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PENUMBRIA GÓTICA

Antología de cuentos imaginados en el Curso de Cuento Gótico en la Escuela de Escritores Ricardo Garibay

 

Debajo del castillo embrujado

¿Por qué fui tu vampiro de amargura?

¿Soy flor o estirpe de una especie oscura

que come llagas y que bebe el llanto?

Delmira Agustini

 

La ficción gótica, ese tipo de escritura que “cuestiona y desafía los valores tradicionales mostrando los temores asociados con las fuerzas naturales y sobrenaturales y a la vez dando paso a la transgresión social, la desintegración mental y la corrupción espiritual”, como apunta Nadina Olmedo en Ecos góticos en la novela del Cono Sur, lleva casi tres siglos acechándonos desde las librerías y las pantallas de cristal, llenando de visiones oscuras nuestros sueños, hincándonos sus colmillos para tomar de nuestra vida sólo aquello que le basta para que no se extinga la suya.

Ante este extraño pero delicioso fenómeno, recibí la invitación de la Escuela de Escritores Ricardo Garibay, a través de su director Efraím Blanco, para impartir un curso de Cuento Gótico donde se abordara y diseccionara este tipo de escritura claustrofóbica y transgresora, que bajo nuestro contexto pandémico ha resurgido una vez más de entre los muertos.

Además de explorar su origen y evolución, analizando textos clásicos y contemporáneos, y de darle el lugar que se merece como madre de lo que conocemos como TERROR, replicamos sus claroscuros y atmósferas siniestras en escritos propios.

Así, esta colección reúne los textos de la mayoría de los participantes que se trabajaron/imaginaron durante las seis sesiones que duró el curso y durante sesiones individuales posteriores.

María Negroni apunta que ve en la literatura fantástica de América Latina la impronta negra de la literatura gótica, donde constantemente se reformula su corpus nocturno y afiebrado para construir su propio arsenal para resistir a las cárceles de la razón, del sentido común, y oponerse a lo moral soleada y petrificante del status quo. Y justo en estos cuentos podemos escuchar esos miedos y obsesiones convertidos en frenéticos reclamos que rasgan el tapiz de las paredes y astillan las vigas del techo.

Agradezco a cada uno de los participantes por dejarme ser su extraño Caronte en este pantano de pesadillas.

Sólo resta que pases la noche en estas habitaciones embrujadas.