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EL CAMINO DE LA SERPIENTE

 

Mariela Kalinova Jelezova

 

 

Desde que tengo memoria persigo el número 8. Lo noto en recibos, placas de los coches, números de las casas o entradas del cine. Por alguna razón, cuando empiezo a ver más ochos a mi alrededor siento que sigo el camino que me corresponde. Son como pistas ocultas que alguien me va dejando para saber a qué prestarle atención. En cambio, si dejo de ver ochos por un tiempo mi vida empieza a volverse un laberinto de espirales rutinarias en las que me empiezo a perder. Curiosamente, me he encontrado con más personas que siguen números y cada uno de ellos tiene el suyo: 21, 2, 3…

Sin que nos demos cuenta, cada uno de nosotros va creando a lo largo de su vida una simbología y lenguaje interno propios. Ponemos más atención en algunas palabras que, como hechizos, cuando se nombran nos despiertan de la ensoñación tan larga.

Mis ochos acabaron llevándome a Portugal, donde vivo ya hace algunos años, pero han estado silenciosos últimamente. Tal vez porque la vida rutinaria no me lleva por nuevos caminos al trabajo tan seguido como quisiera.

Lisboa se ha convertido sin duda en una de las ciudades mas populares en los últimos años, atrayendo todo tipo de personas a sus calles empedradas. Sin embargo, hay en Portugal algo que escapa al ojo incauto: escondidas en los edificios, calles y conventos, hay numerosas pistas y símbolos antiguos.

Es justamente en Ofiússa —o la tierra de las serpientes— que los templarios se refugiaron de sus persecuciones y poco a poco se fueron amalgamando con los masones. En los conventos portugueses podemos ver por todos lados símbolos templarios y masónicos.

Uno de estos lugares se ubica en la cuidad de Braga, donde está el santuario de Bom Jesús do Monte. Es famoso por sus escalinatas que pasan por cinco fuentes que representan los 5 sentidos. Frente a las escalinatas, dos serpientes enrolladas vierten agua en griales. Para los templarios, la serpiente estaba intrínsecamente ligada al conocimiento.

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Fotos de mi autoría: Braga, Santuario Bom Jesus do Monte, 2023.

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Podemos ver estos simbolismos también en los famosos posos iniciáticos en Sintra. Se usaban, como su nombre lo indica, para ritos de iniciación. El iniciado tenía que pasar por 9 espirales, como los círculos del infierno de Dante, o como la serpiente enrollada que podemos ver en el santuario de Jesús del Monte. Iría subiendo la escalera desde la oscuridad absoluta de las cuevas hasta la luz del día. La salida de los círculos del infierno representa un nuevo nacimiento o el regreso a la Tierra. Ese camino de la serpiente es la iluminación del individuo.

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Foto de mi autoría: Vista desde el fondo del pozo iniciático, 2023.

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Seguramente el nombre de camino de la serpiente les suene mucho a los que crecieron viendo la serie de Dragon Ball. Goku tiene que cruzarlo cuando muere y debajo del mismo, curiosamente, se encuentra nada menos que el infierno. Tal vez sin darnos cuenta de dónde vienen, seguimos rodeados de muchos simbolismos muy antiguos.

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Fernando Pessoa es el escritor portugués por excelencia. Se le conoce principalmente por el Libro del desasosiego (que les recomiendo, especialmente si son melancólicos) y por la poesía que publicó bajo el nombre de varios homónimos. Lo que poca gente conoce es que tenía especialmente una fijación por lo simbólico y el ocultismo. Muchos piensan que él mismo fue masón y estaba muy interesado en la filosofía hermética. Entre sus escritos está uno muy poco conocido: “El camino de la serpiente”. Dice en él:

“Todos los caminos en el mundo y en la ley son rectos; el camino de la Serpiente es la evasión de caminos, porque es, sustancial y potencialmente, la Evasión Abstracta, el reconocimiento de la verdad esencial, que puede expresarse, poéticamente, en la frase de que Dios es cadáver de sí mismo; el descubrimiento del Triángulo Místico en el que los tres vértices son un mismo punto, el secreto de la Trinidad y del Dios Vivo, que, en cierto modo, es el Hombre Muerto en y por el Dios Muerto.”

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Sólo pasando por el camino de la serpiente es que se puede alcanzar el conocimiento oculto, la alquimia y la magia. La iglesia gnóstica hereda este pensamiento hermético a los templarios. Al final del camino, la verdad está en uno mismo. Las serpientes suben en espirales, se muerden la cola en círculos o forman ochos infinitos. Uno siempre vuelve a si mismo. En su poema “Eros y Psique”, Pessoa juega con ese concepto para decirnos que el príncipe y la princesa dormida son el mismo ente, igual que el observador y el observado de Octavio Paz en su poema “La calle”.

Al final, persigo ochos porque nací el año de la serpiente y su camino es el único que puedo seguir.

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En Soliloquios de una inteligencia natural escribiré sobre cuentos de mitologías nórdicas y eslavas, misticismo, fenómenos paranormales y ciencia ficción.

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Mariela Kalinova Jelezova

Soy búlgara y mexicana. Vivo hace 5 años en Portugal. Estudié Química e hice un Master en Bioquímica. Actualmente hago otro Master en Literatura, cultura y arte contemporáneos. Escribo cuentos cortos, pinto y hago esculturas.

Me interesan los cuentos de ciencia ficción e infantiles, la poesía, el misticismo, la filosofía, la precognición, la sociología y el comportamiento animal. Estoy segura de que me olvido de algo.

@kalinova.art 

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