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LOBO, LOBO, ¿ESTÁS AHÍ?

II

 

La mujer perro

Primera parte

 

¿Quién viene detrás de ti? ¿Será el can que cuida o la bestia que caza?

En japonés las palabras “gran dios” y “lobo” suenan muy parecido: ookami. Ooguchi-no-Magami significa dios de grandes fauces, haciendo referencia al lobo, quien era adorado como mensajero divino, protector y guía.

Los dioses también son temidos u odiados. En consecuencia, los lobos comenzaron a ser cazados. Este hecho, combinado con enfermedades como la rabia y el moquillo, llevaron a su extinción.

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Lobo japonés (Canis lupus hodophilax)

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Alex K. T. Martin dice que quizás el lobo, después de todo, no mostraba una inclinación natural a actuar como guardián de los humanos. Un tanto parecida es la hipótesis de Hiroyuki Akaishi de Japan Travel, pues menciona que es muy posible que aquellos que una vez adoraron a los lobos pudieran haber enfrentado el riesgo de perder sus propias vidas, pero también es posible que el lobo japonés —que es el último miembro salvaje del lobo del pleistoceno— no encajara en el nuevo Japón.

Para el momento en que se decretó la caza al ookami, el mundo y Japón cambiaron. La era Meiji fue el periodo de apertura —obligada— y de occidentalización —intervención— de Japón, que corrió del 23 de octubre de 1868 al 30 de julio de 1912. Fueron cuarenta y cinco años gobernados por Mutsuhito, el Meiji Tennō. Había dos especies de lobo en el país: el lobo japonés, también llamado el lobo de Honshū, y el lobo Ezo, conocido como lobo de Hokkaidō. Ambos fueron extintos en la Restauración Meiji.

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Lobo de Honshū (Takagi Shunzan)

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En su artículo “Meiji Modernization, Scientific Agriculture, and the Destruction of Japan’s Hokkaido Wolf”, Brett L. Walker, un estudioso de los lobos de Japón, cuenta que como parte de la colonización de Hokkaidō el gobierno fue asesorado por extranjeros. A los ojos de los funcionarios y sus homólogos occidentales la ganadería era progresista y científica, además de producir el principal alimento de las naciones modernas: la carne.

Insistían en que los perros salvajes y lobos se interponían en su camino. Argumentaban que ni los nativos ainu, ni siquiera los rusos, habían hecho tan difícil el camino hacia la colonización japonesa de Hokkaidō. Así, al final, Edwin Dun, un ranchero de Ohio, se encargó de la tarea de supervisar la eliminación de los lobos del sudeste de Hokkaidō. La caza fue permitida en todo el país y ya se sabe el desenlace.

El perro del cerro

Yamainu es otro nombre utilizado para referirse a los lobos. Literalmente quiere decir “perro de la montaña” (yama: montaña, inu: perro). En el montañoso Higashi Yoshino hoy veneran al yamainu al mismo tiempo en que se benefician de la derrama económica que deja el ser “el hogar del último lobo japonés”. En este lugar hay historias de pobladores ofreciendo orina y sal (un mineral preciado para los humanos, principalmente para aquellos que residían en la serranía).

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Río Ayuntamiento Yoshino (foto personal).

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Esto se relata en el libro The Folklore of Wolves: The History of Human-Animal Relationships de Akiko Hishikawa, una investigadora de la Universidad de Aichi. La autora conoció a un residente de Higashi Yoshino de 77 años que en 1996 vio al lobo. Muchos le aseguraron que lo que vio fue un perro. “Pero yo tengo 7 perros y solía cazar. No cometería ese error”.

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La estatua del ookami se encuentra pegada al ayuntamiento. A unos 40 metros hay un puente sobre el río Takami con una placa que conmemora al Tenchugumi, “agrupación del castigo divino”, que se formó en 1863 en Kioto con el propósito de derrocar al shogunato Tokugawa —samuráis constituidos en feudos que gobernaban en nombre del emperador—, pues veían una falta de autoridad en el gobierno que a su parecer era maniatado por los extranjeros.

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Tenchugumi (foto personal).

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El samurái Yoshimura Torataro comandó el Tenchugumi. Fue un devoto del sonnō jōi, “reverenciar al emperador y expulsara los extranjeros”, y uno de los llamados Cuatro Reyes Celestiales de Tosa.

Mi amigo Andrés cuenta que Torataro sintió la necesidad de hacer algo, pues no había espacio para los campesinos de la montaña en la nueva visión de Japón. Sus esfuerzos fueron en vano. Las fuerzas del shogun alcanzaron al Tenchugumi en Higashi Yoshino, destruyéndolo por completo. Torataro recuperaba su aliento cuando fue rodeado, suplicó hacerse el seppuku —evisceración honorable, conocida coloquialmente como harakiri—, pero lo mataron a tiros.

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Parada de autobús Yoshino (foto personal).

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Las tumbas del Tenchugumi están por todo Yoshino.

El pasado que llama

En la revista Tokidoki Hyakushō, el buen Andrés escribió cómo uno de los pobladores de Higashi Yoshino se tomó el tiempo de darle la explicación acerca de la celebración del tondo, un festival de hogueras que se celebra en enero. La gente lleva sus adornos de año nuevo para quemarlos y desear buena salud y prosperidad para el año.

El señor contaba que el tondo “no sólo es una pila de fuego para quemar el shimekazari [un adorno de paja de arroz, tiras de papel que simbolizan lo sagrado y mandarinas que protege las entradas de los malos espíritus e invita a los dioses de la buena fortuna] y los amuletos protectores del año que termina, sino el recuerdo de que la montaña es un espacio místico donde todo cambia permanentemente”.

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Sellos de estaciones (foto personal).

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Para Andrés, en las montañas de este lugar permanece la memoria colectiva del pueblo, de los niños que antes jugaban y corrían a recolectar madera para encender el fuego.

Ya no hay tantos niños, pero Andrés dice que “los pobladores que han permanecido en el pueblo siguen preparando la pila del tondo con la misma seriedad que jugaban cuando eran niños”, parafraseando a Cortázar.

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Dibujo personal de Yoshino.

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Para algunas personas interesarse por el ookami o el terror no es más que un juego, pero quienes nos apasionamos por esto sabemos que este juego es serio. No estamos locos. Perseguimos lo que creemos, aunque parezca un fantasma que aúlla.

Como culturas, volteamos a ver hacia atrás. Adoramos aquello que negamos o exterminamos. Lo veneramos como se venera al ego. Muerto, inofensivo, como un espécimen de colección. Los fantasmas llaman porque quieren decirnos algo. ¿Qué grita el lobo japonés, a punto de resucitar entre los muertos?

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Lobo de Honshū (Takagi Haruyama)

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REFERENCIAS

Lost Sacred Wolves and Wolf Worship

Lobo japonés

Meiji Modernization, Scientific Agriculture, and the Destruction of Japan’s Hokkaido Wolf

Yoshimura Toratoro

Tokidoki Hyakushō / Andrés Camacho

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Soy la mujer perro. Me encantan las historias de terror, el anime, los taquitos y el rámen.

Me gusta bordar. Vivo alejada de la gente, convivo más con animales, pero siempre buscando conectar con mis colegas.

Escribo para no morir de envenenamiento.

@dar_inag

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