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PLACEBOS LITERARIOS

Juan Albor

 

Los placebos son esos dulces que aparentan ser medicina y alivian de manera temporal los síntomas de algunos pacientes. El efecto es psicológico y se ha estudiado por muchos años. Los descubrimientos son peculiares:

  • Los placebos surten efecto aunque el paciente sepa que es un placebo.

  • Los placebos más caros surten un mejor efecto.

Así usamos en ocasiones nuestras fantasías favoritas. Visitamos mundos que sabemos a ciencia cierta que no existen. Tenemos plena consciencia de que el autor nos ve a los ojos y nos cuenta una larga y elaborada mentira. Sabemos que nada de lo que leeremos o veremos se acerca a la realidad y sin embargo nos perdemos en las historias que consumimos.

No como producto, no. Las consumimos al igual que se consumen los alimentos. Las tomamos para nosotros, no las compartimos, se vuelven sustento y las ingerimos. Sí, las disfrutamos y saboreamos mientras entran a nosotros, pero su efecto más importante y duradero es lo que permanece. Una parte de ellas se vuelve nuestra.

Uno de mis placebos favoritos es Ender’s Game de Orson Scott Card. Lo leo por lo menos una vez al año. Por otra parte mi chef favorito, el médico más cínico que me receta los mejores placebos es y siempre será Borges. ¿Quién podría tener dificultades en la vida y olvidarse de ellas ante algo que se titula “Tlön, Uqbar, Orbis Tertius”? Borges logra que yo olvide mis problemas con cualquiera de sus cuentos.

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Sé que son mentiras. Más que eso: ya conozco las mentiras, ya sé qué es lo que encontraré en cada página, las he probado antes. Sé que jamás podré visitar Tlön ni formaré parte del escuadrón de Andrew ‘Ender’ Wiggin para jugar a salvar a la humanidad. Y no me importa. Tomo mi placebo y lo consumo gustoso.

Por breve que sea, ser reconfortado por un autor y sus historias nos aleja de lo cotidiano que huele a muerte, pues sabemos que hacia allá va el camino. Lo fantástico nos asombra y nos deleita para seguir adelante un rato más. Cuando el efecto del placebo pasa, no nos queda otra opción que no sea volver y buscar más. Pasamos del placer a la adicción, y vaya que no nos es problema ni motivo de vergüenza. Pasar un día sin literatura… mejor morir de una vez por todas.

Mientras tanto, más placebos literarios; más ficción, por favor.

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jalJuan Albor es editor de tiempo completo y un escritor muy incompleto. Adora aprender cosas nuevas y es tan curioso que si fuera gato ya habría muerto más de 7 veces. Transhumanista, amante del Earl Grey y la fotografía, espera ingresar a la maestría en filosofía de la ciencia en 2018.

@lector.urbano

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