María Negroni apunta que ve en la literatura fantástica de América Latina la impronta negra de la literatura gótica, donde constantemente se reformula su corpus nocturno y afiebrado para construir su propio arsenal para resistir a las cárceles de la razón, del sentido común, y oponerse a lo moral soleada y petrificante del status quo. Y justo en estos cuentos podemos escuchar esos miedos y obsesiones convertidos en frenéticos reclamos que rasgan el tapiz de las paredes y astillan las vigas del techo.
Agradezco a cada uno de los participantes por dejarme ser su extraño Caronte en este pantano de pesadillas.
Sólo resta que pases la noche en estas habitaciones embrujadas.
Miguel Lupián
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