16va carta náutica
EL CANTO DE LAS OLAS
II
Alejandra Q. Pérez
En la anterior entrega, dimos un repaso por las Sea Shanties más famosas de la ficción, tomando como punto de partida la figura de Orfeo. En esta segunda parte, volveremos a la mitología griega, centrándonos en el mítico rey y navegante Odiseo.
Conocemos a Odiseo —también llamado Ulises— por primera vez en la Ilíada como uno de los reyes aqueos en lucha contra los troyanos; sin embargo, será hasta la Odisea que veamos a fondo a este personaje. La Odisea nos muestra el viaje lleno de problemas y dificultades que realiza Odiseo para volver de la guerra de Troya hasta su hogar en Ítaca; uno de los obstáculos que debe superar es la presencia de un grupo de sirenas, cuya voz hechizante busca hacer encallar a los barcos para devorar a los marineros infortunados.
Ante tal peligro, Odiseo no muestra temor alguno, pues es un hombre curioso y desea escuchar ese canto mortalmente mágico. Circe —poderosa hechicera y, al igual que Odiseo, uno de los personajes más importantes de esta obra— le da una solución para que logre cumplir con su deseo:
“Tápales los oídos a tus hombres con cera de abejas, pero si tú quieres oír su canto, haz que te aten al mástil del barco. No les permitas que te desaten, por mucho que lo pidas.”
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Siguiendo estas indicaciones, el barco de Odiseo cruza la zona de las sirenas sin problemas. Por supuesto, lo más interesante de esta aventura es la reacción de Odiseo, quien, naturalmente, queda fascinado por el canto de estas criaturas, a tal punto que suplica a gritos a su tripulación que lo liberen, y parece sufrir cuando su gente no acata la orden y van dejando atrás el divino canto conforme el barco avanza.
¿Qué relación tiene esta situación con lo pirático? Odiseo hace algo que se convertirá en un simbolismo pirata: se rindió ante la música, la disfrutó, la amó e intentó buscarla, aunque eso significara la muerte. La vida pirata se apoya justo en la idea de vivir al límite, sin las reglas comunes de la sociedad y disfrutar de permanecer entre la vida y la muerte cada día. Por supuesto, en la realidad estos criminales no siempre tenían motivaciones tan poéticas, pero la ficción, por fortuna, sí cuenta con esta licencia. Así pues, tenemos que el canto de las sirenas representa el deseo irresistible, lo que seduce, encanta y a la vez destruye, algo que se reflejará de diferentes formas en la ficción.
En las obras piráticas, en especial en las actuales, es imposible concebir un pirata que no disfrute la música como disfrutaría de un buen trago de ron; la ficción visual, especialmente, está llena de personajes que, al puro estilo de Odiseo, se rinden ante los cánticos y la diversión.
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En la columna anterior mencionamos el anime One Piece (1999), donde su canción por excelencia, el “Sake de Brinks”, es una letra divertida y soñadora que se canta después de ganar una gran batalla o al tener a bordo a un nuevo compañero; sin embargo, va un poco más allá, utilizando la melodía como una despedida agridulce a través del músico con el que escuchamos por primera vez de esta canción. El personaje llamado Brook, un esqueleto viviente y músico de la tripulación protagonista, fue en vida parte de los llamados “Piratas rumberos”, una tripulación que vivía por y para gozar la música. Tras algunos sucesos desafortunados, la tripulación está condenada a morir lentamente, lo que afrontan con una canción; cantando el “Sake de Brinks” por última vez, vemos cómo la canción pasa de ser ese coro de voces animado de siempre a ser un solo conforme van muriendo los miembros de la tripulación, dejándonos una escena conmovedora con la que se supone es una canción feliz que llama a cumplir tus sueños.
De manera similar, en Piratas del Caribe 4: Navegando aguas misteriosas (2011), la celestial música de las sirenas se convierte en el anuncio de un ataque brutal; en este caso, la dualidad entre belleza y tragedia en la canción es de corte romántico. En esta película, a fin de capturar una sirena, se ordena a los miembros de la tripulación atraer a las criaturas cantando, por lo que la canción elegida retrata a la perfección esa esencia de romances marinos:
Cupido me ha flechado
la riqueza me da igual
solo ha de consolarme
mi marino audaz jovial.
Doncellas vengan todas
las que aman de verdad
que un marino alegre viene
a ver el viejo mar.
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En estas escenas, al igual que Odiseo, vemos a uno de los miembros dejarse llevar ante la música y la belleza de las criaturas, a pesar de haber escuchado, y de tener la advertencia de otro miembro de la tripulación, sobre las terribles intenciones de las sirenas:
“No he tenido mucha suerte en mi corta y desgraciada vida, esa es la verdad ¡Pero como hay Dios, que ahora podrán decir que Scram recibió un beso de una verdadera sirena!”
Algo similar sucede en la película animada Simbad: la leyenda de los 7 mares (2003), donde la tripulación es hechizada por la voz de las sirenas, aunque aquí son salvados por la única mujer a bordo.
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Así pues, vemos que las Sea Shanties están presentes de diversas formas, como una música alegre que puede tener toques dulces, una melodía romántica que anuncia una catástrofe o simplemente para marcar el ritmo de trabajo y hacer más amenas las tardes en mar abierto.
¿Qué otra canción pirata conoces?
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Alejandra Q Pérez (Guadalajara, Jalisco; 1999)
Egresada de la Lic. en Escritura creativa (UdeG).
Directora del proyecto La capa de Oscar Wilde, dedicado a la difusión del arte y la creación de talleres literarios.
Ha publicado en diversas revistas y antologías digitales y físicas.
Ponente en el Primer Encuentro de Estudios Frikis (Colef: 2023), el Primer Encuentro de Minificcionistas en Jalisco (UdeG: 2023)
y en el Segundo Encuentro de Mujeres investigadoras de la cultura asiática (Centro Cultural Hotaru: 2024).
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