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LOCKE & KEY

casa de horror y de magia

(Joe Hill & Gabriel Rodríguez, IDW Publishing, 2008-2013)

 

 

Pok Manero

 

Bienvenidos a Keyhouse, una antigua mansión ubicada en un remoto poblado de Nueva Inglaterra: Lovecraft, Massachusetts. Los lectores habituales de Penumbria seguramente sabrán que si un lugar se llama así no puede significar nada bueno para quienes vivan en él. Desafortunadamente, eso no lo saben los hermanos Locke -Tyler, Kinsey y Bode-, quienes tras el asesinato de su padre se mudan junto con Nina, su madre, a la antigua casa en la que los espera su tío Duncan, quien creció en ella junto con el progenitor de los chicos, Rendell Locke. Al poco tiempo de haber llegado, Bode -el más pequeño de los tres- encuentra una llave negra con una calavera en el ojo (o mango, cabeza, asidera; como quieran llamarle). Con ésta abre una puerta que da al exterior de la casa, pero al atravesarla su cuerpo queda sin vida en el suelo y es sólo su «fantasma» el que logra salir, libre de recorrer los terrenos de la casa sin el lastre del cuerpo hasta que decide regresar a él. Pero este no es el único descubrimiento que hace, pues en la casita del pozo de la propiedad conoce a una dama, quien parece ser algún tipo de espíritu atrapado ahí, que quiere ser su amiga. Pero empezamos a dudar de sus intenciones cuando vemos que esa misma chica se comunica con Sam Lesser, el asesino de Rendell, y le promete sacarlo de la prisión si él se vuelve su sirviente y la ayuda a escapar de su propio encierro consiguiendo una llave que puede transportarla a cualquier lugar.

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Así comienza el volumen 1 de Locke & Key: Welcome to Lovecraft, que nos presenta a estos personajes y su peculiar situación. A diferencia de otros comics, Locke & Key no fue una serie regular sino que consta de varias miniseries. Estas a su vez fueron recopiladas en seis tomos, los cuales cuentan la totalidad de esta historia de la autoría de Joe Hill, hijo del novelista Stephen King, y con arte del chileno Gabriel Rodríguez. Hill, quien tenía poco de haber probado suerte como escritor con una colección de cuentos cortos (20th Century Ghosts) y una novela (Heart-Shaped Box), nos presenta en este comic una historia original que desafía clasificaciones al alejarse de las tradiciones del horror y adentrándose en los terrenos de la fantasía oscura. Si bien podríamos pensar que Keyhouse es una casa embrujada, pronto se nos revela que la magia que ocurre en ella nada tiene que ver con fantasmas (aunque quien atraviesa la Puerta Fantasma se convierte en uno). Y al final de la primera miniserie, Bode encuentra otra llave: una cuyo ojo tiene la forma de una cabeza humana de perfil que muestra a manera de diagrama sus contenidos.

Joe Hill

Joe Hill

Este hallazgo da pie al volumen 2: Headgames, en el cual se descubre que la nueva llave puede usarse para, literalmente, abrir la cabeza de una persona y asomarse a su interior, pudiendo retirar ideas, emociones o memorias, y al mismo tiempo introducir nuevos conocimientos en ella. Esta miniserie tuvo sólo cuatro capítulos, complementados por un intermedio (que fue el número uno de la serie) y un epílogo, completando las seis partes. En esta entrega se profundiza en el pasado de Lovecraft, MA, que está ligado con la historia de la familia Locke y sus previas generaciones. El misterio que rodea al villano de la serie (que tuvo un cambio inesperado al final del primer volumen) se vuelve más complejo, haciéndonos preguntarnos qué es realmente la criatura que amenaza las vidas de todos en la comunidad y que anhela obtener la llave Omega a toda costa.

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La búsqueda de esta llave continúa en Crown of Shadows, tercer volumen en el cual una llave nueva, colocada en una corona especial, le otorga a quien la porta control sobre las sombras -que cobran vida en un sutil homenaje a Peter Pan. El elenco de personajes sigue creciendo mientras Tyler y Kinsey forjan nuevas amistades y enfrentan a sus demonios personales, a la vez que Nina sigue intentando ahogar a los suyos en alcohol. El desenlace está repleto de acción, con una llave nueva que desencadena una transformación de proporciones titánicas. Pero es en el último capítulo de esta tercera miniserie en la que, al encontrar la llave de un gabinete que repara objetos rotos que son puestos en su interior, la historia alcanza un punto álgido al llevar los lazos familiares a su límite y un enfrentamiento dramático pone en tela de juicio si la unidad familiar de los Locke saldrá ilesa del duelo que atraviesa: el alcoholismo y descuido de Nina empiezan a causar estragos que podrían no tener remedio. Y la conclusión nos revela el paradero de la misteriosa llave Omega.

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El cuarto volumen, Keys to the Kingdom, nos muestra una amplia variedad de llaves mágicas con los más variados efectos: una que transforma a quien la usa en el animal que lo simboliza (en un sentido tributo a Calvin & Hobbes), una en forma de espejo que cambia la apariencia de quien se refleja en él, una para dar cuerda a la caja de música que da control sobre quien la escucha, otra que otorga alas para volar, una más que da fuerza hercúlea a quien la usa, entre muchas otras más. Un capítulo en particular relata lo que ocurre en el mes de febrero, dedicando una página (o sólo una viñeta) a cada día del mes –y homenajeando al número 168 de Uncanny X-Men, de Chris Claremont y Paul Smith, para aquellos lectores avisados que logren reconocerlo. En la cuarta parte de la historia, vemos el mundo a través de uno de los personajes secundarios, Rufus, quien al tener síndrome de Down experimenta todo de un modo distinto al nuestro (y su afición por los soldados de juguete da pie a un homenaje a los antiguos comics de guerra). En la recta final, Tyler deduce la identidad de quien los ha estado asediando desde que llegaron a Keyhouse y lo confronta… con resultados adversos. En este punto parece que la historia acelerará su ritmo y que el desenlace ya es inevitable, pero un terrible (aunque a la vez un tanto fastidioso) desarrollo en la trama aplaza la llegada del final.

