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LA REINA DEL GRITO

Vivi Page

 

Luego de ganar la estatuilla en la 95° entrega de los Oscar por su papel de Deirdre Beaubeird en la película Everything Everywhere All at Once (Kwan & Scheinert, 2022), es buen momento para escribir sobre Jamie Lee Curtis, en cuyo emotivo discurso agradeció, entre las personas más importantes de su familia, a los espectadores:

“A todas las personas que han apoyado las películas de género que he hecho durante todos estos años, las miles y cientos de miles de personas, ¡acabamos de ganar un Oscar!”

Dentro de la vasta y fantástica filmografía de Curtis se incluyen varias películas de terror, misterio y ciencia ficción.

Inició su carrera en 1978 con Halloween (Carpenter), donde se convirtió en La Final Girl (así, con mayúsculas) interpretando a Laurie Strode, con el arquetipo clásico y machista de la chica sobreviviente: joven, linda, estudiosa, virgen. En efecto, el mensaje era moralista: el tipo con su cuchillo —arma indiscutiblemente fálica— no logra asesinar a la chica buena. Por supuesto que los personajes masculinos teniendo sexo también son castigados; sin embargo, su muerte no es tan gráfica ni erótica como la de los personajes femeninos.

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La final girl tiene un mensaje moral pero no deja de ser revolucionario. La mujer dejó de ser relleno o un objeto meramente sexual (aunque en la mayoría de las películas de terror siempre habrá una chica hermosa con poca ropa), dejó de ser la damisela en apuros para convertirse en luchadora, pero no sobrevive por sus valores (aunque ese sea el mensaje oculto): debe correr, patear, golpear o disparar. La final girl que Curtis interpretó en 1978 es diferente a la de 2022: Laurie evolucionó. La mujer de Halloween Ends (Gordon Green) no es una chica virgen que no toma ni fuma, es una mujer fuerte, dispuesta a defender a su familia, cuyo pasado la ha preparado para seguir corriendo, pateando, golpeando y para sostener el arma con más confianza.

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Un año después —y de nuevo bajo la dirección de Carpenter— participó en The Fog. Jamie Lee Curtis interpretó a Elizabeth Solley, una autoestopista. La historia es acerca de unos marineros que llegan a un pueblo gracias a la niebla, causando muertes y caos en venganza por una traición de los fundadores del lugar. Una película de fantasmas clásica en todos los sentidos: historia, atmósfera, música, etc.

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Ese mismo año se estrenó Prom Night (Paul Lynch). Unos niños asesinan a una pequeña mientras juegan y juran guardar el secreto, pero no saben que alguien está viendo toda la escena. Jamie interpretó a Kim, la hermana de la víctima, quien años después sale con uno de los cómplices del asesinato (sin estar enterada de lo que hizo, por supuesto). En el baile de graduación el testigo de la escena está dispuesto a derramar sangre al más puro estilo de un buen slasher. Curtis sobrevive y desenmascara al asesino.

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También en 1980 participó en Terror Train (Spottiswoode), otra historia de venganza y sangre pero sobre un tren en año nuevo. Unos estudiantes celebran una fiesta de disfraces hasta que un tipo mata uno por uno a los estudiantes que le hicieron una “inofensiva” broma años antes. Curtis es Alana Maxwell, quien le da una buena pelea al psicópata.

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Entre otras películas que podríamos recordar encontramos Virus (Bruno, 1999) y Knives Out (Johnson, 2019), pero quiero detenerme en Scream Queens, serie de terror y comedia de Ryan Murphy (2015-2016).

Pero antes, ¿recuerdas la escena en la que Ellen Hutter —interpretada por Greta Schröder— es aterrorizada por el conde Orlok en Nosferatu (Wilhelm, 1922)? No la escuchamos, pero basta con mirar su rostro para sentir el miedo de que no hay salida y que sólo queda gritar.

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Sin embargo, fue Faye Wray —dando vida a Ann Darrow— gritando en los brazos de King Kong (1933) por quien se definió y nombró a este tipo de personaje. Aunque esa película no fue la única donde mostró la fuerza de sus pulmones y la habilidad de su garganta: The Most Dangerous Game (1932), Doctor X (1932).

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Por supuesto, Janet Leigh —madre de Jamie— protagonizó una de las escenas más memorables del cine en general: el grito en la ducha antes de ser asesinada en Psycho (Hitchcock, 1960).

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Hay más ejemplos, unas tan destacables y populares como Nancy —bajo la actuación de Heather Langenkamp en A Nightmare on Elm Street (Craven, 1984)— y otras destacables pero no mencionadas frecuentemente en esta lista de reinas: Mia Farrow en Rosemary’s Baby (Polanski, 1968) o la temerosa Wendy (Shelley Duvall) en The Shining (Kubrick, 1980).

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Se les ha rendido tributo a este tipo de personajes, como en la película The Final Girls (Strauss-Schulson, 2015): la historia de una chica cuya madre —un actriz scream queen— muere y ambas se reencuentran en una historia terrorífica, cómica y con un toque de añoranza para los amantes del slasher.

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Aquí entra la serie antes mencionada: Scream Queens, una parodia slasher, divertida, sangrienta, con misterios, clichés y muchas mujeres gritando. Protagoniza Emma Roberts, una de las más recientes scream queens. Pero sin duda el mejor acierto de esta producción es Jamie Lee Curtis, una excelente actriz de terror y comedia (es por eso que cuando actúa en el subgénero de terror cómico es grata su presencia).

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Una scream queen puede o no luchar, puede o no sobrevivir y puede o no ser femenina, en el sentido estricto que marca el arquetipo. Cuando mencionan que las final girls son masculinas, están basándose en un punto sexista, es decir, ¿por qué no podrían usar pantalones, golpear con el puño y no a mano abierta, usar una pistola, un rifle o los fálicos punzocortantes? Luchar no es sinónimo de masculinidad, es una respuesta, es supervivencia. ¿Y qué sería del terror sin estos dos tipos de personajes?

(Aunque sí quisiera ver más slashers donde la psicópata sea una mujer y aterrorice a los hombres, quienes sólo puedan gritar e intentar sobrevivir.)

¡Ha ganado un Oscar la reina del grito y la supervivencia!

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Vivi Page

Nací en la ciudad de Puebla, el 2 de diciembre de 1997. A muy temprana edad me enamoré de las palabras y desde entonces hasta ahora he intentado conquistarlas.

Estudié un año lingüística y literatura. Sin embargo, por azares del destino, dejé la carrera, pero no las letras. Mis relatos van desde lo erótico hasta lo escabroso, publicados en algunas revistas digitales.

Y este es solo el comienzo.

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