nunca dejar de sentir admiración por sus pasiones.

Hoy, Luis y yo hemos dejado desde hace varios años la etapa de la adolescencia, hemos pasado por varios trabajos, nos hemos mudado del Cuautitlán Izcalli que nos vio crecer y muchas cosas han cambiado en nuestras respectivas vidas. Pero hay algo que estoy seguro nunca se modificará: cuando nos vemos y soltamos una carcajada estoy seguro de que en ella hay algo de la voz de King Diamond haciendo un aterrador eco para celebrar nuestra amistad.

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Rodrigo Ayala Cárdenas

Apasionado de todo lo raro, terrorífico, fantástico y que se salga de lo considerado normal en las vertientes del cine, las letras y la música. Redactor y corrector de estilo desde hace varios años, dedica su tiempo al ejercicio de la libre imagina.

 

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