Seleccionar página

Bitácora de navegación del Nautilus 16

ASPIRAR Y AFIRMAR PODRÍAN SER LA MISMA COSA

Marina Ortiz

 

La adolescencia es complicada en general, y más cuando se sabe que uno no encaja, sea el motivo que sea. La des-adaptación social en la adolescencia suele ser un tópico común en los géneros de la imaginación, y en esta ocasión quisiera enfocar nuestra atención en las adolescentes. Ser una chica no es fácil, como dice la autora Lindsay Ellis en su video ensayo “Dear Stephanie Meyer”, nosotros como cultura parece que odiamos a las adolescentes. Su música, sus gustos, sus pasatiempos, sus gestos, su vanidad… No sólo es difícil ser adolescente porque parece que existe un discurso bastante robusto en nuestra contra, sino que carecemos de modelos sociales para salir del atolladero. Como dice Rosario Castellanos en su poema “Meditación en el umbral”, debe haber otro modo de ser.

Esta es la inconformidad que Madeleine L´Engle expresa en su novela A Wrinkle in Time (1962). Cuando la leí tenía la misma edad que la protagonista (Meg Murry, 13 años) y entendí perfectamente su sentir: la sensación de que algo existe dentro de nosotras que nos distancia de lo ordinario. La apariencia indistinta que otros nombran como desagraciada es el menor de los problemas, el peculiar intelecto y gusto por el conocimiento (ella la ciencia y las matemáticas, yo la literatura), y las actitudes un tanto antisociales y domésticas. Desadaptadas, inconformes, perdidas, contradictorias. Sin saber de otros modos de ser.

*

*

Me genera cierto candor que, a pesar de la diferencia de los contextos y las épocas, la identificación sea tan fuerte. Esto se debe a que las condiciones sociales que constreñían a Meg eran similares a las mías. En corto: entornos patriarcales y conservadores que no conceden un verdadero espacio a la diversidad. Y dicho sentimiento llega a materializarse en el villano que amenaza al planeta Tierra en la novela, el ente místico y terrible “It” que busca homogeneizar y controlar a todo ser vivo.

La frustrante y despectiva dimensión realista en la vida de Meg se abre y la exploración de lo oculto, lo sobrenatural, lo mágico y lo desconocido es lo que le permite resignificarse a sí misma y a su entorno. Se demuestra su valentía, e incluso se reformula lo que otros habían llamado sus defectos, pues resultan ser sus más grandes virtudes: el coraje se vuelve determinación, la ira se vuelve perseverancia y la diferencia se vuelve fortaleza.

*

*

Mi motivación para explorar este texto y su valor se desprende de los sentimientos que el mes de marzo suscita en mí. Las mujeres, en toda nuestra diversidad corporal y emocional, sufrimos de la opresión de ser conceptualizadas no como Individuos, sino como Naturaleza, Magia o Misticismo. Según la dualidad mítica de la realidad, lo sobrenatural es lo extraordinario, lo peligroso, lo inquietante, lo inaprehensible y lo incontrolable, aquello fuera del Orden Humano, fuera de la construcción de la sociedad y fuera de los procesos de conocimiento y de política. En resumen, las mujeres podrán ser “divinas” pero es justo ese razonamiento el que nos ha excluido históricamente de participar de las esferas públicas.

Siempre regreso al pensamiento mítico, a esta dualidad, porque aún se efectúa en nuestros días. Por eso también siempre regreso al “viaje del héroe” de Joseph Campbell, no para reducir la interpretación de una obra o para acusarlas banalmente de copiar una fórmula narrativa, sino para apuntar a que es un fenómeno mucho más arraigado y difuso en nuestro imaginario colectivo: la naturalización de los roles de género en las grandes narrativas y el esfuerzo social por limitarlos.

*

Madeleine L´Engle

*

Además, no puedo ni quiero refutar ideas maravillosas como «La mitología está derrotada cuando la mente descansa solemnemente en sus imágenes favoritas o tradicionales, y las defiende como si ellas mismas fueran el mensaje que comunica» (p. 152) o «Desde el vacío que está por encima de todos los vacíos surgen las emanaciones que sostienen al mundo» (p. 153). ¿Y qué me dicen de «Desde el punto de vista del camino del deber, el que es exiliado de la comunidad es nada. Desde el otro punto de vista, este exilio es el primer paso en la búsqueda. Cada uno lleva el todo dentro de sí mismo, por lo tanto puede buscarse y descubrirse dentro de él» (p. 211)?

Todo esto, en especial la última cita, es verdad sobre Meg, y cualquier persona ficticia o actual. El problema es, y parafraseo a Campbell, cuando descansamos, o bien nos conformamos, con una serie limitada de imágenes y las confundimos por su mensaje. Siendo así, la diferencia —de identidad, orientación sexual, expresión de género, raciocinio, color de piel, capacidades, orígenes, etc.— ha sido excluida de las narrativas de los héroes injustamente, e incluso podemos argumentar que la noción misma de héroe ha sido malinterpretada (lo veremos en otra entrada).

*

*

Meg encontró su maduración en lo sobrenatural, que la protege y vulnera a la vez. Su aventura le permitió entender que cualquier peligro en cualquier dimensión conlleva un espejo en el otro lado, y es por eso que al regresar el mundo ordinario es una persona más sabia y compasiva para lidiar con él. La transformación de Meg no fue un cambio o “mejoramiento” de su persona, porque ese otro modo de ser que ella anhelaba no era otra cosa que la aceptación de sí misma. Y su historia nos apunta una dirección para nuestro propio camino: del “otro lado”, ahí donde reside lo oculto y extraño, lo inquietante y mágico, es donde podemos vernos mejor y así entender que tal vez no tengamos que cambiar nuestros defectos, porque podrían ser nuestras más grandes virtudes.

**

AQUÍ puedes ver «Dear Stephanie Meyer».

AQUÍ puedes leer «Meditación en el umbral».

****

Ana Marina Ortiz Baker

Soy de Monterrey, Nuevo León, México.

Desde la licenciatura estudio la ciencia ficción y la fantasía, y estoy por terminar una maestría en Literatura Hispanoamericana.

Mi tesis de investigación fue sobre el cyberpunk mexicano, en específico el tema del espacio y su relación recíproca con los personajes.

Me gustan los temas del cuerpo, la mujer, la ciudad, los mitos, la magia y la naturaleza.

Los conocimientos que tengo, que son un tesoro para mí, aún tienen mucho que crecer.

Twitter: @maro_baker

¡COMPÁRTELO!

Sólo no lucres con él y no olvides citar a la autora y a la revista.