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POOR THINGS

O LO INNOMBRABLE FEMENINO

 

Andrea Madrueño

 

Difícil de clasificar y descrita por su director, Yorgos Lanthimos, como “una retorcida comedia romántica de ciencia ficción”, Poor Things (2023) nos sorprende al presentar con delirante belleza una relaboración del mítico Frankenstein de Mary Shelley a partir de la novela ¡Pobres criaturas! (1992) de Alasdair Gray. Con delicioso e incómodo humor negro, y una estética que oscila entre lo victoriano y lo retrofuturista, la historia sigue las andanzas de Bella, objeto de un extraño experimento llevado a cabo por el científico Godwin Baxter (God), quien logra resucitarla tras un intento de suicidio, intercambiando su cerebro por el de su bebé no nacido.

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El guion desarrolla con agudeza la posibilidad de la hibridez y la otredad, encarnadas en un personaje que posee cuerpo de adulta y la mente de un infante. Bella Baxter desafía las convenciones sociales; ajena a conceptos como la represión y el pudor, se convierte en representante de aquello que comúnmente equipara a lo femenino con lo monstruoso. En tanto metáfora de lo que sale de la norma, la figura del monstruo sirve como ejemplo de lo anómalo, es decir, como la expresión de una forma disruptiva de existencia o de conducta. En su ensayo El monstruo como máquina de guerra (2017), Mabel Moraña señala: “Si la norma(lidad) social fue concebida como la cualidad que representa la unificación y homogeneización de los individuos y comunidades en torno a convenciones y valores, la condición impura y degradada del monstruo está marcada por la excepcionalidad y la excentricidad. El monstruo sirve como contradiscurso identitario y como paradigma de alteridades amenazantes y recónditas.”

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Al respecto de lo monstruoso y la feminidad, el imaginario cultural posee todo un panteón de brujas-diosas terribles: La Esfinge, Medusa, Circe, Kali, Dalila, Lilith y Salomé, entre otras. Deidades destinadas a representar los sentimientos ambivalentes del hombre hacia la mujer y la amenaza velada detrás de sus encantos. El estudio La loca del desván: la escritora y la imaginación literaria del siglo XIX, de las autoras Sandra M. Gilbert y Susan Gubar, desarrolla a profundidad el planteamiento que muestra la dicotomía entre la imagen idealizada de las mujeres como ángeles del hogar y todo lo relacionado con figuras grotescas de lo femenino. Ante lo cual, podemos reflexionar: ¿Qué resulta más monstruoso, la cantidad de horas que desde hace siglos las mujeres han invertido ante el espejo, acicalándose y sometiéndose a todo tipo de torturas, preocupadas por los olores, las señas de envejecimiento, el cabello rizado o lacio, la delgadez o el exceso de carne en un vano intento por asemejarse a una imagen idealizada de pureza y fragilidad o el surgimiento de una “monstruosidad” reprimida, vinculada a la expresión de una subjetividad y sexualidad negadas durante largo tiempo?

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Bella Baxter, como creación de laboratorio —única e inédita—, nos remite al estado de abyección del monstruo que brotó de la pluma de Mary Shelley, analizado en el texto «Female gothic: The monster´s mother» (Ellen Moers, 1976) desde una perspectiva femenina que plasma miedos profundos acerca de la sexualidad y las implicaciones de engendrar vida. Advirtiendo que, al momento de dar a luz a su criatura literaria, la autora misma experimentaba por primera vez la maternidad, siendo una adolescente cuya afición por la lectura le había ayudado a forjarse un sentido y una explicación sobre las cosas. Del mismo modo, el texto “La gemela del horror: la Eva monstruosa de Mary Shelley” (La loca del desván: la escritora y la imaginación literaria del siglo XIX) apunta hacia evidentes semejanzas entre el monstruo y su autora. Con descripciones de un monstruo horrible y enorme, Mary Shelley bien podría haber estado haciendo referencia a su propio embarazo. La criatura, en su situación de deformación e ilegitimidad, parece ocupar el lugar de lo innombrable. Eso innombrable que corresponde con la carencia de nombre e identidad de la mujer dentro de la sociedad patriarcal y que también se puede percibir en la situación de Mary Shelley, rechazada por estar casada y embarazada ilegítimamente, sirviéndose de la literatura para comprender un mundo dominado por hombres.

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Las similitudes entre Mary Shelley y su criatura abarcan no sólo en el contexto de la novela, también podemos encontrar coincidencias interesantes entre la escritora y Bella Baxter. En su biografía se dice que pocos años antes de la escritura de Frankenstein, Mary Shelley fue enviada por su padre William Godwin (filósofo, político y escritor) a Escocia, a pasar unos meses con la familia de su amigo William, un radical disidente de apellido Baxter. Para Mary esa vivencia fue significativa y años más tarde escribiría en la introducción de su novela: “Imaginé este libro allí. Fue bajo los árboles que rodean la casa, o en las desiertas laderas de las montañas cercanas, donde tuvieron lugar mis primeras ideas genuinas y los primeros vuelos de mi imaginación.”

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Bella por su parte, renace como lienzo en blanco, inmune a las reglas sociales, después del experimento al que la somete God. Este evento propicia su transformación, pero es importante resaltar que ella misma es quien consigue escapar del guion que la sociedad le tenía preparado; una auténtica travesía por descubrir cuál es su lugar dentro de un orden que tiende a dejar a las mujeres sin representaciones adecuadas para constituirse si no es en relación con los hombres. ¿Qué es una mujer y qué es lo que se espera de ella? La verdadera fortaleza de un relato como Poor Things radica en resaltar el potencial de esa ambivalencia. Bella Baxter nos interpela acerca del temor a la locura y el caos, asociados con la idea de las mujeres liberándose del estatus hegemónico que se les ha asignado como objetos (de servicio y de deseo). ¿Qué somos o que deberíamos ser? Ahí están esos guiones en blanco para que cada quien los responda como mejor pueda, por supuesto, a riesgo de enfrentar las implicaciones de nuestra propia marginalidad.

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REFERENCIAS

Entrevista para The Guardian, “My films are all problematic children: director Yorgos Lanthimos on Poor Things”, 31 de diciembre, 2023.

Moraña, M. El monstruo como máquina de guerra (2017)

Gilbert, S. M y Gubar, S. La loca del desván: la escritora y la imaginación literaria del siglo XIX, de las autoras (1998).

Shelley, M. Frankenstein o El moderno Prometeo. (1818).

Moers, E. «Female gothic: The monster´s mother» (1976)

 

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Andrea Madrueño

Bruja y psicoterapeuta. Especializada en las artes oscuras de la teoría psicoanalítica. Escritora de cuentos tétricos que han sido publicados en antologías y revistas digitales como Medusas (2022), Siniestras: cuentos de mujeres que incomodan (Especulativas, 2022),Penumbria Distópica (2022), Penumbria #56 (2022), Cósmica Fanzine (2022), Navidades Paralelas (Lengua de Diablo, 2022) y Revista Exocerebros #5 (2023).

Twitter: @andreamadrueno

Instagram: @andreamadrueno

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