Segunda carta náutica
DE DIOSES Y PIRATAS
Alejandra Q. Pérez
En la primera carta náutica mencionamos la presencia de los dioses aztecas en la saga de películas Piratas del Caribe (2003); sin embargo, los primeros dioses en tener afinidad con los piratas fueron los griegos.
La mitología griega es una de las que más criaturas y seres fantásticos han generado para la posteridad. La mayoría de los relatos pertenecientes a esta tradición artística han sido reescritos, reinterpretados y representados en miles de historias distintas y en cualquier rama del arte.
De todos los seres mitológicos en esta ocasión nos interesan los dioses del Olimpo.
Cuando se habla de piratas, podríamos entrar en un conflicto con las definiciones que pueden atribuírsele. Tom Bowling nos dice que “un pirata necesita un territorio sin ley, armas, víctimas y la habilidad de moverse con rapidez […] y, por supuesto, que existan valores o dinero que se pueda robar” (Piratas y corsarios, 2010). Sin embargo, nuestros amigos griegos tenían por costumbre poner a héroes épicos cometiendo actos de piratería.
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La aventura que mejor representa esto es la realizada por Jasón y sus Argonautas. La historia es narrada en el poema Argonáuticas de Apolonio de Rodas, con la siguiente trama a resolver: Jasón nace como hijo de un rey destronado que, tras entrenarse con el hacedor de héroes Quirón, debe recuperar el trono que le pertenece por herencia. En su camino a su encuentro con el rey, una anciana le pide ayuda para cruzar un río, a lo que Jasón acepta sin saber que acaba de pasar la prueba puesta por la diosa Hera. Cuando el rey le ordena robar el vellocino de oro del lejano país de la Cólquide, Jasón no tiene más remedio que aceptar, aunque no se cree capaz de superar tal travesía.
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Contrario a los héroes clásicos como Aquiles, Odiseo, Hércules o Atalanta —estos dos últimos siendo miembros de su tripulación—, Jasón no sabe dirigir a los 50 hombres a bordo de su barco, desconoce cómo enfrentar batallas sin perder el temple y suele refugiarse tras sus compañeros o las mujeres que le rodean ante un peligro demasiado aterrador. ¿A este héroe falto de heroicidad le otorga su protección la reina de los dioses? Curiosamente, sí. Y no sólo Hera apoya a este peculiar capitán, pues Atenea y Afrodita también le protegen. Si las diosas están de mal humor y lo ignoran, es Medea, esposa de Jasón, quien le salva de situaciones complicadas, además de ser gracias a ella que logra obtener el vellocino.
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De este modo tenemos una epopeya griega que rompe con lo clásico de su propia época, a la par que observamos una aventura pirata donde el objetivo es robar un valioso tesoro para obtener un poder mayor. Además, como agregado importante, el término de Argonautas viene, justamente, por ser navegantes —nautas— del Argos, navío donde se realizan todos los viajes de esta dispareja tripulación.
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Jason and the Argonauts (Don Chaffey, 1963)
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Ya que mencionamos a Hércules, además de su viaje pirata a bordo del Argos, podemos reflexionar acerca de sus 12 trabajos; algunos de ellos incluyen actos de piratería como robar objetos valiosos. Los últimos cinco de estos trabajos consistían en robarle a seres poderosos algo de alto valor, como lo fueron el cinturón de Hipólita o al propio Cerbero, perro guardián de los dominios del dios Hades.
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Por supuesto, así como tenemos esta manera un tanto indirecta de piratería, la mitología griega también cuenta con expresiones más directas. Una de ellas es la aventura del dios Dioniso en un barco pirata. El mito cuenta que un día, mientras Dioniso observaba el mar, captó la atención de un barco pirata que circulaba por la zona. La tripulación queda impresionada por su apariencia y lo confunden por algún noble, por lo que deciden raptarlo para pedir rescate. Dioniso, siendo el dios que es, no opone resistencia y navega feliz en su nueva aventura, hasta que decide hacer suya la nave transformándola en un barco que produce vino abordo y es jalado por los tripulantes transformados en delfines.
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Como hemos podido repasar, en la tradición griega existen varios ejemplos de piratería, todos ellos relacionados en menor o mayor medida a las figuras de los dioses. Por supuesto, como mencionamos al inicio, esto no es exclusivo de la mitología griega, pues también los vikingos son otra clase de piratas, por lo que la mitología nórdica también está plagada de referencias a la piratería.
Las mitologías nos muestran que los piratas existen desde mucho antes de que se avecinara su época de oro, lo que nos da un mejor panorama de las sociedades pasadas, pues recordemos que uno de los elementos que hacen posible la piratería es el vacío de autoridad, así como la pobreza extrema. Claro está, no podemos dejar de lado la curiosa manera de mezclar los viajes piratas con los dioses, pues la mayoría de estos eran realizados por “héroes” bendecidos por alguna deidad, resaltando la importancia del valor épico-heroico que motivaba la ficción en aquellos siglos.
¿Los griegos y nórdicos eran los únicos que exaltaban la piratería? Habrá que seguir el viaje para averiguarlo.
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Alejandra Q. Pérez (Guadalajara, Jalisco; 1999)
Egresada de la Lic. en Escritura creativa (UdeG). Codirectora del proyecto Palabras en Común, dedicado a la difusión del arte y la creación de talleres literarios. Ha publicado en diversas revistas y antologías digitales y físicas. Ponente en el Primer Encuentro de Estudios Frikis (Colef, 2023) y en el Primer Encuentro de Minificcionistas en Jalisco (UdeG, 2023).
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