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EL SUEÑO Y EL MITO*

Laura Martínez Abarca

Los primeros instantes del sueño son la imagen de la muerte; un entorpecimiento nebuloso

se apodera de nuestro pensamiento, y no podemos determinar el instante preciso en el que el yo,

bajo otra forma, continúa la obra de la existencia.

NERVAL

Suen?o causado por el vuelo de una abeja 1944 Dali?

“Sueño causado por el vuelo de una abeja alrededor de una granada un segundo antes del despertar” de Salvador Dalí, 1944.

Ya sea que leamos la visión esmerada de un demiurgo obstinado en imaginar a un hombre digno de vivir en el mundo de los vivos, sin saberse éste, al mismo tiempo, la apariencia del sueño de otro (Borges, 2001); o escuchemos el relato de Nicasíbula de Menesia, quien debido a su esterilidad se dirigió a Esculapio, protector de la salud, y durante mucho tiempo durmió en el Abatón (lugar en donde se realizaba el milagro) hasta el día que vio venir al dios acompañado de su serpiente, la cual, por último, tuvo una relación sexual con la mujer y después de un año parió a dos hijos al mismo tiempo (Löbsack, 1986); o el curioso, por no decir excéntrico, método de creación a través de los sueños (2010[1892]) utilizado por Robert Louis Stevenson y del cual nació El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde, en donde el autor plantea: el hombre y sus otros yos “incongruentes e independientes entre sí”; o las visiones nocturnas que nos asaltan al descansar y agitan el espíritu en la vigilia; ¿quién nos asegura que esas sensaciones formidables y perturbadoras no modifican la experiencia vital y por ende nuestra actitud frente a la vida? En cualquiera de estos casos encontramos una especie de fe y al mismo tiempo de sugestión que ha reclamado, en todos los tiempos del hombre, significado, un sentido que en cierta forma justifique la existencia misma.

La aventura ordenada que nos regala el sueño, aunque se componga de imágenes insólitas o hechos que jamás en nuestra vigilia hubiéramos realizado, ni siquiera pensado, se ha interpretado, principalmente, porque nos parece inconcebible que los sueños existan sólo para perturbarnos. En este sentido, el sueño ha adquirido diversas significaciones en todos los pueblos del mundo: vaticinador de los acontecimientos venideros, anunciador de chamanes o jefes de tribu, o como el lugar a donde van las almas después de la muerte.

El mundo maya y náhuatl

Los chamanes mayas y nahuas de hoy en México están convencidos que el aprendizaje chamánico se adquiere únicamente con el espíritu separado del cuerpo, ya sea en el ek-stasis (inducido por alucinógenos o por enfermedad) o en el estado del sueño, en donde se les manifiestan los secretos de la profesión: “la tierra, como madre de todo ser viviente, es también la que otorga el conocimiento de la medicina a los humanos, conocimiento que se revela en sueños o por ‘muerte y vuelta a la vida’ del individuo” (L. Reyes en De la Garza, 1990: 114). Esta analogía la encontramos entre los chamanes siberianos y australianos, en los que el sueño es uno de los medios donde se manifiesta su vocación mística y que “a pesar de las variantes regionales concretas, se dan patrones de comportamiento comunes que permiten hablar de prácticas mágico-religiosas, más o menos semejantes y, a la vez, dotadas con rasgos específicos que varían de una tradición a otra” (Amador Bech, 2011: 208). En este sentido se puede decir que, en las diversas culturas arcaicas, una de las prácticas más frecuentes entre los especialistas rituales es la búsqueda de la visión, como fuente de poder mágico, a través del sueño.

SuenioExtasis

De este modo, la interpretación del sueño es determinante para estas culturas, ya que lo vivido en sueños es parte de la realidad y por eso la exégesis es imprescindible. Así, encontramos que los sueños pueden mostrar algún suceso del pasado, lo que está ocurriendo mientras se sueña o una premonición de un acontecimiento por venir. Se cuenta que a la llegada de los españoles, Moctezuma se encontraba muy intranquilo y mandó a preguntar a todos los “prepósitos y mandoncillos”, a los viejos y viejas, a los sacerdotes, si sus sueños revelaban algo acerca de los forasteros, “o de los que avía de acontecer”. La respuesta de algunos viejos fue:

… as de saber que estas noches pasadas nos mostraron los Señores del Sueño, como el templo de Vitzilopochtli lo viamos arder… y al mismo Vitzilopochtli lo viamos caído y derribado… as de saber que los sueños que estas tus madres han soñado son que veían entrar un rio caudaloso por las puertas de tus casas reales, y con la mucha furia que llevaba derribada las paredes de tu casa… y llegaba al templo y con el mismo furor lo echaba por tierra, de lo qual los grandes y señores, temerosos, desamparaban la ciudad (De la Garza, 1990: 49).

