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SI TE JALO DE LA COLA,

¿QUÉ PALABRA DICES TÚ?

Manuel Barroso

 

 

Hace años, unos cuatro más o menos, tenía la firme intención de hacer un estudio largo, profundo y específico sobre el Crack (el literario, en el otro sigo haciendo el doctorado). Para ello, me dediqué a leer todo lo que pude conseguir de los cinco autores que conformaron, en su momento, dicho “movimiento”. Urroz me aburrió, Palou me dio sueño, Volpi a veces (contadas) me agradó y Padilla me pareció interesante (es un gran cuentista).

Sin embargo, Ricardo Chávez Castañeda me encantó.

Me parece que, de los cinco, es el que tiene la imaginación más arriesgada y un tino envidiable para encontrar las historias que cuenta. Tal vez se deba al tipo de obsesiones a partir de las que escribe.

SeverianaObsesiones –los niños, el mal, el lenguaje– que se dejan ver con extraño esplendor en Severiana.

La novela, publicada por el Fondo de Cultura Económica en su colección “A través del espejo”, narra la desdichadísima historia de Fermín, Isabel, Fernanda, Francisco, Carmen, Sergio, Pilar, Goran… y del resto de los niños que tratan de entender por qué, de repente, las bancas de sus compañeritos están vacías, por qué sus padres no les dan espacio para respirar, por qué nadie les dice si hay forma de evitar “la llamada” para no desaparecer como el resto.

La novela es, sobre todo, una muestra de cómo la lectura es el último resquicio de esperanza ante el terror.

Mentí. La novela es una muestra de cómo nuestro propio lenguaje nos arrastra al carajo.

Severiana, libro en el que siempre se está leyendo y escribiendo para encontrar una puerta de escape, es –junto con El libro del silencio– el primer momento en el que Chávez Castañeda da forma precisa a su más grande preocupación: no podemos narrar una historia diferente a la que conocemos –historias de dolor, crueldad, muerte, sufrimiento, desamor– porque esas historias viven dentro de nuestro lenguaje. Cuando le pides a alguien que sea tu novi@, le estás poniendo encima todas las historias de amor que llevan por ese camino.

Te reto a encontrar una historia, una, que narre el amor feliz.

Siempre se habla de los tropiezos, las dificultades, las infidelidades.

Tal vez sea así porque el lenguaje con el que nos contamos eso está enfermo con todas esas características.

Es en esta idea donde radica la maravilla de esta novela: esto es literatura fantástica, no hay duda de ello (también es un libro de terror clavadísimo), pero  los elementos que la colocan en dicho campo no tienen nada que ver con dragones o duendes. Aquí el elemento fantástico son las palabras.

No, nada de abracadabra ni expeliarmus. Aquí la magia está en puente, cristal, isla, cofre, pirulí, amor, plantita o manso.

Una magia habitada por monstruos, bestias imparables que quieren abrazarte  y lamerte.

Lamerte con amor como si no hubiera mañana.

Lamerte hasta que sólo queden tus huesos y mueras hecho polvo por su cariño.

Lo que hizo aquí Ricardo Chávez Castañeda es uno de los libros más escalofriantes que ha dado la literatura de la imaginación en el país porque usa todo menos las herramientas con las que convencionalmente se escribe terror.

Todo lo que se necesita es la idea de un germen, un monstruo indestructible que ronda entre nosotros y se mueve con cada una de nuestras palabras.

Oye, oye… ¿eres una vaca?

IMG00330-20120517-2113-1Manuel Barroso nació, creció y murió antes de enterarse de ello. Por eso reseteó la consola y sigue aquí. Lee como poseso, escucha rap y jazz de forma adictiva, escribe porque le duelen las historias. Odia las verduras.

Mañana comprará un rifle.