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Romance a la Polanski

 

Rodrigo Ayala

 

 

Estoy en deuda permanente con Roman Polanski. Gracias a él, logré que ella aceptara salir conmigo una segunda vez.

 

Roman Polanski

La primera ocasión que la vi mi mundo dio un giro al ver a la mujer más hermosa que ha pisado este planeta. Cabello castaño con las puntas terminadas en rubio, ojos grandes y almendrados, labios largos y carnosos, un cuerpo esbelto y diminuto. Piel blanca, manos delgadas. Pensé: jamás he visto algo que me fascine a este grado. Podría perderme en ella y desear nunca ser encontrado ni regresar a este mundo. Cada vez que la veía pasar mi corazón galopaba y yo no tenía más remedio que observarla sin que se diera cuenta, lo más detenidamente que me atreviera.

Un día nos topamos en la cafetera de la oficina. Estábamos ahí los dos, apartados de las miradas de los demás. Tragué saliva y cogí mi taza con fuerza. Esa coincidencia me puso nervioso, pero al mismo tiempo pensé que si no aprovechaba ese momento para charlar con ella, difícilmente tendría otro. Me acerqué y me situé a su lado. ¡Vaya rostro más hermoso! Inicié la conversación y, para mi sorpresa, ella respondió. Nos presentamos y hablamos un poco acerca de lo que hacíamos en nuestros respectivos puestos. La charla no habrá durado más de cinco minutos, pero yo fui el hombre más feliz del mundo.

A partir de ese día, comencé a invitarla a salir con insistencia para tomar un café. Su resistencia duró aproximadamente un mes. Tal vez ya sospechaba que yo era un tipo de lo más aburrido y con bromas más penosas que memorables. Sin embargo, tras una larga paciencia de mi parte, ella aceptó y volví a ser el hombre más feliz sobre la faz de este mundo. Otra parte de mí estaba nervioso al preguntarse sobre qué hablar, cómo vestir, a dónde ir y ese tipo de detalles.

Cayó la tarde y llegó el momento de reunirnos. Caminamos a través de bulliciosas calles hasta que decidimos entrar a un café cerca de la Zona Rosa. Nunca he sido (ni seré) el alma de la fiesta ni el tipo más divertido de este mundo. Para ella debió ser un par de horas tediosas y de mucho aburrimiento. Sin embargo, la charla se dio en terrenos de cordialidad y camaradería. Por tercera vez, fui el hombre más feliz del mundo al poder contemplar de cerca su rostro y poder escuchar su voz. Cuando estábamos decidiendo salir del café y despedirnos, de pronto vino a nuestra conversación el nombre de Roman Polanski.

—¿Lo conoces? —preguntó ella.

—Claro, es uno de mis directores predilectos —respondí.

—Nunca había conocido alguien a quien le gustara.

—Para mí, es uno de los grandes.

Nos sumergimos en una conversación sobre El bebé de Rosemary y la sensación de paranoia y claustrofobia que nos causó. Coincidimos en que era una de nuestras cintas favoritas de todos los tiempos y que estaba en el top cinco de los trabajos de Polanski. La historia de la pobre Rosemary Woodhouse, cuyo embarazo se ve amenazado por la presencia de una extraña secta ocultista, nos voló la cabeza y nos hizo amar al director polaco, capaz de crear una de las atmósferas más tétricas y oscuras del cine de horror y suspenso de la historia.

 

El filme fue rodado en el famoso edificio Dakota, en Nueva York, famoso por ser la residencia de personajes excéntricos y oscuros, además de los hechos trágicos que ocurrieron en él: el mítico actor de cine de horror Boris Karloff vivió en él. Karloff es uno de los actores más reconocidos en el cine de serie “B”, gracias a su aparición en cintas como Frankenstein, La momia, El gato negro, El cuervo y El terror.

Aleister Crowley, apodado “la Bestia 666”, también vivió tras los muros del Dakota. Ocultista, alquimista, alpinista, escritor y mago ceremonial, fue también un prolífico autor de diversos libros en torno a temas sobre esoterismo y cábala. El más famoso de ellos es El libro de la ley, en el cual Crowley deja un legado de su filosofía de vida: “Haz lo que tú quieras, será toda Ley”. Fundó su propia religión, Thelema, en torno a la cual también creó diversos textos.