Respecto a la interpretación del sueño, Mercedes de la Garza dice:

Esta referencia nos da a conocer, en primer lugar que había deidades del sueño, o sea, que eran los dioses quienes mostraban a los hombres, durante el sueño, lo que ocurriría en el futuro, a través de ciertas imágenes que les presentaban, y en segundo lugar que esas imágenes era simbólicas o metafóricas, es decir, que no ocurriría lo que se veía, sino otra cosa: en este caso, la invasión extranjera fue simbolizada por el río que entró y derribó templos y casas (1990: 49).

En otros grupos nahuas, como en el mexica, existe la palabra cochitlehualiztli, que en castellano equivale a ensueño y su etimología corresponde al levantamiento cuando se está dormido, es decir, la ensoñación daba la posibilidad de que el espíritu se levantara del cuerpo y visitara lugares nuevos, o sea, las imágenes vistas en los sueños .

Así como los objetos tienen un “ser”, así como dentro de ellos vive algo espiritual, las personas, en el mundo de la imaginación de los pueblos primitivos, poseen “almas” que llevan una vida propia en cierta forma comprendida, y a veces también puede alejarse del cuerpo: en las noches, cuando se está dormido, el alma abandona su envoltura corporal y anda de aquí para allá. Lo que experimenta es lo que sueña el durmiente. Cuando el alma regresa de sus andanzas, despierta el cuerpo (Löbsack, 1986: 47).

En este sentido, en el mundo náhuatl y maya, el sueño es una representación de un suceso actual: “lo que el alma está viviendo en el momento del sueño (viajes a las regiones sagradas y comunicación con los dioses y otros espíritus sobrenaturales, con los muertos y con otras almas de hombres vivos)” (De la Garza, 1990: 123). Este vagabundeo del alma “puede llegar hasta las montañas donde viven los dioses ancestrales y recorrer otros diversos espacios, vive aventuras y se relaciona con los seres sobrenaturales que deambulan en la noche y con los muertos” (De la Garza, 1990: 193). Es decir, el alma, mientras el cuerpo duerme, va a “ver el mundo” y vive otras experiencias que no serían posibles en el mundo de la vigilia.

the soul hovering over the body william blake

“The soul hovering over the body” de William Blake, ilustración del poema «The Grave» de Robert Blair, 1805.

Hay que hacer notar que esta separación del espíritu y el cuerpo es una forma de muerte transitoria que, tanto en el mito del descenso a los infiernos como en el viaje iniciático, contempla la Muerte como el pasaje hacia una nueva consciencia espiritual, es decir, a través del sueño los hombres destinados a ser chamanes no sólo reciben la instrucción, sino que es mediante un estado similar al sueño o en un “como quedarse dormido” (muerte iniciática) que bajan al inframundo. Este descenso está siempre en relación con la revelación de la ciencia sagrada, con la sabiduría.

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“Dying” de Alex Grey, 1990.

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REFERENCIAS

Amador. (2011). Arte rupestre, chamanismo y poder en el Desierto de Sonora. En Ayala Blanco y Mora (Coords.), Grupos de poder en México. Alcances y perspectivas (207-227). México: FCPyS, UNAM.

Borges. (2001). Las ruinas circulares. En Borges, Ficciones. Madrid: Alianza.

De la Garza, M. (1990). Sueño y alucinación en el mundo náhuatl y maya. México: UNAM.

Löbsack, T. (1986). Medicina mágica. México: FCE.

Stevenson, R. (2010). A través de las praderas. México: Porrúa.

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* Fragmento de la tesis El sueño y el mito. Narrativa simbólica de Aurelia. El sueño y la vida de Gérard de Nerval, México: UNAM, 2013.

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lauraLAURA MARTÍNEZ ABARCA

Aunque todo parece incierto los hábitos se cumplen rigurosamente, sin pensarlo, miro mi mano derecha con una taza de café negro ¿de dónde salió? Pero qué sucederá, nadie lo sabe. Lo más probable es que veamos transcurrir la vida en espera de un vuelco que nos revire, como esos insectos tumbados sobre sí mismos haciéndose los muertos, aferrados a la vida.

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