PENUMBRIA 58

BOTÁNICA

 

 

“Desde tiempos inmemoriales, las criaturas del reino vegetal han nutrido nuestra imaginación a tal grado que su presencia se evidencia en un sinfín de culturas y en cualquier expresión del arte, tanto en las tradiciones orales y populares como las escritas de Occidente y Oriente”, apunta Julio María Fernández Meza en su maravilloso prólogo (“Árboles mirificados”). Y es que las plantas —como observa Montserrat Hormigos Vaquero— “sirven para establecer metáforas, alegorías y parábolas que conllevan lecturas políticas, sociales, medioambientales, antropológicas y religiosas, pero también sobre cuestiones de identidad y género”. Por tal motivo, decidimos dedicar este número a las ecoficciones fantásticas y terroríficas. La respuesta (como ya es habitual) superó nuestras expectativas y recibimos muchísimos textos de gran calidad, convirtiendo a este número en el más robusto de nuestra historia: ¡más de 100 páginas de alucinaciones vegetales y micóticas!

El Tentáculo de obsidiana se lo llevó “Sinfonía de las raíces del mundo” de Damián Neri por la forma tan original y emotiva de darle voz a ese “enjambre de recuerdos”, a esa “inteligencia encarnada reptando sobre una rama de un árbol evolutivo lamarckiano”. El arte que engalana la portada, contraportada e interiores es obra de la increíble Carmen Lop, que comparte nuestra obsesión por la extrañeza botánica.

No me resta más que darles la bienvenida a este bosque de ecoficciones fantásticas, extrañas, dolientes y transgresoras que —como apunta Mercedes Montoro Araque— “nos invita a recurrir a la función de la mirada y de la reflexión, al fin libre y responsable, sobre lo real”.

Miguel Lupián

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