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PENUMBRIA 59

BIZARRA

 

 

Para nuestro último número del año quisimos explorar tres modalidades del terror moderno: weird, new weird y bizarro.

Según Lovecraft,“los auténticos cuentos weird cuentan con algo más que un misterioso asesinato, que unos huesos ensangrentados o unos espectros agitando sus cadenas según la vieja regla. Pues debe respirarse en ellos una determinada atmósfera de expectación e inexplicable temor ante lo ignoto y el más allá, han de estar presentes unas fuerzas desconocidas y tiene que existir una sugerencia, manifestada con toda la seriedad y la monstruosidad que le sientan al sujeto, de ese concepto más tremendo de la mente humana: la maligna y específica suspensión o la derrota de las leyes desde siempre vigentes de la Naturaleza, que representan nuestra única salvaguardia en contra de los asaltos del caos y de los demonios del espacio insondable”. Es decir, el elemento disruptivo debe ser sobrenatural.

Ann y Jeff Vandermeer apuntan que “el weird es la historia del refinamiento (y desestabilización) de la ficción sobrenatural, pero también el inicio de la contaminación de otras tradiciones periféricamente conectadas con lo fantástico” (como la fantasía y la ciencia ficción). Mientras que el new weird “es un tipo de ficción urbana de un mundo secundario que subvierte las ideas románticas sobre la fantasía tradicional, en gran parte eligiendo modelos realistas y complejos como punto de partida para la creación de escenarios que pueden combinar elementos de ciencia ficción y fantasía”. Es decir, como apunta Teresa P. Mira de Echeverría, es un weird “completamente transfigurado, centrado en el cosmos social (representado principalmente por la ciudad) y rodeado por un cosmos no-humano (natural, sobrenatural, alienígena, etc.) que fagocita a ese enredado y multiestratificado tejido urbano”.

Por último (extraído de su propio manifiesto), el bizarro es el “género del buen weird”, con “cierta lógica de dibujos animados”, como si “mezclaras a Kafka con John Waters o a Takeshi Miike con William S. Burroughs”. Para clarificarlo, Hugo Camacho (editor de Orciny Press, que se especializa en este género) enumera sus características primordiales: sinsentido (constante y consciente), personajes y situaciones grotescas, humor sarcástico y/o paródico, historias absurdas desarrolladas con la mayor coherencia posible, corporalidad extrema y subversión de los géneros.

El resultado de la convocatoria (como siempre) rebasó nuestras expectativas —más de cien historias que nos hicieron delirar— y pudimos observar que en nuestro contexto latinoamericano tenemos una clara preferencia por ese weird que, además de romper las fronteras del terror, la fantasía y la ciencia ficción, recupera tradiciones primigenias (hermanándolo con el folk horror) para exponer preocupaciones actuales, donde la ciudad se convierte en un importante y monstruoso personaje.

En ese sentido, el Tentáculo de obsidiana se lo llevó “Ciudad monstruo” de Abril Alcaraz no sólo por mezclar de forma muy atinada lo ya señalado, sino por agregarle ese humor negro tan propio del bizarro y de nuestra cultura.

No nos queda más que agradecer a Samara Recinas (Spidora) por compartirnos su perturbador arte, a todas y todos los que participaron en esta extraña aventura y a ti, por dejarnos contagiarte de nuestra locura.

Miguel Lupián

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