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EL CORAZÓN ES UN CAZADOR SOLITARIO

Carson McCullers

 

Adriana Carrión-Carlson

 

Carson McCullers (1917-1967) no fue un espíritu trágico, muy por el contrario: era una artesana de frases y descripciones evocadoras capaces de ayudarnos a imaginar personajes profundos en situaciones normales, pero también al límite; todo esto mediante un tono cariñosamente pensado, sin dejar de ser apabullante. En su novela El corazón es un cazador solitario (1940), la autora asombra por la profundidad de su conocimiento sobre la naturaleza humana —algo bastante inusual para alguien tan joven. Además, trabajó el sentimiento inquietante de estar atrapado en una realidad en la que no se tiene la capacidad de cambiar el curso de la vida, y donde la única salida es a través de la muerte. Tal vez esto nos parezca familiar si pensamos en la situación desesperada a la que se enfrentaba el mundo sumido en guerra, previo y durante a los años cuarenta, y con ello se pueda entender al menos una parte de los pensamientos apesadumbrados latentes en la autora y su escritura.

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Carson McCullers

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McCullers era una artista natural, capaz de retratar tantas capas de individualización como fueran necesarias, porque los detalles le parecieron piezas fundamentales para construir el paso de la vida y el miedo a dejar ir los sueños propios. Y buscó reflejar los sentimientos sutiles que hacen que las relaciones sean más profundas y complejas. Sus historias estuvieron llenas de vivencias de un pasado que se mantiene en el aliento histórico de esa parte de Estados Unidos. Las experiencias del pasado dieron vida a esas postales ominosas del sur segregado. También evocó su interés y talento para tocar el piano, así como el impacto por la muerte súbita de sus padres. Y los claros sentimientos de injusticia y repugnancia por el trato a los negros sureños que se originaron en su juventud.

La escritora poseía una sensibilidad que aún la hacen sobresalir de aquel puñado de escritores, exponiendo los claroscuros de la sociedad por medio del puntilloso gótico sureño. En su trabajo existía una sensación subyacente de desesperación, aislamiento y vértigo que tomaron vida a través de sus palabras. En su historia personal se enfrentó a problemas en el matrimonio, el aislamiento causado por el alcoholismo y al desaire social por el tema de la salud mental. Habremos de recordarla, entonces, por la valentía de escribir y sobrellevar sus luchas.

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McCullers por Arnal Ballester

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El esfuerzo y deleite de leer a esta escritora radica en la posibilidad de entender que su narración detallada tiene el propósito de llevarnos de los sobresaltos emocionales hasta la exacta personificación de los sureños: llenos de matices y contradicciones. La vitalidad y verosimilitud de sus personajes se conectaron, de manera eficaz, con la voz sureña y su capital extraño e inquietante, para explorar varias cuestiones sociales y develar la mística del Sur de Estados Unidos. Carson McCullers enriqueció la llamada “conexión sureña” porque habitó el mundo literario en la misma época que otros titanes de la literatura, como Tennessee Williams, Flannery O’Connor y, por supuesto, William Faulkner.

El ritmo de sus historias aumenta el estremecimiento a lo largo de la lectura. El tiempo y la cadencia los ejecutaba con cuidado, al igual que la descripción de los espacios y la decisión sobre el momento en que la historia tenía que ser contada. La lente por la que McCullers nos hace mirar es muy potente y abarca muchos aspectos de lo humano, lo que vemos y lo que pertenece al secreto interior; algo que nos va a dificultar desenmarañar para encontrarle sentido. Sus letras ofrecen una perspectiva única, porque nos introduce en el corazón de una serie de seres humanos que se modifican de manera paulatina. Su estilo narrativo se caracteriza por las ricas descripciones, al igual que un avance moderado y de lenta cocción. La estructura que desarrolla es compleja, y sus historias no tuvieron conclusiones, ni finales claros y obvios.

En El corazón es un cazador solitario se utiliza una narración realista que se va enredando a medida que la escritora introduce cambios graduales y eventos inesperados. Al igual que en la vida, nunca se está seguro de lo que sucederá a continuación. A veces se termina de contar sin grandes acontecimientos y otras veces las cosas tienen que acabar de manera abrupta e incomprensible.

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A lo largo de esta novela vamos a percibir un estilo de escritura y voz narrativa indiscutibles. Esto es el hilo que tensa la trama con la irrupción de la tristeza, la duda y la continua exploración de los problemas sociales y su efecto en los individuos. Hay que tener en cuenta que esta interesante pieza literaria la escribió Carson cuando sólo tenía 23 años. Desde entonces quedó claro lo delicado y preciso de su trabajo al construir personajes.

El interés del lector va cambiando a lo largo de esta novela, siendo la primera y la tercera parte las más fluidas. La intención personal y la argumentación resultante de cada personaje demuestra una gran técnica. Sin embargo, hay momentos durante la segunda parte y hacia el final que parecen bastante confusas.

Uno de los factores que caracterizan a la potencia narrativa de McCullers se muestra en la forma como va incorporando el estado mental de los personajes principales con la presencia de otros personajes de relevo o secundarios. Asimismo, es muy interesante percibir lo incisivo y empático del comentario social que agrega en los diálogos de sus personajes. Se disfruta mucho que hubiera discusiones entre representantes de las ideas intelectuales y científicas, así como de otras fuerzas ocultas en la sociedad sureña de ese entonces.

