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Edna Montes
Verás, no es suficiente con saber lo que ES el futuro. Tienes que entender lo que SIGNIFICA.
Neil Gaiman & Terry Pratchett (Buenos presagios)
*A Bruno y Ale por aguantar mis pensamientos random sobre las profecías.
Me removí en la cama con algo de angustia, mi tía me mandó a dormir justo después de leerme aquella terrible profecía en la que Edipo mataba a su padre y se casaba con su mamá (¡IUJ!). Supongo que la inquietud determinista era mucho para una niña de 8 años. ¿Lograría el muchacho escapar a tan terrible destino?
El que fuera el centro del mundo helénico yace en ruinas a las faldas del monte Parnaso, ya era una sombra de su antigua gloria cuando yo escuché sobre él en los mitos griegos que compartía con mi tía. El Oráculo de Delfos, antiguo hogar de las Pitias y meca del culto al hermoso (además de cruel) dios Apolo, fue uno de los centros religiosos más importantes de la antigua Grecia. Muchas personas realizaban largas peregrinaciones para consultarlo, con la esperanza de recibir alguna guía para el futuro.
En la leyenda, Zeus envió a dos águilas desde puntos opuestos del Universo, los caminos de ambas se cruzaron en Delfos: el obligo del mundo. Allí, una piedra en forma de medio huevo señala el lugar donde supuestamente empezó la creación del mundo. Justamente por ello, este santuario se convirtió en el centro religioso de los griegos. Para ellos el destino era ineludible, incluso para los dioses, un regalo con trampa como lo constatan los sufridos héroes griegos. Cuando Cassandra, princesa de Troya, rechaza el amor de Apolo el dios la condena a tener el don de ver el futuro pero sin que nadie crea jamás sus palabras; esto la lleva a perder la razón.
El poder destructivo de las predicciones no carece de ejemplos en la vida real. Durante la Segunda Guerra Mundial, los nazis retomaron las profecías de Nostradamus para torcerlas y anunciar el supuesto vaticinio de la victoria alemana. Dejaron caer panfletos con esa información en los países invadidos para desalentar a la población. Tras descubrir el truco, los aliados replicaron la técnica a su beneficio. Puede sonar absurdo ahora, pero en su momento los volantes tuvieron mucho efecto en la moral de la gente que los recibía. Las profecías han forjado la historia del mundo (o nuestra concepción de ella) mucho más de lo que nos gustaría aceptar en plena modernidad.
El famoso «Monje Loco» Rasputín predijo que si su muerte ocurría a manos de una persona del pueblo los Zares rusos permanecerían en el poder, pero si el asesino era un noble la monarquía caería. El polémico profeta encontró su muerte en manos aristocráticas; la familia Romanov fue derrocada y masacrada cumpliendo el terrible pronóstico.
Así como las profecías han desencadenado cambios en la historia, son un excelente punto de partida para crear ficción. En El señor de los anillos, la maldición profética que Sauron lanza en los anillos y la profecía sobre Aragorn como el heredero de Isildur son engranes fundamentales para poner en marcha la trama. El ciclo artúrico y sus diversas reinterpretaciones modernas se basan en la antiquísima profecía de la espada en la piedra. Además, la saga de Harry Potter también está fundamentada en una y éstas son parte fundamental del desarrollo de Canción de fuego y hielo de George RR Martin; por mencionar algunas.
En Dune de Frank Herbert ocurre justamente lo contrario, las mujeres de la temida orden de las Bene Gesserit tienen una cédula «misionaria» que recorre el universo sembrando leyendas y profecías en los planetas. Así, cuando una de las hermanas está en extrema necesidad puede usar las creencias de la gente a su favor. Como podemos ver, las profecías no sólo están en la fantasía, también hacen acto de presencia en la Ciencia Ficción y el Horror.
En la saga de la Fundaciones, Isaac Asimov decidió llevar la idea de las profecías un paso más allá creando la Psicohistoria; una serie de ecuaciones que permitían predecir el futuro en términos probabilísticos. El sistema es desarrollado por el matemático Hari Seldon, quien a través de éste establece el tiempo y el lugar adecuado para iniciar una nueva sociedad la cual reemplazará al moribundo Imperio Galáctico en un periodo de mil años. Ello, tras prever un periodo mucho mayor de anarquía y caos en toda la galaxia con sus ecuaciones.
