Bitácora de Navegación del Nautilus 39
LOS CIMIENTOS DE LA DECADENCIA
Marina Ortiz
Now, if your convictions were a passing phase
May your ashes feed the river in the morning rays.
“The Foundations of Decay”, My Chemical Romance
Vastas extensiones de tierra que suspiran y no cambian. Un sol que nunca es amable porque su mirada todo lo calcina, pero su ausencia desdibuja. Un rezo tallado en la madera. La soledad y el silencio que crecen cuanto más nos alejamos de la ciudad. Andar de un lado a otro, buscando un rumbo, una persona, un secreto. Fuera de los confines de la Modernidad, la Ciencia, la Tecnología y la Luz está la Noche, el Rumor, el Misterio y el Peligro. Quisiera decir “que Dios se ampare de nosotros”, pero para el horror folklórico lo divino es ajeno.
Mi más reciente obsesión es la película Apostle (Gareth Evans, 2018). Un hombre con un oscuro pasado, que lo desmoralizó hasta lo más hondo, debe viajar a una isla remota para salvar a su hermana, secuestrada por un extraño culto religioso. De inmediato me cautivó cómo el ambiente oscuro y rural, la inspiración folklórica y los personajes bien matizados conversan entre sí y, asimismo, con las incertidumbres que la Modernidad forja. Las dudas espirituales del protagonista, ese conflicto interno sobre la plausibilidad y verosimilitud de una cosmovisión, son corresponsables a sus cuestionamientos sobre la capacidad para llegar a la unidad social que toda religión brinda: ¿Cómo sostener una sociedad equitativa cuando unos pocos ostentan todo el poder (material o ideológico)? ¿Cómo respetar lo divino frente a las necesidades humanas? ¿Cómo prevalecer los derechos de la naturaleza frente a los mecanismos de producción de riqueza y sustento?
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Por recomendación me acerqué a dos títulos que, me parece, comparten situaciones hermanas donde personas comunes deben enfrentarse a un entramado de violencia, mitos, sombras y fronteras entre lo sobrenatural y lo ordinario: El libro de los dioses (Almadía, 2020), de Bernardo Esquinca, y la primera temporada de la serie True Detective (HBO, 2014). Estas obras demuestras la compleja artesanía que es la religión: las narrativas (mitos) se traducen en rituales, símbolos, prácticas y estructuras sociales para darle un sentido holístico de la realidad; unir mente, cuerpo y alma a través de la moral, la teleología, la ontología y la estética. Conlleva reconocer que las definiciones y distinciones entre la superstición, el folclore, el culto/secta, la mitología y la liturgia tienen más de artífice que de verdad inherente, inamovible e infalible. Por eso estas historias tocan temas de la vulnerabilidad humana, porque las religiones se hacen y tal maleabilidad depende de una mano experta que conozca, cuide y dirija el material simbólico del cual se responsabiliza. Ser una mano experta, una lengua elocuente, una mirada iluminada. Pero la mano que sostiene el martillo lo usa tanto para construir como para embestir, la lengua que consuela también muerde y la mirada que reconoce luego desdeña.
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Lo que se considera un error o un acierto para una religión tiene más que ver con la aceptación de su congregación que con una certeza sólida del cosmos. No por nada proliferan las historias, reales y ficcionales, de las atrocidades cometidas en todo el mundo, en todas las épocas, en nombre de nuestros dioses. En Apostle, el pastor de la comunidad sectaria no mide las consecuencias de sus actos, sacrifica la naturaleza y sus ideales no son suficientes para detener los horrores que otros harán para mantener el poder. En True Detective, las élites juegan con ficciones de horror cósmico para adornar y justificar sus pactos de violencia patriarcal y luego evadir la pena por sus crímenes. En El libro de los dioses, religiones ocultas se develan y forjan poco a poco en entramados urbanos, atrapando a nuevos adeptos o víctimas. Estos actos son transgresiones, pecados, hacia sus prójimos, la naturaleza o una verdadera fuerza divina más inconmensurable de lo que les conviene a los intereses humanos, por lo que bien podemos señalar una convergencia con el género gótico. También por eso llega la decadencia eventualmente. Llevo días tratando de separar el llamado “horror folclórico” del “gótico sureño”, pero la verdad es que se unen.
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Quienes se enfrentan a estos conflictos suelen ser personas pesimistas, cínicas, nihilistas, escépticas, analíticas y astutas… El arquetipo del detective noir toma varias formas, ni siquiera tiene que pertenecer a las fuerzas policiacas. Anti-héroes y heroínas que, renuentes pero incansables, indagan el problema hasta sus últimas consecuencias. No puede ser casualidad esta preferencia de las y los autores. Su actitud desafiante y decepcionada hacia lo hegemónico y/o las instituciones les permiten analizar y trascender sus convenciones, lo que se entiende para los adeptos como una falta de respeto. Pero la desviación no es moral ni social (por el contrario, aunque tengan comportamientos destructivos o contradictorios, suelen estar mejor preparados para entender lo que es la justicia porque, al menos, se alejan de la hipocresía). Develan las alianzas entre las élites ideológicas y económicas, pues el Dominio es tanto simbólico como material.
Nuestra actualidad, como todas, atraviesa el dilema de edificar justicia, paz y verdad. A veces, parece que el horror nos advierte del peligro de dejarnos llevar por el mito, pero también explora la falta de respeto hacia él. La ilusión de una verdad trascendente frente a la certeza de que los humanos no somos la fuerza dominante del universo. Es una lucha por la esperanza, a veces perdida. El horror cósmico y el weird ofrecen explicaciones a medias y, a veces, de irremediable condena. Es una respuesta válida para llenar el vacío. Vislumbrar la silueta del Abismo es mejor que no distinguir su fondo. No pretendo quitarles esa respuesta a otros. Pero hay un camino adyacente, también tortuoso, siniestro e incierto, que tiene más de decisión que de descubrimiento o revelación divina, que terminan tomando los personajes de Apostle y True Detective: la decisión existencialista por la vida. Porque más allá de la esperanza teñida de ingenuidad, del consuelo de la desesperanza y la resignación, está el coraje y la ira de los que no le temen a “Dios”.
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Ana Marina Ortiz Baker
Soy Licenciada en Letras y Maestra en Literatura Hispanoamericana.
Los temas que me apasionan son la fantasía, la ciencia ficción, el cyberpunk, el cuerpo, la mujer, los espacios, los mitos y la naturaleza.
Me encanta indagar en los significados que sostienen un mundo ficticio y últimamente me siento muy cautivada por la sabiduría que lo mítico nos devela.
Me gusta mucho tejer, visitar ríos y arroyos, leer, el color beige, El señor de los anillos, Star Trek, los pulpos, los tornados y el melodrama.
Organizo el proyecto independiente de La (cíclica) Sociedad del Fruto y el Mito (Ig y X).
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