Además, fue a las puertas de este edificio donde Mark David Chapman asesinó a John Lennon: el líder de The Beatles. La locación elegida por Polanski parece la ideal para seguir llenando a este lugar de un aura negra.

Nuestra luna que no fue amarga

Acto seguido (por vez primera en mi vida me consideraba un tipo tocado por una tremenda buena suerte), ella y yo conversamos sobre Luna amarga, ese cautivador y aterrador thriller erótico donde la perversidad de las relaciones de pareja se pone de manifiesto.

La película, una de las cintas más sensuales del polaco, está basada en la novela Parias, ou la tentation de l’Inde de Pascal Bruckner. En ella nos encontramos con dos parejas que se conocen durante un crucero: el joven matrimonio conformado por Nigel (Hugh Grant) y Fiona (Kristin Scott-Thomas), quienes viajan para celebrar su séptimo año juntos; y Mimi (Emmanuelle Seigner) y Oscar (Peter Coyote), una extraña asociación que se distingue por una clara diferencia de edades. Cuando Oscar se percata de que Nigel ha caído fuertemente atraído por su joven esposa, lo cita en su camarote para relatarle la sanguinaria y oscura historia que su esposa y él esconden.

Creo que el descubrir mi afición hacia un director que ella también admiraba, fue lo primero que le despertó cierto interés en mí y lo que la motivó a que tuviéramos una segunda cita. En ella continuamos charlando en torno al cineasta de nuestra preferencia y quedé en que le prestaría otra de las cintas imperdibles del mismo: El inquilino.

Se trata de una de las historias más macabras que hayamos visto sobre locura y delirio de persecución. Un joven arquitecto se muda a un pequeño departamento en un viejo edificio de París, donde la anterior inquilina intentó suicidarse. Paulatinamente, sus vecinos crearán en él un estado de paranoia de tétricas dimensiones.

No hubo repulsión, sino atracción

Después de varias salidas al cine, cafés, museos y eventos de toda clase, nos hicimos novios. Por cuarta vez volví a ser el sujeto más feliz y afortunado del mundo. A los pocos meses de relación, nos enteramos de que la Alianza Francesa proyectaría otra de las cintas más célebres de Polanski: Repulsión.

Ella no la había visto nunca y yo le dije que por nada del mundo podíamos dejarla pasar. Fue así que nos dirigimos al lugar señalado y nos perdimos en la terrorífica historia de una mujer paranoica con una vida enmarcada por el rechazo a los hombres. Este filme de terror en blanco y negro, protagonizado por una jovencísima Catherine Deneuve, resulta fundamental para entender la obra de Polanski, misma que se caracteriza por una marcada obsesión por los lugares encerrados, los delirios, los personajes grotescos y los miedos internos.

Esta cinta, junto con El bebé de Rosemary y El inquilino, forma parte de la “Trilogía del apartamento”, en la cual el temor proviene del interior de sus protagonistas.

 

Abrimos la novena puerta

Armados con una computadora portátil, solíamos frecuentar cafés para ver películas. Se nos ocurrió dedicar una tarde a nuestro director de cabecera y ver una selección de cortometrajes que dio paso a su primer largometraje: El cuchillo en el agua, el cual estuvo nominado a mejor película extranjera.

Puedo decir que de todas las películas de Polanski ante las que ella y yo hemos estado, ésta es la única que no vimos. La razón fue que nos perdimos en una larga sesión de besos en lugar de contemplar las imágenes. Cuando el amor te llama, Polanski puede esperar…

Los mejores regalos de mi vida me los ha dado ella. Tiene una creatividad y una disposición increíbles para elegirlos y sorprenderme. Recuerdo perfectamente el momento en que apareció con un libro largamente anhelado por mí: Roman por Polanski, la autobiografía inconseguible en México del director de cine que nos unió.

 

El texto expandió nuestros conocimientos acerca de su trágica vida y célebre obra. Sus padres, judíos polacos, fueron enviados a campos de exterminio nazi. Su padre logró sobrevivir, no así su madre, quien murió en Auschwitz. El libro es un pormenorizado repaso a sus inicios como director y la manera en que alcanzó el éxito como creador.

