THE SILVER KEY
la superioridad estética de la vida onírica
Roberto Carlos Garnica Castro
Lovecraft escribió “The Silver Key” en 1926 y fue publicada en 1929 en la revista Weird Tales.
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En este breve relato se describe la atormentada vida del escritor Randolph Carter, quien añora la belleza, la intensidad y la claridad de los sueños de su infancia. Ni la religión ni la ciencia han podido suplir esas imágenes, y ese vacío existencial le inclina al suicidio, hasta que en un sueño su difunto abuelo le habla de la llave de plata. Debe regresar a los páramos de su infancia y a la caverna de las serpientes, pero ese retorno será más radical de lo esperado, pues…
Sin duda es fascinante acercarse a este texto desde una perspectiva literaria, pero también es revelador minar sus apuntes filosóficos.
De hecho, la primera tercera parte de “La llave de plata” es una exposición narrativa de especulaciones filosóficas en torno al sentido de la vida, la naturaleza del cosmos, el bien, la belleza, la diferencia entre el sueño y la vigilia, etc.
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Para Carter, las aspiraciones humanas son “superficiales, volubles y carentes de sentido” y no existe un fundamento trascendental de los valores, pues la ciencia muestra cómo “la naturaleza proclama a los cuatro vientos su inconsciencia y su impersonal amoralidad”, más aún, la vida es tan veleidosa que “la satisfacción de un momento supone la ruina del siguiente” (Lovecraft, 2005).
Anticipándose al existencialismo sartreano, que asevera que somos el fundamento sin fundamento de nuestros propios valores (Sartre, 1996), Lovecraft señala que el cosmos es “ciegamente impersonal” y está “desprovisto de sentido, de objetivos fijados y de puntos de referencia estables” (Lovecraft, 2005).
Y al describir cómo Carter considera que, en un mundo sinsentido, es “una solemne tontería tomarse la molestia de seguir viviendo” (Lovecraft, 2005) y subsiste por mera inercia, el genio de Providence se adelanta a Camus.
El único alivio contra el tedio y la náusea es la belleza, y ésta sólo puede encontrarse de manera intensa en los sueños; sin embargo, no hay “esperanza de paz o de satisfacción en un mundo demasiado atareado para gozar de la belleza y demasiado juicioso para resignarse a los sueños” (Lovecraft, 2005).
Ante dicho manifiesto cabe preguntarse: ¿Qué distingue al sueño de la vigilia¿ ¿Por qué las imágenes de los sueños son superiores a lo que denominamos realidad?
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Este tópico es un clásico de la literatura y de la filosofía:
Calderón de la Barca asevera que “toda la vida es sueño, y los sueños, sueños son” (de la Barca, 2009); para Píndaro, “el hombre es el sueño de una sombra” (Schopenhauer, 2023, p. 42); Shakespeare sugiere que “we are such stuff as dreams are made of, and our little life is rounded with a sleep” (Ibidem); Poe declara que “all that we see or seem is but a dream within a dream” (Poe, 1850); Zhuangzi no logra discernir si es un hombre que soñó que era una mariposa o una mariposa que sueña que es un hombre; Schopenhauer se pregunta: “¿No es acaso toda la vida un sueño? ¿Hay un criterio seguro para distinguir entre sueño y realidad?” (Schopenhauer, 2023, p. 41) y afirma que “los Vedas y los Puranas no conocen mejor comparación ni usan otra con más frecuencia que la del sueño para expresar el conocimiento del mundo real, al que denominan «velo de Maya»” (Schopenhauer, 2023, p. 42); por último, Descartes inquiere “¿cómo sabremos que los pensamientos que se nos ocurren durante el sueño son falsos, y que no lo son los que tenemos despiertos, si muchas veces sucede que aquellos no son menos vivos y expresos que éstos?” (Descartes, 2010);
Lovecraft participa en este debate con una descripción de una radicalidad impresionante: “toda la vida no es más que un conjunto de imágenes en nuestro cerebro, y no hay ninguna diferencia entre las cosas reales y las engendradas por nuestros sueños más íntimos, ni ninguna razón para apreciar unas más que otras” (Lovecraft, 2005).
En este sentido, en tanto sucesión de imágenes, no hay diferencia ontológica entre los sueños y la “realidad”, incluso los llamados “hechos reales” son más pueriles y absurdos “ya que sus actores se empeñan en suponerlos llenos de sentido e intención, mientras el ciego cosmos se esfuerza sin objeto para sacar las cosas de la nada, y de las cosas vuelve a la nada otra vez” (Lovecraft, 2005).
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Además, la vida onírica es superior debido a su calidad estética y su familiaridad con la infancia: “la belleza serena y duradera sólo ocurre en los sueños, y el mundo ha desperdiciado ese consuelo cuando, en su adoración de lo real, rechazó los secretos de la infancia y la inocencia” (Lovecraft, 2005).
“¡¿Por qué sería más importante el dolor de un cerdo apaleado que la mística belleza onírica?!” (Lovecraft, 2005).
Si, como sugiere Schopenhauer (2023), “la vida y el sueño son hojas de uno y el mismo libro”, Lovecraft agregará que los pasajes más hermosos pertenecen a los sueños.
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AQUÍ puedes leer «La llave de plata».
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Referencias:
De la Barca, C. (2009). La vida es sueño. Fundación Gilberto Alzate Avendaño.
Descartes, R. (2010). Discurso del método. FGS. Recuperado de https://posgrado.unam.mx/musica/lecturas/LecturaIntroduccionInvestigacionMusical/epistemologia/Descartes-Discurso-Del-Metodo.pdf
Lovecraft, H. P. (2005). “La llave de plata”, en Narrativa completa/Vol. I. Valdemar.
Poe, E. A. (1850). A Dream Within a Dream. Poetry Foundation. Recuperado de https://www.poetryfoundation.org/poems/52829/a-dream-within-a-dream
Sartre, J. P. (1966). El ser y la nada. Losada.
Schopenhauer, A. (2023). El mundo como voluntad y representación. Gredos.
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Roberto Carlos Garnica Castro
Poseído por múltiples pasiones como la filosofía, la antropología, la historia y la literatura ha desarrollado una mirada caleidoscópica y rizomática que se funda en un principio muy simple: abordar cada cosa desde el otro extremo. En ese sentido considera que toda filosofía tiene un trasfondo poético y toda obra literaria una base filosófica… y la mortal vida es la fuente de todo.
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