La serie de películas Matrix también gira en torno a la profecía del “elegido” y cuenta con Oráculo para guiar a los humanos que luchan contra el sistema al que se ven sometidos. En este caso, se trata de una amable viejecita que nos obliga a pensar constantemente en el eterno conflicto entre libre albedrío y determinismo. Ya avanzada la saga, descubrimos que (igual que Seldon) su habilidad de predecir el futuro está cimentada en cálculos matemáticos más que en un poder sobrenatural.
Sobrenatural es, por definición, uno de los clásicos del cine de terror: La profecía. Ante la inminente llegada del anticristo previsto en la La Biblia, el diplomático Robert Thorn descubre con horror que se trata de su hijo adoptado. Tras varios hechos macabros entre los que se encuentra la muerte de su esposa, el protagonista emprende una travesía para deshacerse de su incredulidad y salvar al mundo. Todo termina en fracaso, con aquella escena clásica en la que Damien muestra su escalofriante sonrisa a la cámara.
Buenos presagios, la novela conjunta de Neil Gaiman y Terry Pratchett, no sólo es una excelente parodia de La profecía, también es un tratado sobre lo limitadas que pueden llegar a ser la predicciones. Resulta que la única profetisa acertada de la historia, Agnes la Chalada, publicó en el siglo XVII Las buenas y acertadas profecías de Agnes la Chalada, un fracaso editorial pero que consigna con total exactitud el momento del fin de los tiempos. Mientras el día se acerca, los delegados de ambos bandos en la tierra, el ángel Azirafel y el demonio Crowley, han pasado demasiado tiempo entre humanos encariñándose lo suficiente como para unir fuerzas tratando de evitar el fin de la humanidad. En esta comedia de equivocaciones, también conocemos a la última descendiente de Agnes, Anatema Device, quien intenta descifrar su destino y el del mundo, con la última copia del libro de profecías como guía.
¿Se puede predecir el futuro? ¿Existe alguna forma de ser acertado en ello? El sociólogo Robert K. Merton considera que en verdad se trata de las profecías autocumplidas o autorrealizadas. Es decir, una predicción que, una vez hecha, es en sí misma la causa de su realización. En teoría, una vez que alguien define una situación como real ésta tiene efectos tangibles. En este caso, la gente no reacciona a las situaciones tal y como son, sino a la forma en que las percibe. Si alguien se convence del significado determinado de una acción, adecuará su conducta a esa percepción creando una consecuencia en el mundo real. También, para los más osados, existen las profecías autofrustradas: aquellas que una vez hechas causan su no cumplimiento.
Edipo no terminó nada bien: sí mató a su padre y se casó con su madre. Al darse cuenta optó por sacarse los ojos a modo de penitencia para luego ir vagando por ahí. Cuando le dije a mi abuela lo preocupada que estaba con la idea de un futuro ya escrito, me contestó que no debería angustiarme por eso. Estaba visto que uno se podía morir en cualquier momento y era importante vivir en el ahora. Extrañamente, lo encontré consolador. El futuro es intangible, inexistente y, como tal, una fuente rica para nuestra imaginación. Me parece que nuestro imperecedero amor por los profetas y sus predicciones viene de que nos proporcionan una consoladora sensación de control en un mundo por demás caótico. Si sabemos lo que nos depara el futuro podemos cambiarlo, ¿verdad? Por ahora, yo predigo que las profecías van a seguir dándonos de qué hablar por muchos milenios más.
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Edna “Scarlett” Montes
Lectora, escritora y friki irredenta. Egresada de Miskatonic con tarjeta de cliente frecuente en Arkham. Tiene tantos fandoms que ya hasta perdió la cuenta. Divaga mientras espera que Cthulhu despierte de su sueño en R’lyeh o al fin le entreguen su TARDIS; lo que ocurra primero.
¡LLÉVATELO!
Sólo no lucres con él y no olvides citar al autor y a la revista.
