15va carta náutica
EL CANTO DE LAS OLAS
I
Alejandra Q. Pérez
La imagen del pirata que se tiene actualmente es la de hombres y mujeres que se hacen a la mar en busca de aventuras y hurtajes, acompañados de barriles de ron y un repertorio de canciones interesantes. Esta imagen no es gratuita, pues se ha enlazado a los piratas con la música desde tiempos antiguos, y hoy revisaremos esa mística conexión.
Tan sólo en la mitología griega hay varios ejemplos de cantos que se relacionan con la vida en el mar. Dos personajes en especial se caracterizan por ser una especie de dualidad en cuanto a mar y música se refiere.
El primero de ellos es Orfeo, el gran músico de la mitología griega. Este personaje tiene una capacidad musical tal, que es capaz de calmar las aguas turbulentas, los animales furiosos y hasta a los dioses del inframundo (Hades y Perséfone), logrando salir con vida del reino de los muertos. El poder de Orfeo consigue confrontar a la muerte, algo que caracteriza a los piratas en su turbulenta vida en altamar. Al igual que este músico, los piratas utilizan canciones como medio de motivación y apoyo emocional para volver más ameno los viajes y sus sorpresas.
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Por supuesto, esta no es una práctica exclusiva de los piratas, pues durante la época dorada de la navegación a Vela (siglos XVII al siglo XIX, aproximadamente) se utilizaban las “Sea Shanties” como entretenimiento y motivación a bordo de las embarcaciones. Derivado del francés chanter (cantar), las Shanties eran melodías pensadas para coordinar el trabajo en equipo, creando un método que volvía más eficiente el trabajo y la vez más relajado. Para asegurar la coordinación adecuada, estas canciones tenían ritmos repetitivos y cantos acordes, por lo que había canciones para izar las velas, fregar la cubierta, atar cabos y demás tareas necesarias. Lo normal era que un líder o Shantyman cantara una línea y la tripulación le respondiera con un estribillo, ayudando a sincronizar el trabajo en equipo.
Comúnmente, las letras incluían versos con humor y referencias a aventuras marinas; sin embargo, las versiones piraticas agregaron leyendas aterradoras, tesoros, picardía y venganza.
Una de las Shanties literarias más conocidas es la presente en la Isla del tesoro (Robert Louis Stevenson, 1883). En esta novela, donde se relata el enfrentamiento entre un grupo de marineros honrados contra una tripulación pirata por la búsqueda de un tesoro, encontramos versos de una canción que ha sido inspiración de múltiples obras del mismo corte:
Quince hombres en el cofre del muerto…
¡Yo-jo-jo y una botella de ron!
El diablo y la bebida acabaron con su vida…
¡Yo-jo-jo y una botella de ron!
¿Te suena de algún lado? Al menos ese mítico Yo-jo-jo se ha usado y transformado en múltiples obras famosas, como Piratas del Caribe (2003) y su temible “Yo-o-jo” que tanto resuena en la tercera entrega.
O en obras que se alejan del pirata clásico como One piece (1997) y su querido “Yo-hohoho” como coro de Sake de Binks, una de las entonaciones más singulares y amadas de esta obra.
Estas dos canciones son una muestra perfecta de la versatilidad que han adquirido las melodías piraticas. Por un lado, la de One Piece, “Sake de Binks”, entona letras como las siguientes:
El sake de Binks será
Lo que vamos a entregar
Ni el viento, ni la marea nos podrá parar
Cae la tarde sobre el mar
Y en el cielo escucharás
El cantar de los pajarillos al volar
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Por el otro, Piratas del Caribe 3 (2007) nos presenta un tono más oscuro:
El Rey y su grey a la Reina por fin
Ataron a su galeón
Sé que mi hogar va a ser el mar
Donde este él yo estoy
¡Yo ho! Todos, la bandera Izar
Pillos y mendigos nunca morirán
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En ambas obras se habla de la libertad y su representación en la figura del pirata, y ambas utilizan canciones que refuerzan esta idea. Por un lado, One piece nos da una Shantie que habla de la ilusión y el sueño de salir al mar y vivir aventuras; la libertad que expresa su letra es una de emoción por el viaje a emprender. Por el otro, Piratas del Caribe nos habla más directo, más fiel a la realidad de lo que fue la piratería, una donde se mostraba como motivación y resistencia a las conquistas de las grandes naciones, pues los piratas y filibusteros comenzaron justo así, como un medio de resistencia en tierra y mar contra los extranjeros que buscaban conquistar las tierras del Mar Caribe; la libertad que expresa la Shantie cantada por prisioneros en la tercera entrega es una que llama a la resistencia de los menos privilegiados, de los que han tenido que adaptarse y pelear para sobrevivir.
Tenemos, pues, que la música (al igual que con Orfeo) ha sido un recurso que calma y emociona el alma de la vida marítima, donde los piratas también buscan burlar a la muerte cantando.
Después de este breve recorrido por las Shanties más conocidas de la ficción, todavía nos queda conocer a ese otro personaje que, a diferencia de Orfeo, no es un músico sino un capitán que logró escuchar las voces de las sirenas, pero sin perecer en el intento. ¿Sabes de quién hablamos? En efecto, del también mítico Odiseo, quien, gracias a Circe, consigue saciar su curiosidad al oír el canto hipnótico y la vez sobrevivir al encuentro.
¿Qué relación tiene esta acción con la música pirata? Lo podremos descubrir en la siguiente entrega.
¡Yo-ho!
Continuará…
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Alejandra Q Pérez (Guadalajara, Jalisco; 1999)
Egresada de la Lic. en Escritura creativa (UdeG).
Directora del proyecto La capa de Oscar Wilde, dedicado a la difusión del arte y la creación de talleres literarios.
Ha publicado en diversas revistas y antologías digitales y físicas.
Ponente en el Primer Encuentro de Estudios Frikis (Colef: 2023), el Primer Encuentro de Minificcionistas en Jalisco (UdeG: 2023)
y en el Segundo Encuentro de Mujeres investigadoras de la cultura asiática (Centro Cultural Hotaru: 2024).
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