#MINIRP
104

#minirp es un ejercicio de escritura digital (utilizando la plataforma Twitter) que incentiva la imaginación, partiendo de una imagen dada para crear historias.
Las historias que sobresalieron en nuestro ejercicio 104:
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Cada noche volvían con nuevas ironías. Era enternecedor saber que en las circunstancias diarias más extrañas se escondía tanta magia.
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Embrujo de eternidad, más de siete vidas para ser vividas, más de siete para volar en los sueños de Halloween.
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DAR CALABAZAS. Caramelos surtidos, un ojo, un grito… Ninguna ofrenda alcanza a Mister Pumpkin.
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En casa hay un artilugio mecánico que me visita; las patas articuladas hacen tic, tic, cuando trepa y glu, glu, al beber mi sangre.
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Halloween en Ulthar o la conjunción còsmica que torna gatos en alucinantes quirópteros… y no evita la intromisión de El Sombrerero.
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No bebas ajenjo, dijeron: es puerta infernal; bebí… y no averno sino lúdico paraíso encontré: gatos, mimos, circo infinito para mi.
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VECINOS. Cuando logré treparla, entendí por qué es tan alta la medianera entre mi casa y la de Mister Poe…
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John Carpenter no olvida la borrachera que tuvo con Hugo Stiglitz… de ahí nació su película «Halloween para los mil gatos negros».
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Maullar, aletear y esquivar obstáculos: requisitos formales para «Los Vampimininos», fiera guardia pretoriana de La Zona Onírica.
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El cuervo fue claro: nunca más trataría de inmiscuirse en una pesadilla de Poe.
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Todos los días fueron Halloween y por la costumbre ya nadie pasaba miedo. La Navidad se convirtió en algo verdaderamente terrorífico.
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Y esta historia de terror fue construida calabaza sobre calabaza, piedra sobre piedra, letra sobre letra, ojo por ojo.
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Acogedoras Cucurbitáceas dieron asilo a los cuervos expatriados por sacar los ojos de sus adorados padres.
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¿Truco o trato?, inocente pregunté a las bestias de mis sueños. Y así fue como ellas me convirtieron en escritor de fantasía.
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Quisiera ser el heredero de Poe, de Kafka, de Borges; pero sólo soy un pequeño iluso juntando dulces para ti.
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Desde que el sombrero escapó del mago, las funciones son más entretenidas porque nunca sabes qué le mandará en vez de palomas.
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Si cierras los ojos y cuentas hacia atrás cuando suenan las campanadas de medianoche, te visitará el contador de cuentos imposibles.
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No sé, pero
dejo de lado los gatos,
cuervos y seres extraños.
Me pierdo en las estrellas que escondidas
iluminan lo raro…
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El gato con botas convenció a las calabazas de cenicienta para hacer su propio Halloween, y ser los amos del calabozo.
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Después de morir pasaban por el limbo para descansar, eran mascotas de humanos que para reencarnar debían olvidar sus malos hábitos.
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Son líneas náufragas de un cuento, cuya imagen de literatura enferma, de paisaje soñado, termina en educativas fábulas infantiles.
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Tras ser abducido, cada Halloween rememoraba aquella mágica noche.
«No somos tan diferentes», se decía…
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Siempre hablaban de la inteligencia de los cuervos, pero nunca se plantearon qué soñaban.
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Las calabazas brotaron por doquier, como un ejército de pesadillas. Surcando el cielo, los gatos lloramos la suerte de los humanos.
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ÚLTIMA PÁGINA
La casa del escritor se había quemado hasta los cimientos. De la densa humareda emergieron miles de seres fantásticos.
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Aprovechando que tenía siete vidas, el gato se desdobló en un carnaval de almas que marchó en un carro alegórico al infierno.
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Los guardianes del cementerio comunican que la acumulación de pesadillas es proporcional al número de sueños que dejamos escapar.
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Analizaron los sueños de los sobrevivientes de Chernobyl. Miles de gatos negros, cuervos y un niño de metal, que pedía despertar.
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Atados a globos, trepan la noche ventana a ventana, susto a susto. En la cornisa, una bruja los colma de dulces, corta sus amarres.
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Los heterodoxos no cuentan ovejas… lo de ellos es la trasgresión: un gato simple, otro alado, hasta alcanzar el ansiado descanso.
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@huge_mess
El servicio de entrega de sueños a domicilio amplía su cobertura al rincón del inconsciente colectivo que nos legó Edgar Allan Poe.
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El hada madrina se equivocó de varita y dentro de las calabazas aparecieron cuervos y gatos voladores. La cenicienta nunca apareció.
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MURCIEGATO. Se arquea hacia arriba, ronronea de placer. Sólo ella, la galeraña, le sabe rascar el lomo.
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Un ministro vuelto murciélago celebró la diabólica boda para unir en la más abominable concupiscencia a unos cuervos enamorados.
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Todos los martes publicaremos un nuevo ejercicio.
¡MUCHAS GRACIAS POR JUGAR!