Roman Polanski

Meses después, Polanski y su siniestro mundo seguiría siendo una sombra fabulosa en nuestra relación. Estábamos de paseo por librerías de viejo en la colonia Roma. Ella echó a andar hacia la sección de libros en inglés, mientras yo cazaba alguna novela de ciencia ficción. Minutos más tarde, apareció llevando un libro de bolsillo de tapas negras con las palabras “Helter Skelter” impresas en la portada.

—Has encontrado un tesoro —le dije.

Era la famosa biografía escrita por el abogado Vincent Bugliosi, en 1974, sobre el juicio de uno de los hombres más siniestros de la historia criminal del mundo: Charles Manson.

En la madrugada del 9 de agosto de 1969, Susan Atkins, Patricia Krenwinkel, Charles Watson y Linda Kasabian irrumpieron en la mansión marcada con el número 10050 de Cielo Drive, en Beverly Hills, California. Asesinaron a la actriz Sharon Tate (embarazada de ocho meses), Abigail Folger, Voytek Frykowski, Jay Sebring y Steven Parent. A Tate la sometieron con cuerdas y le dieron más de una decena de puñaladas.

Los asesinos escribieron en una puerta la palabra “Pig”, ayudándose de la sangre de una de las víctimas. Habían sido enviados a cometer este acto por Charles Manson, líder de una comuna llamada “La Familia”, en la que habitaban jóvenes hippies a los cuales había adoctrinado bajo una filosofía perversa y extravagante. Tras una larga investigación y un juicio mediático, Manson y sus seguidores fueron arrestados y hallados culpables por la masacre en la mansión.

Charles Manson

La escena del crimen no era otra que la residencia de Roman Polanski y su esposa, Sharon Tate. En ese momento, el director se encontraba de viaje en Londres preparando el largometraje El día del delfín (el cual quedó inconcluso). Un recuerdo muy negro se cernió sobre su vida con esta tragedia, la cual lo marcaría para siempre, como también se puede apreciar en el libro Roman por Polanski.

Gran seguidora de los temas relacionados con asesinos seriales y el crimen, ella devoró Helter Skelter con avidez y me mantenía al tanto de la historia conforme avanzaba. Es el documento más importante en torno al caso Manson y una forma más en que el universo Polanski nos continuaba envolviendo.

Bailando como vampiros enamorados

Hoy vivimos juntos y el director polaco sigue siendo motivo de largas charlas y de tardes de películas en nuestra casa. Tenemos un pacto establecido: el día en que viajemos a Nueva York, una de nuestras paradas obligadas será el edifico Dakota.

Dejo hasta aquí este texto, pues estamos preparando las bebidas y los alimentos para instalarnos en la cama y elegir qué cinta de nuestro director favorito vamos a ver a continuación: ¿El baile de los vampiros? ¿Tess? ¿Cul de Sac? ¿Piratas? ¿La venus de las pieles?… ¿O tal vez veamos por enésima vez El bebé de Rosemary? Puede ser que de último momento nos decidamos por algo más diabólico: La novena puerta.

Ilse y yo podríamos pasar toda la vida entregados a uno de los cineastas más importantes de la historia que, a pesar de las controversias en las que ha estado envuelto, ha hecho contribuciones muy valiosas en el séptimo arte. Y en nuestras vidas.

Lo único que sabemos con certeza es que continuaremos juntos con un declarado amor al cine y viviendo un romance a la Polanski.

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Rodrigo Ayala Cárdenas

Apasionado de todo lo raro, terrorífico, fantástico y que se salga de lo considerado normal en las vertientes del cine, las letras y la música. Redactor y corrector de estilo desde hace varios años, dedica su tiempo al ejercicio de la libre imaginación como medio para explorar las infinitas posibilidades de conexión entre alma y mente. Además: lector, amante del rock, corredor y explorador de los misterios de la vida. Amante del café, el cine y las caminatas por la ciudad. Anhela manejar una moto o correr una carrera a través de un paraje infestado de sombras y seres sobrenaturales.

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