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Clockworks es el título de la quinta miniserie -y quinto volumen- de la serie, en la cual una llave que permite observar el pasado nos sirve como el conducto para revelar todos los secretos de la historia, incluyendo el origen de las llaves así como de la entidad maligna y lo que hay detrás de la puerta Omega. Es aquí que se hace más evidente la influencia lovecraftiana en la historia, más allá del nombre del poblado, aunque no por esto se adscribe a la corriente del horror cósmico sino que Locke & Key sigue conservando su autonomía y originalidad. No obstante, si bien uno como lector tenía muchas dudas y preguntas al respecto, siento que esta parte de la historia explica demasiado y hubiera preferido que algunas cosas permanecieran incógnitas.

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El volumen 6 y último, Alpha & Omega, recopila las dos miniseries finales: Omega, de cinco capítulos, y Alpha, con los últimos dos. Por fin la historia está en su recta final, aunque para este punto comienza a pecar de varios vicios y clichés del género de horror. Uno de los aspectos que llegan a ser más desesperantes de la trama es que el lector tiene pleno conocimiento de todas las circunstancias, pero los personajes sólo tienen un panorama reducido y, por ende, el desenlace tarda en llegar. Se vuelve frustrante -de hecho, esto pasa desde el final del volumen cuatro- que el enemigo cuenta con todas las cartas y juega cruelmente con sus presas, las cuales cometen muchos errores francamente estúpidos: no escuchan a quien habla con la verdad, no prestan atención a detalles obvios, se interponen entre sí y le dan ventaja (sin saberlo) a su oponente. Conforme el final se acerca, los clichés siguen acumulándose y hacen menos disfrutable (y más exasperante) la lectura. Al menos, como alguien habituado a los estereotipos en las historias de terror, el relato me empezó a parecer trillado y predecible e hizo que empezara a perder el interés, sobre todo porque alarga de forma innecesaria la tan esperada conclusión. Pero cuando ésta llega, el desenlace definitivo, me parece que salva la historia bastante bien con una gran carga emotiva y hace que en su totalidad valga la pena, a pesar de haber cojeado un poco en los últimos pasos.

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Uno de los puntos más fuertes de esta obra son sus personajes. Tyler comienza como un adolescente rebelde que no encuentra su lugar en el mundo y se siente responsable por la muerte de su padre, pero va creciendo hasta volverse el hombre de la familia y pasa de ser el típico fortachón que no piensa a convertirse en todo un detective. Kinsey es una chica rara que se enorgullece de sus excentricidades. Es una lectora ávida de comics, y con bastante buen gusto: en su cuarto tiene un poster de 30 Days of Night (de Steve Niles y Ben Templesmith) y durante el transcurso de la historia podemos verla leyendo Pride of Baghdad (de Brian K. Vaughan y Niko Henrichon), Tank Girl (quiero suponer que la primera y original, de Alan Martin y Jamie Hewlett, el creador visual de Gorillaz) y Fun Home: A Family Tragicomic (de Alison Bechdel, originadora de la prueba que lleva su nombre). Bode es simplemente entrañable, un niño curioso, travieso y bastante divertido que en ningún momento resulta malcriado ni insoportable. Y Nina, sin saberlo ni quererlo, es el corazón de la familia, el centro inestable de la misma que debe buscar fuerzas en su interior para sacar adelante a sus hijos. Muchos personajes secundarios también son maravillosos, lo único malo es que en el último volumen varios son convertidos en carne de cañón, socavando la riqueza de su existencia.

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El arte de Gabriel Rodríguez es consistente durante toda la saga. Si bien su estilo no es nada oscuro y en un principio puede parecer más adecuado a títulos como, por ejemplo, Little Nemo: Return to Slumberland (miniserie de cuatro números, escrita por Eric Shanower y publicada también por IDW), retrata el horror y la violencia con lujo de detalle. Y su imaginación a la hora de crear monstruos, criaturas de sombra, peleas de fantasmas y entidades de otra dimensión, así como al diseñar toda la variedad de llaves, da fe de su versátil talento. Sus trazos resultan más que adecuados para contar esta historia, dada su naturaleza profundamente fantástica.

Gabriel Rodríguez

Gabriel Rodríguez

En retrospectiva, el hecho de que no tenga un dibujo lleno de sombras hace que Locke & Key se distinga de entre el resto de los comics de horror por su fértil, colorido y brillante estilo. En resumen, se trata de un comic diferente a lo que todas las editoriales ofrecen y vale mucho la pena: no por nada fue nominado (y ganador) del Eisner en varias ocasiones. Ya sea en su versión original en inglés o por medio de las traducciones que publica Bruguera en México, no duden en conseguirlo.

LK

 

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pokAdrián “Pok” Manero, tras años como lector asiduo, decidió que el siguiente paso en su manía consistía en elaborar sus propias ficciones. Se dedica compulsivamente a leer comics y libros y a ver películas, quisiera ser como los gatos y disfruta escribiendo sobre sí mismo en tercera persona.

@PokManero