Rompiendo el mito:

El método de composición de Edgar Allan Poe

Valerie Vetra

Edgar Allan Poe fue sin duda uno de los escritores estadounidenses que nos marcó más profundamente. Nació a principios del siglo XIX y partió a mediados, apenas alcanzando los cuarenta años. Es reconocido por sus cuentos, algunos de carácter oscuro y otros de corte detectivesco y/o de ciencia ficción; lamentablemente, semejantes descripciones no hacen justicia a su obra y persona.

Reconocido por inaugurar el romanticismo oscuro (movimiento literario derivado de la filosofía del trascendentalismo), revitalizó el cuento al encargarse de su defensa, otorgándole el prestigio que posee como subgénero literario actualmente, y desarrolló con maestría el relato detectivesco. Sin embargo, también escribió majestuosas piezas de poesía y dedicó parte de su trabajo a la teoría literaria, de la cual surgió el escrito titulado “Método de composición”.

Sus obras, cargadas del análisis de la psicología humana (constantes alusiones a la temática de la muerte, la tristeza, el sufrimiento y la incertidumbre), se ven perfectamente trabajadas en este texto que busca explicar cómo fue que uno de sus poemas más conocidos, “El cuervo”, surgió. Apela directamente a que el lector destruya los mitos surgidos alrededor del poeta y su exaltación como figura todopoderosa, iluminada por los cielos y el infierno, capaz de verter el verso el alma con unas cuantas palabras. Poe, hombre conocedor del hombre y de la literatura, explica cautelosamente cómo “El cuervo” se construyó como pieza “matemática” antes que producto del éxtasis.

“Método de composición” comienza poco a poco ejemplificando de dónde surge la inspiración para escribir hasta llegar al proceso de creación del poema, y justifica su selección de cada elemento cuidadosamente. La obra transcurre en un sutil lenguaje apelativo, incitando al lector a no creer en la magia de la creación del poema, e introduce la fascinante descripción con lenguaje referenciado, intercalando concepciones del poema, el lenguaje, los efectos que ciertos sonidos, palabras, temas y referencias pueden tener en el lector. Me recordó inmediatamente a aquella cita de Poe que en una ocasión me dijo la maestra Ma. Edma Gómez sobre el cuento: “Durante la hora de lectura el alma del lector está cometida a la voluntad del escritor”. No tengo forma de comprobar si en efecto fue Poe quien pronunció semejantes palabras, pero puede que, al igual que Maquiavelo y “el fin justifica los medios”, esta frase sea una perfecta síntesis de su concepción del poder del escritor.

«Poe», por Fredrik Edén

La faceta de teórico de Edgar es prácticamente desconocida entre el público común que tiene como referente básico de su obra “El gato negro” o “El cuervo”; sin embargo, ésta fue una parte importante de su vida y uno de los tantos motivos por los cuales su obra sigue maravillando e inspirando a lectores alrededor del mundo. Adicionalmente, mencionan sus diversas biografías que sus primeras obras tenían un tinte romántico, y sus poemas calificados de artificios no cobrarían fuerza y relevancia hasta la llegada de las vanguardias (en particular del simbolismo de Stéphane Mallarmé), demostrando indudablemente que Poe fue un hombre brillante que se adelantó a su época y que trascendió, aunque irónicamente su vida personal estuviese marcada por una pesada sombra.

E. S. Athen

Es también importante destacar que en este texto analizado vemos a un Poe literario en la punta máxima de su esplendor. Su libro El cuervo y otros poemas (publicado apenas cuatro años antes de su muerte) es la base del estudio de “Método de composición”. Aunque el poema ya era sumamente reconocido cuando se decidió a escribir este desglose detallado de su estructura y creación, ya no le quedaba mucho tiempo de vida. Es notorio, además, que en este texto explica indirectamente todas las características prominentes de su obra: una profunda reflexión de la humanidad, la psicología, su postura literaria, etc.

Si bien había tenido contacto previo con su obra, no fui capaz de apreciar “El cuervo” de la misma forma que después de este texto. Quizás, en una concepción ingenua, aún quería ver al poeta como un ser místico, pese a que la experiencia y la lectura me han demostrado que ello, en la mayoría de las veces, no es cierto. Me fue grato, de cierta forma satisfaciendo mi lado lógico, saber que las obras maestras, la originalidad y la creación literaria van más allá del chispazo eventual.

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AQUÍ puedes leerlo.

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Imagen de cabecera: «Clever Edgar Allan Poe», por Evgeny Parfenov.

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Valerie Vetra nació en Irapuato, Guanajuato, el 5 de diciembre de 1994. A los pocos meses se trasladó a Mexicali, Baja California, donde ha vivido casi toda su vida. Formó parte del taller de creación literaria del programa Talentos Artísticos de Baja California del 2010 al 2013, en cuyo periodo se publicó una antología con los trabajos del grupo. Obtuvo mención honorífica en el certamen de cuento Intercobach 2011. Cursó satisfactoriamente el seminario de formación de novelistas impartido por el académico de la lengua, el profesor Élmer Mendoza. En el 2012 contribuyó a la publicación de dos antologías de cuento (Voz en Silencio II y Frutos del árbol muerto). Publicó un cuento en la revista electrónica Letras Raras de julio del 2012, así como en Círculo de Poesía a mediados del 2015. En 2014 formó parte del taller de cuento del Centro de Apreciación Literaria de la Universidad Autónoma de Baja California. En agosto del mismo año fue invitada como escritora a participar en el VI encuentro de escritores Tiempo de literatura, celebrado en Mexicali. Fue becaria de Signos en rotación, de la Caravana Cultural del ISSSTE a principios del 2015. Actualmente cursa la licenciatura de docencia de la lengua y la literatura en la UABC e imparte un taller de escritura creativa en un plantel de COBACH en Baja California. Prefiere la narración, enfocándose principalmente en la ficción.