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También hay que mencionar la terrible visión de futuro que McCullers y algunos otros compartían ante los cambiantes eventos internacionales de su tiempo. Resalta mucho su decisión de introducir ciertas reacciones a las noticias del pensamiento radical, extendiéndose por Europa en 1939. Con ello, la autora apretó mucho más los tensos hilos sociales de su novela, sobre todo por tratar de contradecir la supuesta “visión de túnel” en que vivían la mayoría de los estadounidenses que, muy apenas, empezaban a darse cuenta de las terribles implicaciones de la radicalización que incendiaba, uno a uno, a los países europeos (la falta de conocimiento y previsión sobre el conflicto bélico destruyendo el centro de Europa los desestabilizaría no mucho tiempo después y los terminaría sacudiendo hasta el tuétano).

La historia arranca con dos personajes que viven en un pueblito de Georgia durante los años treinta. Cada grupo de personas en el lugar utiliza una entonación que los distingue de los otros, haciendo evidente las múltiples diferencias y la segregación. Singer y Antonapoulos son la dupla que aparecen al comienzo de la novela y que nos sorprenden porque son personas mudas. Varias páginas nos llevan a seguir su amistad y lo que hacen. En algún punto se tienen que separar y Singer se transforma en un centro o imán al que otros personajes se van a sumar. La separación reubicará a Singer en otra parte del pueblo. Otros personajes llegarán hasta él para abrirse a la comunicación de sus muy particulares opiniones. La novela va tomando una forma en donde la trama queda reducida ante la importancia del desarrollo de personajes y su complejidad. En consecuencia, se muestra lo trascendental que rodea a la sensibilidad de cada uno y la importancia de que ésta se valore. Todos anhelan que su mundo interior sea aceptado, esperando que el otro los abrace y acompañe de ahora en adelante.

Entre los personajes tridimensionales que McCullers nos entrega se encuentra una niña entrando a la adolescencia con un deseo por acercarse a la música. Es una persona hermosa y locuaz; ella misma se construye sus propios instrumentos, mientras sueña con tocar el piano y, en su mente, logra tocar algunas de sus piezas favoritas. Está el dueño del bar del pueblo. Este personaje se entera de todo, es uno de los más misteriosos y nos muestra una dimensión profunda por su personalidad reprimida. Luego, viene un personaje incendiario: un médico, culto, un negro en el sur que es orgulloso y contradictorio. El doctor va a transmitir toda su furia, al mismo tiempo que su deseo de obtener comprensión y entendimiento por parte de la comunidad para revertir las diferencias. Su forma de actuar es muy contradictoria por su constante molestia ante “el mal uso del idioma inglés” y por despreciar a otros miembros de la comunidad negra. El quinto personaje principal es un hombre sin filtros. Va a poner en tela de juicio los mecanismos abusivos de los estados del norte de Estados Unidos al beneficiarse de la mano de obra barata que consiguen en los estados del sur. Este personaje es un loco sin restricciones que se emborracha y vaga de pueblo en pueblo.

Todos los personajes se van a conocer. Van a cruzar sus caminos y se van a unir en un conversatorio incesante con Singer, quien, al no poder hablar, les proporcionará la “escucha activa” que tanto les hace falta, y duele, a todos los demás. Singer pareciera representar también una especie de fiebre ilusoria que consume a todos cuando se busca la comprensión total. Es también un personaje que sirve de espejo para cuestionarse, y cuestionarnos, sobre si deberíamos plantear la comunicación de dos vías, y no nada más de forma unilateral y egocentrista.

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McCullers por Sara Morante

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Los misfits o inadaptados en esta novela se iban quedando fuera del sistema, y se acabaron sintiendo solos. Van a tratar de conectar de alguna manera en un pueblo que cada vez les da menos herramientas para pertenecer y sobresalir, un pueblo cada vez más empobrecido y violento. Es un libro duro, pero en el que también se despliega mucha ternura y nos permite sentir lo que les pasa a otros lejos de nuestro tiempo y realidad. El corazón es un cazador solitario nos hace agujeros en nuestro ego y en nuestro corazón, es una novela que nos provocará cuestionamientos sobre nuestro propio egoísmo e indiferencia hacia las tragedias de los otros.

La novela se va encargando de ponernos al frente de las vicisitudes que afectan a todos, y Singer será el punto de reunión. El hecho de que sea mudo potencia la situación de escucha y se crecen las diferentes voces sobre la existencia de distintas realidades. La necesidad de expresar que se sienten solos y rechazados es un punto sensible que se expresa en la interacción entre los personajes.

McCullers puso todo de sí para que sus lectores, de ayer y de ahora, pudiéramos experimentar —de principio a fin— los dilemas de estos individuos. Los hay muy jóvenes y traviesos, las hay demasiado fuertes y ásperas, mientras que hay muchos otros enfurecidos e inteligentes. Sus personajes son su mejor creación porque los hace complejos y maravillosos. Esta novela es una joya que toca varios temas sobre género, raza, soledad y diferencia entre las personas que viven en el mismo lugar. La novela no es un tratado político sino una obra delicada, potente y característica de una de la escritoras más originales, desafiantes y representativas del siglo XX.

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Adriana Carrión-Carlson

Narradora de historias. Lectora serial. Detective literario.

Profesional de la edición y corrección de estilo en inglés. Egresada de Letras inglesas, Relaciones internacionales y de Estudios sobre México-EUA.

Protectora del corazón de los perros y del polvo de los fantasmas.

Facebook: Adriana Carrion

X: @AdrianaCarrin2

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